El eneatipo 7, la gula.

Hoy toca conocer en profundidad al Peter Pan del eneagrama, un goloso que aparentemente siempre está contento. Y si es tan feliz ¿para qué va a cambiar? Y si es tan alegre, y la alegría evidentemente es una emoción, ¿cómo es que es un eneatipo racional? Los sietes, como no podía ser de otra forma, dan mucho juego; pero, como todos los eneatipos, tiene una sombra bien alargada.

Muchas veces queremos identificar al 7 por su espíritu fiestero; pero, suele ser más eficiente hacerlo por tu tendencia a evitar el dolor.

Sobre todo esto, y mucho más, va el post de hoy. Nos metemos de lleno en el mundo de la gula. ¿Nos acompañas?

Yonkis de la dopamina

Los que evitan el dolor y el conflicto

1.1 Rasgos de personalidad del eneatipo Siete

El eneatipo siete tiene pasión por la gula. Como veremos, es una gula de que va más allá del gusto por la comida.  La gula tiene un papel protagonista en la Divina Comedia de Dante y no hay que olvidar que era uno de los siete pecados capitales. Nuestros glotones, normalmente, son personas extrovertidas que anhelan estar rodados de gente. Necesitan sentir que tienen el control y buscan la libertad.  Están enganchados al entusiasmo y están inmersos en un frenesí constante. Desde ahí, contactan con una euforia que les impide vivir con cierta sobriedad y tranquilidad. Sueñan con encantar al mundo, mientras se olvidan de sí mismos.

En palabras de Hellen Palmer (autora de varios libros de eneagrama): «Si descubres que eres un Siete en el Eneagrama, y que tu vida está dirigida por el deseo de dejar abiertas múltiples opciones de modo que no te pierdas ninguna aventura emocionante (punto Siete-gula), en ese caso, dominar la capacidad de centrarte cada vez en una cosa puede significar un gran alivio. Si eres un Siete, el enfoque multiopcional de la vida te llevará a creer que no estás limitado y que eliges cada día con libertad. Dicha ilusión proseguirá hasta que llegue el momento en que intentes lograr un compromiso permanente, o intentes meditar centrando la atención en un solo punto.En ese momento, tus aliados vendrán a ti. Una verdadera avalancha de planes brillantes. Mientras más trates de fijar tu atención, más sugerentes serán tus planes y pensamientos. El concepto de conciencia superior será para ti una opción atractiva hasta que descubras que no puedes controlar tu mente. Sin embargo, si eres un Siete, la mente simiesca será tu maestro interior personal. Cuando la atención salte de un lado a otro, te acordarás de devolverla suavemente a su sitio.»

Para un siete la vida es como un buffet libre; como más por los ojos que por la boca. Pero no puede dejar de pensar que mientras está a tope con las tostadas, podría estar también zampando una torilla de patatas. Y todo está ahí, accesible para él. Un auténtico sietón tendrá mil posibilidades en la cabeza y todas ellas bien estimulantes.

Sus fijaciones principales son la seducción – manipulación.

Como mecanismo de defensa tiene la sublimación del placer. Desde aquí, evita cualquier encuentro con el lado oscuro de la vida. Esta idea es mucho más potente que la imagen habitual del eneatipo siete que siempre está de juerga. Puede estarlo, pero también alguien que no le va tanto la chufla puede ser siete. Como segundo mecanismo de defensa manejan la deflexión, con ello, aprovechan para irse de safari mental. Su ausencia del aquí y ahora, les lleva a tener serías dificultades para estar en presencia y contactar con su esencia.

Esta gula es una pasión por evitación del dolor y, en consecuencia, una búsqueda constante de la emoción de la alegría. Una exagerada (y excitada)  alegría que se necesita como el comer y que, por tanto, esconde un niño triste y asustado. En palabras de Claudio Naranjo: «su búsqueda de placer tanto como su evitación del dolor son una reacción de escape ante la angustia, y una forma de huida de sí mismo. Naturalmente, no se trata aquí de gula de alimentos solamente. Corresponde la gula que describen los teólogos a lo que el psicoanálisis designa como oralidad receptiva, que constituye un gesto psíquico semejante al de un niño de pecho, y que bien puede considerarse como una regresión de un adulto a esta posición infantil más privilegiada en la vida. La gula no sólo entraña hedonismo en un sentido sensual, sino en un más amplio sentido que incluye el no querer incomodarse y el placer particular de la no frustración; es decir, la autoindulgencia.»

Este hedonismo se pone al servicio de una barra libre experiencial. Los golosos necesitan mucha intensidad y, a la vez, quedan esclavos de la necesidad de agradar. Podríamos decir que mientras los unos se someten al «tengo que» los sietes tienen el foco en lo opuesto: el placer.

De hecho, los que son más simpáticos usan tanto sus encanto para seducir en una reunión social, como para deflectar. Es decir, alguien le echa en cara algo que ha hecho (mal) y él, con ironía o directamente con un chiste, le da un capotazo cambia de tema. En el fondo, es un «payaso» triste que no ha sabido crecer y convertirse en un adulto responsable. Prefiere ser un astuto arlequín que busca disfrutar y evita el dolor.

Son los reyes de la distracción y la superficialidad.

Pasa a la acción pero sus movimientos llevan el sello de la racionalización (que le evita bajar al corazón) y la autoindulgencia (que le permite ser aparentemente libre).

Con los sietes tenemos un problema de partida: parece que notuvieran una sombra tan pronunciada como otros eneatipos -por ejemplo el ocho-. Óscar Ichazo usaba para ellos la palabra clave de la Charlatanería y una persona que no calla es un pesado; pero, de ahí, a que eso sea algo neurótico hay un trecho.

En realidad, lo mismo pasa si nos centramos en la gula en sí misma. Si pensamos en alguien así, no parece que este pecadillo de comer sin medida sea para tanto. Por ello, es imprescindible entender la gula como una gula de todo; es decir algo que va más allá de la comida y que va de la mano de unas ganas desmedidas de estar en el placer . En este sentido, Claudio Naranjo, apunta:

«Más allá de la descripción cristiana de la gula como una afición desmedida por la comida, la gula caracterial puede ser descrita como una pasión de más y mejor que se manifiesta especialmente como una fascinación por la novedad, lo desconocido y lo exótico, una excesiva dependencia del placer, una tendencia automática a evitar el dolor y la frustración, y un afán por gustar, por ser popular y recibir admiración«.

SESIONES de ACOMPAÑAMIENTO INDIVIDUAL

Tienen una clara dificultad en integrar su parte intelectual con su parte emocional, lo que les lleva a estar siempre pensando en nuevas estrategias futuras que les saquen del aquí y ahora.

Como sus compañeros de tríada los cinco y los seises, su cabeza siempre está de cháchara; parar la mente es realmente difícil y, desde ahí, es muy difícil bajar a la emoción. Los sietes razonan con agilidad y, siempre, están en un diálogo interno; pero, este parloteo les hace no conectar con su esencia y quedarse siempre en lo superficial.

Suelen estar de buen humor (un poco como los gnomos). Claudio Naranjo comentaba que a la mayoría de los eneatipos les va muy bien tender a comportarse como los sietes, excepto a los propios sietes, ya que, actuando siempre así dejan de ver la propia realidad por estar siempre en el lado optimista de la vida. Así, las personas de este eneatipo suelen ser alegres y joviales, pero, como veremos más adelante, no hay que confundirlas con la típica persona que siempre está de fiesta. El siete también ha podido estar en eso, pero no es requisito indispensable, y muchas veces se muestra al siete sólo de esa forma. Es mucho más neurálgica su tendencia a evitar el conflicto y no ver la parte dolorosa de la vida.

«La felicidad no es exuberante ni ruidosa, como el placer o la alegría. Es silenciosa, tranquila y dulce».
Isabel Allende

Con ello, la actitud positiva ante la vida, que tanto bien hace a otros eneatipos —sobre todo a los de la parte de abajo del eneagrama aunque también, por ejemplo, a algunos nueves—, a los sietes ya no les sirve. Nuestros protagonistas, como consecuencia de su rechazo a sufrir, no se enfrentan al conflicto. Cuando la cosa se pone complicada o bien se escapan o le dan la vuelta al tema para evitar la confrontación. Podrían considerase una antítesis de otros eneatipos más combativos como los ochos y los unos, o, incluso, que algunos subtipos  como los cuatro sexuales o los seises contrafóbicos.

Matizar que el siete no es que no pueda estar en el conflicto, su dificultad es de enfrentarse a él con autenticidad y con ganas de mediar. Lo normal, desde la parte egoica, es que entre en el conflicto para salirse con la suya. Usará todos sus trucos dialécticos e intentará llevarse la razón. Si hace falta, volverá loco a sus interlocutor pero intentará quedar por encima. En la confrontación puede parecer muy seguro, pero la procesión va por dentro.

Sus ganas de no ver la parte complicada de la vida le lleva a perder la oportunidad de crecer. Como bien sabemos, la vida nos trae de todo y en lo que parecen, en un principio, dificultades, nos encontramos las mayores oportunidades de evolucionar. Si miramos para otro lado, nos convertimos en niños grandes que siempre están a expensas de su deseo. En este sentido, Eckhart Tolle distingue, con acierto, entre deseo y entusiasmo (disfrute a tope de lo que hacemos); de hecho, el entusiasmo es literalmente estar en lo divino. Pero esto, para el eneatipo siete, son palabras mayores. Él está siempre enmascarado detrás de una alegría ligera que por impositiva termina por ser falsa e inconsistente. La eterna sonrisa de nuestros golosos esconde una falta de madurez alarmante.

El personaje de «El canallita» de Pantomima Full, cuadraría muy bien con un siete con su personaje venido bien arriba. Seguramente, un siete sexual.
 

Desde esta actitud evitan vincular de verdad. Les encanta un cierto grado de vinculo; pero, cuando la otra parte les propone entregarse en una relación es muy habitual que se hagan caquita y queden presas del pánico. Desde su cobardía patológica les costará decir que no, pero tampoco dirán que sí y, poco a poco, el vinculo y la relación se irán evaporando.

FORMACIÓN online de ENEAGRAMA

Así, los sietes se obsesionan con la magia de lo efímero y la evitación del dolor. En este sentido, les viene bien aprender un poquito de los cuatros. El eneatipo envidioso se regodea en su dolor, pero por lo menos lo encara y no escapa de él. Los sietes necesitan confiar en que lo que las vida les trae es lo que les sana. Sin embargo, están pendientes de poner la vida a su servicio, al servicio de su propio brillo. Es como si una hojita de un árbol sacase pecho por lo bien que se mueve y no entendiese que su movimiento está supeditado a que el viento sople y que la rama del árbol la sostenga; ella por sí sola poco puede hacer. Igualmente al siete le cuesta entender que lo suyo no es tan importante y que le sentará mucho mejor aceptar (sin resignación) lo que el destino le está ofreciendo en cada momento.

«Hoy me toca llorar, yo que siempre reía»

Los sietes tienen la capacidad innata de ser buenos comunicadores y la gente, en general, quiere estar con ellos.  Se venden muy bien y, en ocasiones, parece que están en el grupo desde la generosidad. Sin embargo, ni  son tan generosos como parecen, ni tienen al otro tan presente como pudieran hacernos creer. Esta forma de ser, tan servicial, esconde buenas dosis de arrogancia -interés propio- pero, eso sí, a este eneatipo no se le verá el plumero como le puede ocurrir, en un momento dado, a los treses (sobre todo a los sociales).

El siete tiene sed de ser el centro de todas las miradas, de que los demás le tengan muy presente y de que se le tenga en cuenta para todo. Se considera un ser especial. Como bien dice Claudio Naranjo,  “el siete es un niño mimado que quiere que le den todo.”

Aun con todo, esta buena propaganda de sí mismos esconde, en los sietes, una gran inseguridad. No hay que olvidar que después del 6, el 7 es el más miedoso del eneagrama.

En ocasiones, al igual que el rígido pasivo femenino (carácter de bioenergética), el siete -sobre todo social y sexual- hace como que no se entera y, mediante la evasión o manipulación, se olvida de lo que le están mostrando, pensando en algo más cómodo y menos confrontativo. En general son  tan indulgentes como les gusta que lo sean con ellos; lo importante es no ponerse a malas y mucho menos entrar en la tristeza.

Como explica  Gonzalo Hervás, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y experto en emociones y psicología clínica:

“El bloqueo de una emoción puede ser un mecanismo automático de protección. Cuando la tristeza y otras emociones desagradables son muy intensas o nos generan sensación de descontrol, tendemos a negarlas. Lo cual, en general, tiende a amplificarlas”.

Los sietes son personas con una imaginación desbordante; necesitan tener muchas puertas abiertas, sueñan sin cesar y viven en el futuro (son muchas las cosas que quieren hacer y conseguir). Es un eneatipo narcisista –¡más incluso que los treses!– y piensa primero en sí mismo; así que, si para acceder a lo que quiere tiene que hacer alguna pequeña marrullería, pues la hará (sobre todo si es subtipo conservación).

Normalmente son gente muy leída y que ha vivido mucho, lo cual les hace poder hablar de casi todo, aunque de muchas cosas tengan solo una capa de barniz. Como hace tiempo recordaba nuestro amigo satero Gorka Iguiñiz, en una de nuestras minientrevistas en nuestro blog de Haiki:

“(…) me veo en esa charlatanería de sabelotodo -que únicamente escondía mi inseguridad-, en la dificultad para el compromiso y la autoindulgencia. A todo ello hay que sumar que, me vi, como un niño, compartiendo sus fantasías por no girar la cabeza y ver lo que había detrás.”

Fantástico sketch  de Óscar Terol que interpreta un buen charlatán que podría cuadrar bien con E7:

A los sietes la espontaneidad y desparpajo les hace salir del paso incluso en situaciones muy complicadas. Son muy locuaces y, gracias a ello, tienen bastante capacidad para convencer al otro de que se hagan las cosas como ellos/ellas quieren.

Muchas veces son como niños buenos que no terminan de crecer y que se asustan si aparece una complicación. Necesitan tener siempre la fiesta en paz y que se les ponga en cuestión o se les haga una crítica, no les gusta nada. Eso sí, incluso si se les pone de vuelta y media, pueden ser capaces de responder sin enfado aparente (o ni siquiera responder y ponerse a otra cosa). No les gusta estar en el lado negativo de la vida, el entusiasmo es su arma más potente; aunque les ocurran cosas negativas, rápidamente aplicarán las gafas de color rosa y transformarán la realidad para que parezca otra cosa. Eso de que “pase lo que pase es para bien”, puede ser su mantra de vida. Los cuatros verán siempre el vaso medio vacío y, además, se lamentarán de su mala suerte y siempre verán a otra gente que tiene el vaso más lleno que ellos. Mientras tanto, nuestros optimistas no es que vean el vaso medio lleno, verán mil formas de llenarlo hasta arriba en un pis pas.

Siguiendo esta idea, viene bien traer a primer plano las palabras de Paco Peñarrubia:

“(…) Siempre me he sobrepuesto a los males de este mundo negándolos de múltiples maneras, pero con un denominador común: si me lo monto bien, si soy feliz, si gozo y obtengo placer… esto significa que no han podido conmigo. O que mi estrategia no era errónea. O que no soy un iluso. Si tengo un buen proyecto, estoy a salvo de la rutina y el aburrimiento. Si entiendo las cosas con rapidez, si me las explico al instante, estoy a salvo de que me salpiquen, me dañen, me defrauden o me duelan. Con mi cabeza puedo crear un espacio disuasorio donde proteger mi “sensible” corazón. Gran parte de mi vida he vivido con la esa ilusión de felicidad, de placer. En el fondo, de profunda deshumanización aunque aparentara precisamente lo contrario. Luego, todo esto se ha ido cayendo, en la medida que he ido disolviendo mi rebeldía.”

“Deja que tus sueños sean olas que se van

libres como el viento en mitad del mar

creo que la vida es un tesoro sin igual

de los buenos tiempos siempre quiero mas.”

Sueños de Diego Torres/Julieta Venegas: ¡una canción muy de sietes!

A veces son una especie de arlekines o incluso bufones -el bufón era el único que se podía mofar del rey; es decir, que no tenía problemas ni conflictos ni siquiera con la misma autoridad- que estarán en la broma y el cachondeo constante. Para ellos, siempre hay algo positivo que ver en todo, aunque la realidad para el resto de los mortales sea de color gris.

En cualquier caso, esta sonrisa casi crónica del siete, siempre, esconde un niño triste. Lo que muestra al mundo es una jovialidad neurótica que le sirve para ser aceptado en un primer momento. Nuevamente, su realidad es diferente. Con el proceso personal nuestros optimistas empedernidos, se dan cuenta de la trampa y contactan con una tristeza muy profunda.

Como bien apunta, la experta en yoga, María Victoria Andreu:

“(…) Los Siete quieren estar siempre animados. Gustan de la aventura y de mantener altas sus expectativas. Existe una atracción química para las experiencias cumbre, como si en lugar de sangre circulara champán por sus venas. Están imbuidos por la creencia de que la vida no tiene límites. Siempre hay algo interesante que hacer. Si la vida no es aventura ¿para qué vivirla? ¿Por qué atarse si se puede avanzar?”.

Las personalidades pertenecientes al eneatipo siete suelen ser presas, como veremos más adelante, de diferentes gulas; las más evidentes y compulsivas suelen ser la de la comida y el sexo. Tienen tendencia a los excesos y si, en un momento dado, coquetean con las drogas, tendrán que tener cuidado con no caer en adicciones. En este sentido, serían como la antítesis de la austeridad de los cinco. 

Esta gula puede ser también de conocimiento y reconocimiento. Esta actitud tan hedonista se puede entender de diferentes formas; y, como bien apunta Claudio Naranjo:

“(…) puede estar enmascarada por una excesiva preocupación dietético-espiritual nacida de que la persona se siente inconscientemente culpable de su gula y se la prohíbe.”

Por un lado, son gente que puede ser bastante empática; aunque esa empatía tenga, a veces, la trampa de que, al final, esperan algo a cambio. No se trata de un dar, como el de los doses, o un perderse en los otros (confluir), como les ocurre a los nueves; es simplemente un estar en contacto. 

Por otro lado, pueden resultar un tanto crueles cuando han generado falsas expectativas en el otro y, de un día para otro, salen corriendo sin dar mucha explicación (o ninguna). Aunque bien sabemos que el eneatipo del eneagrama más cobarde por excelencia es el seis; éstos tienen un punto de lealtad que, en un momento dado, les puede hacer mucho más valientes que algunos sietes que sí que pueden resultar realmente cobardes. Estas huidas suelen resultar muy dolorosas para su entorno, pues el lugar que ocupaban difícilmente puede ser reemplazado. El miedo está ahí, aunque muchas veces el siete lo niega. Esta falta de compromiso les hace vivir siempre en la intensidad; todo ha de ser increíble y han de estar entusiasmados en todo lo que hacen.

Normalmente, con poco esfuerzo obtienen grandes resultados.

Son curiosos, imaginativos y fantasiosos. De hecho, les puede costar diferenciar la fantasía de la realidad. La creatividad (como en el eneatipo cuatro) es lo suyo. Como bien sabemos, las conexiones neuronales se van haciendo más abundantes cuanto más creativos podemos llegar a ser; por eso los sietes tienden a llegar a edades muy avanzadas en buen estado. Es más, desde hace tiempo también se sabe que esta capacidad creativa puede llevar incluso a crear nuevas neuronas (neurogénesis), fortaleza que los sietes no deben dejar de poner nunca en juego.

Victor Hugo Salamanca, comenta que los sietes son:

“hiperactivos, se lanzan en una actividad constante, haciendo y diciendo cualquier cosa que se les ocurra. Temen aburrirse y tratan de aumentar su estímulo y excitación manteniéndose en constante movimiento y distrayéndose con algo entretenido y nuevo, aunque hagan demasiadas cosas. Corren el riesgo de volverse superficiales, sin inhibiciones, volátiles, ostentosos, extravagantes.”

Quién dijo que el ajedrez era aburrido. No hay más que poner a un sietón, Pepe Cuenca, al frente de la retransmisión y !problema solucionado!

Así, todo lo dionisíaco les llama la atención; ahí donde esté el goce (son muy autoindulgentes) estarán los sietes con una sonrisa en la boca.

El experto en eneagrama, según Oscar Ichazo, Antonio Barbato comenta: «El personaje arquetípico de la tendencia a la indisciplina, en nombre del placer, es Dionisio, dios griego del vino y de la embriaguez. Él, a diferencia de Hércules (E1), no tiene ningún interés en ascender al gracias a sus actos; por el contrario, prefiere quedarse en la tierra y satisfacer libremente todos sus deseos, sin estar atado a ningún tipo de poder o de preocupación.
El E7 es indisciplinado, rebelde y va en contra de la autoridad. A diferencia de los desconfiados E5 y de los indecisos E5, son amantes de la vida, alegres, despreocupados, optimistas y convencidos de que siempre hay una solución para cada problemas. pero saben que esta capa de pintura dorada escasamente cubre las más profunda sensación de extravío y de inseguridad existencia.
El experto en eneagrama, según Oscar Ichazo, Antonio Barbato comenta: «El personaje arquetípico de la tendencia a la indisciplina, en nombre del placer, es Dionisio, dios griego del vino y de la embriaguez. Él, a diferencia de Hércules (E1), no tiene ningún interés en ascender al gracias a sus actos; por el contrario, prefiere quedarse en la tierra y satisfacer libremente todos sus deseos, sin estar atado a ningún tipo de poder o de preocupación.
El E7 es indisciplinado, rebelde y va en contra de la autoridad. A diferencia de los desconfiados E5 y de los indecisos E5, son amantes de la vida, alegres, despreocupados, optimistas y convencidos de que siempre hay una solución para cada problemas. pero saben que esta capa de pintura dorada escasamente cubre las más profunda sensación de extravío y de inseguridad existencia.»
 

Son “demasiado” expresivos y encantadores. Su lugar natural de estancia es el mundo epicúreo, buscando siempre el placer (y sobre todo, la ausencia de dolor). En este sentido, en uno de sus post, Isra García, experto en emprendimiento, hablaba de la existencia de los “Cabrones profesionales” y los venía a describir como:

“Es una forma de vida, es una filosofía, es un credo, es un club con que muchos o pocos pueden sentir afinidad. Está basado en los valores de un caballero de la mesa redonda, la picaresca de un trovador, la irreverencia y bribonería de un Don Juan del año 1613, persuasión y perspicacia, inteligencia social y emocional, creatividad, iniciativa, acción, pensamiento disruptivo, elegancia y descaro, humor, diplomacia, liderazgo compartido, el espíritu de equipo y esfuerzo prolongado. Es un grupo de personas que permanecen sobre los valores de la lealtad, la honestidad, dignidad, generosidad y respeto mutuo. Son cabrones porque son limpios haciendo el trabajo sucio”.

Son los aventureros del eneagrama y necesitan visitar miles de lugares y probar emociones fuertes.  Todos los planes del mundo son pocos; tienen una energía desbordante y han de inventar cientos de acciones ingeniosas para no caer ni por un segundo en el aburrimiento. 

A veces se sienten parte de un plan celestial que les hace ir en una dirección. El problema es que mientras transitan un sendero, a la vez, les apetece también ir por otro. Con lo cual, van repartiendo energías en varios frentes hasta que ocurre algo, o, simplemente, el día a día les desborda y se dan cuenta que no pueden con todo. Entonces, aparece la tendencia a abandonar un proyecto. El siete seguirá su camino por otro lado buscando más proyectos excitantes en los que embarcarse, pasando página a la velocidad de la luz.

Así, entre tanto alboroto, se dispersa su concentración; con todo ello, pueden resultar personas muy dispersas. Les será muy sanador focalizar en lo importante; en este sentido, centrarse en el eneatipo uno, con quien están directamente relacionados, les viene muy bien. No pensar en grandes y deslumbrantes planes les hará bien; han de bajar a lo concreto.

Ante tanto placer y búsqueda de la belleza, se hace difícil que se den cuenta de que, en realidad, es un eneatipo más del eneagrama y que tiene sus cosas buenas, pero también malas. En contraposición a esta idea, en un principio, tienden a pensar que ellos están de maravilla y que son el resto de eneatipos los que debieran cambiar para parecerse a ellos. Por todo ello, suelen tardar en entrar en crisis e incluso cuando entran en el proceso de crecimiento personal, a veces, les cuesta llegar a entender, realmente, cómo es su personaje y cuáles son sus mecanismos de defensa. De esta forma, los doses (los que, por norma general, se creen más cerca de Dios) y los sietes, suelen ser reacios a entrar en materia; pero cuando lo hacen, suelen caer con todo el equipo. Desde ahí, a veces con grandes crisis, pueden levantar el vuelo y, con el tiempo, ir encontrando su verdadera esencia. Al final, muchos de los que consiguen centrarse, acaban siendo terapeutas o en posiciones de mucha ayuda a los demás.

FORMACIÓN online de ENEAGRAMA

Nuestros seductores encantadores de serpientes, al igual que muchos doses, suelen caer presa del efecto Dunning-Kruger. Así,  muestran una injustificada gran confianza en sí mismos y se creen muy competentes, incluso en temas que apenas dominan.

A su vez, recordamos que el cerebro de un siete es una maquina de generar dopamina. Está enganchadísimo a la recompensa inmedita y todo lo que no segregue la hormona de la gratificación rápida y fácil, tenderá a desecharlo.

El E7 es un surfista del dolor. Para ello evitará, a no ser que sea un E7 conservación, cualquier tipo de conflicto. A cambio, usará estrategias manipulativas para jugar con las palabras y salirse con la suya. En todo goloso hay algo de narcisismo y orgullo encubierto.

Llegado este punto, es importante señalar que el E7 no está sanamente en contacto con su niño interior. Lejos de eso, juega a ser a un niño grande que no toma las responsabilidades de la vida. Aquí se emparenta claramente con el E2 conservación, que normalmente son mujeres que sigue siendo un punto aniñadas y su gran reto es terminar de hacerse mujeres. Al goloso le pasa algo parecido, sobre todo en el subtipo E7 sexual. De ahí, que muchas veces, podamos identificar muy bien este tipo de ego con la figura de Peter Pan.

En palabras de Sergio Fernandez:

“Peter Pan simboliza el potencial absoluto, como cualquier niño.  Cualquier niño puede terminar siendo una cosa o puede terminar siendo otra, pero tiene potencial para ser cualquier cosa. El problema de Peter Pan es que como no quiere dejar de ser ese potencial absoluto no se compromete con nada.  Peter Pan no quiere ser como el capitán Garfio, que es el arquetipo del tirano.  Es decir, no quiere convertirse en adulto y decide mirar sólo el lado oscuro de ser adulto (que lo tiene, claro). Peter Pan decide seguir siendo un niño mágico, el rey de los niños perdidos. Pero como no se compromete se queda en potencial, en lo que podría ser pero no termina de ser.”

Por ello, es tan importante que el E7 se dé cuenta de todo esto y, más allá de su tendencia a meterse en mil líos, pueda hacerse adulto. Desde ahí, sí que podrá conectar con su niño interno y vivir con plenitud.

El miedo del Eneatipo 7: El temor al dolor

Temen: ver la realidad con lo que hay. Huyen de los conflictos y del mal rollo. Su terror es encontrarse con el niño triste que habita dentro de ellos. El dolor les da pavor.

Como no pueden sostener que algo no sea ligero y placentero, se inventan una vida de color de rosa. Desde ahí, nace su tendencia encantar al personal y su adicción al entusiasmo.

Les pierde su optimismo desbocado que les hace meterse en muchos más planes y proyectos de lo que pueden abarcar.

Pasito anti-miedo: Respirar y mirar cara a cara a la realidad. Enfrentarse aunque sea a un conflicto.

Deseo egoico del Eneatipo 7

Estar contento. Escapar de lo que no bonito. Búsqueda de estímulos constante.

Relación entre el eneatipo dos y siete.

Son dos eneatipos de triadas diferentes y que ninguna flecha del eneagrama los une, por lo tanto, de partida no parece que tendrían tanto que ver el uno con el otro.

Sin embargo, cuando nuestros golosos están desatados parecen comerse el mundo y también pueden parecerse a algunos doses.

De hecho, esta duda entre el eneatipo goloso y el orgulloso la vemos mucho en nuestros cursos de eneagrama (sobre todo en las chicas). Creemos que podemos afirmar que sí hay una afinidad entre ambos eneatipos que se manifiesta en una tendencia clara al optimismo, un estar muy hacia fuera (exceso de impulsividad) y la necesidad habitual de mostrase como personas amables y dulces (esto varía en función del subtipo).

El narcisismo y seducción campan a sus anchas en ambos eneatipos y, con ello, tienen bastante engrandecida su visión de sí mismos. Es más, esta distorsión de su propia realidad es lo que hace que ambos tarden tanto en entrar en un proceso terapéutico real y comprometido.

Desde la seducción, ambos llegan a la manipulación; eso sí, la manipulación del siete es más racional y la del dos más sentimental.

Aunque, si queremos hilar aun más fino, como siempre, lo mejor es rescatar las palabras de Claudio Naranjo: «El principal contraste entre los dos caracteres (2-7) es que, mientras el glotón es afable, el orgulloso puede ser tanto dulce como agresivo (así que, como he señalado alguna vez, su lema podría ser «haz el amor y la guerra»). Su narcisismo también difiere. Podemos decir que el primero se mantiene mediante un aparato intelectual: la actividad de la charlatanería en el sentido amplio de la palabra. En el eneatipo II se apoya en un autoenamoramiento más ingenuo, un proceso emocional de enamorarse de sí mismo a través de la identificación con la autoimagen glorificada y de la represión de la imagen desaprobada. De igual modo, el narcisismo del glotón tiene una orientación más interna, en el sentido de que se convierte en arbitro de sus propios valores. El eneatipo II tiene una orientación más externa, de manera que en la autoimagen glorificada hay una mayor dosis de valores tomados prestados de otros».

SESIONES de ACOMPAÑAMIENTO INDIVIDUAL

El eneatipo Siete en el amor:

Esta tendencia a buscar siempre algo más les lleva a evitar el compromiso; lo de estar atados no es para ellos. Como veremos más adelante, quien memos problemas tendrá con el compromiso de los tres subtipos de sietes, será el siete conservación.  Los menos comprometidos son los Peter pan del eneagrama: el siete sexual.

Descripción comenta de este eneatipo en el AMOR en el POST:

Tipos de amor en función de nuestra personalidad. El AMOR en los ENEATIPOS (acceder).

Y si quieres entrar con este tema todavía más a tope, echa un ojo a nuestro CURSO:

Curso ENEAGRAMA de las RELACIONES. Nivel 3 (acceder).

 

Autor: Mattito

El eneatipo Siete en el trabajo:

El siete en el trabajo buscará la libertad y creatividad.

Su tendencia es tener varios frentes abiertos a cada cual más emocionante y divertido. Eso sí, si no focalizan un poco, la suelen liar parda y, a veces, no cumplen con sus compromisos.

Al siente no le gustan las normas y mucho menos la autoridad, sobre todo cuando es despótica; los sietes quieren ir a su aire, libres como el viento.

El experto en eneagrama, según Oscar Ichazo,  Antonio Barbato comenta: «Muchos E7 en dificultades económicas se juegan incluso el dinero que no tienen o se quedan esperando un golpe de suerte en vez de comprometerse en la difícil y esforzada búsqueda de soluciones alternativas.
Curiosamente, en el caso de Mozart, cuanto más duras eran las situaciones económicas que vivía se volvía más alegre y despreocupado. De igual forma, en los momentos más tranquilos, su música tomaba tonos más serio y profundos.
 

Si te interesa este tema tienes la descripción completa en el post de este mismo blog:

ENEAGRAMA Y TRABAJO (acceder).

El eneatipo Siete en la alimentación:

Tanto el siete como el nueve tienen pasión por la gula. La diferencia vendría a ser que al nueve le da igual lo que come, lo importante es que sea abundante y, normalmente, le sirve para narcotizarse. 

El siete, por contra, tiene tendencia al exceso pero no necesariamente ha de ser todo tan abundante. Lo importante es que haya nuevos platos sobre la mesa o que sean alimentos que él considera deliciosos. 

Además, para el nueve la compañía en la mesa no es algo tan importante, mientras que el siete valora mucho este espacio para socializar y disfrutar. 

 

Escena de la gula de la Mesa de los Pecados Capitales del Bosco

Al siete le sana estar en la renuncia, justo lo contrario de lo que les viene bien a la mayoría de los cuatros. Los estoicos y epicúreos hablaban de un lugar de felicidad al que se llegaba desde lo esencial, desde la renuncia; a ese estado le llamaban ataraxia.

CURSO BÁSICO de ENEAGRAMA. Los 9 tipos de personalidad (eneatipos).

ACCEDER CURSO BÁSICO de ENEAGRAMA. (A TU RITMO)

El eneatipo 7 frente al mundo.

Esta es una sección que desarrollamos en nuestro curso del Eneagrama de las relaciones. Si quieres saber más puedes echar un ojo por aquí.

Y si quieres un ejemplo de cómo lo hacemos, te puedes ir al eneatipo 2 (ver aquí) y ahí vas a encontrar un vídeo que te puede gustar mucho.

SESIONES de ACOMPAÑAMIENTO INDIVIDUAL

Testimonio del eneatipo siete

Testimonio 1:

«Desde pequeña era bastante trasto. Muy inquieta y siempre en las nubes. El cole no me interesaba nada y tenía una salvaje dentro que solo quería subirse por los árboles.  Siempre había una sonrisa en boca y, aunque tenía bastantes pataletas, se me vía una niña muy risueña.

Era espontánea y creativa. Desde que tengo uso de razón me recuerdo cantando y, más adelante, tocando cualquier instrumento. Nunca me interesaba hacerlo muy bien. Lo que quería era tocar rápido lo que fuera: pasaba de la guitarra al piano y del piano a la batería. !Todos me encantaban!! (…)»

Testimonio 2:

«(…) Volví a hacer deporte y retomé el Judo que hice durante varios años en la adolescencia. Me puse fuerte, tanto físicamente como mentalmente, y, sobre todo, entré en un proceso terapéutico que me permitió entenderme mejor. A día de hoy, se puede decir que he cambiado mucho. Me cuido más, me quiero más y me puedo relacionar con el mundo desde otro sitio. Siempre tengo tendencia a seducir y brillar, pero soy capaz de poner un límite. En las relaciones me implico más y no descarto formar familia con la chica que estoy saliendo ahora. Llevamos un año y ella quiere que nos comprometamos a más. Yo no sé si salir corriendo o ir a por todas. Me da miedo y, a la vez, sé que me pongo en una posición muy infantil. No lo veo claro, pero, por lo menos, me planteo cosas que antes eran impensables. Para empezar he sido fiel durante toda la relación, lo cual ya es un logro importante. Aun con todo, no sé lo que la vida me deparará.»

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1.2 infancia de los Siete

Acceder a la descripción en el post:

¿Cómo fue la infancia de cada eneatipo del eneagrama?

1.3 El eneatipo Siete en la bioenergética.

Podemos decir que los sietes cuadran bien con el carácter rígido. A veces, también con el psicopático o incluso con una especie de mezcla de ambos, sobre todo en quienes luego coinciden con siete conservación.

Muchas veces esta tendencia a la gula le otorga a más de un rígido-siete (conservación) una barriga prominente. Conviene no confundir este exceso de peso, bastante localizado, con rasgos masoquistas.

Podríamos decir que los más seductores de todos los caracteres es uno de los subtipos de psicopáticos. Más allá de ellos, seguramente están las rígidas histéricas, pero el rígido pasivo femenino -propio del siete sexual-, también tiene un punto de seducción. Esta seducción se lleva a cabo desde una suavidad, a veces, un tanto forzada.

Pasión (tendencia emocional): Gula (de todo tipo).

Fijación (pauta fija de pensamiento): Autoindulgencia (planificación) / manipulación.

Mecanismo de defensa: Racionalización / sublimación (búsqueda del placer -optimismo-)

2 Los suptipos del eneatipo Siete

Hay personas que de partida no parecen un siete; pero, cuando vemos los subtipos (sobre el todo el contra siete: el social) terminan encajando perfectamente. En este sentido, conviene remarcar que el siete conservación y el sexual cuadran bastante bien con el prototipo de siete y el social es más niño bueno. Por eso, los sociales tardan en ubicarse en los sietes ya que piensan que una persona tan íntegra como ellos no puede estar en el mismo equipo que una «panda de tramposos y encantadores de serpientes».

Si te interesa aprender en profundidad los tres subtipos de este eneatipo has de ir al post:

Los subtipos de los eneatipos. El eneagrama de los instintos.

y si quieres meterte de lleno en el tema, echa un ojo :

Curso – Taller ONLINE Eneagrama de los instintos

3 ¿Cuál es el camino de sanación del Siete?

Los sietes necesitan tocar fondo, contactar con lo desagradable y mostrar su parte fea. Lo que a ellos les avergüenza es lo que han de enseñar al mundo; solo desde ahí se les puede realmente querer (en esa nueva realidad ya no hay trampa ni cartón). Necesita saber encarar la realidad, enfrentarse al dolor y, si hay que confrontar, pues confrontar, les hará crecer.  Si el siete es capaz de mantenerse en el conflicto, aunque no sea fácil para él, y hablar de lo que le está pasando; de lo que está sintiendo, será una gran victoria para tod@s. La actitud auténtica para el siete será plantarse ante alguien sin simular nada y decir las cosas tal cual las piensan y sienten.

Del eneatipo uno han de aprender la constancia y disciplina. El uno se enfoca de maravilla, tiene un objetivo y va directo a conseguirlo, mientras que el siete se dispersa con facilidad. Todo lo que sea escapar de la multitarea es clave para bajar su nivel de excitación constante. Su nuevo mantra debería ser: “las cosas de una en una y hasta que no terminen una no paso a la siguiente”. Así, evitar la voracidad de todo tipo, olvidarse del mundo de la excitación constante y quedarse con lo más íntimo, simple y profundo, es un buen plan para ell@s. 

Les toca mirar al cinco y poder estar en la cueva -¡qué bueno es el silencio para l@s sietes!-, estar con lo justo y vivir con lo mínimo (todo ello muy poco hedonista), es uno de los caminos de salvación de este eneatipo. La quietud y calma han de ser su gran salvación. El siete ha de ir a la virtud del cinco: la generosidad auténtica, que es justamente lo contrario de su pasión (la avaricia). Compartir desde lo genuino será muy sanador para este eneatipo tan narcisista y egoísta; pensar en el otro de verdad será señal de un gran crecimiento personal.

Serenidad y  templanza son palabras que deben tatuarse a fuego los sietes que quieren crecer. Como ejercicio básico, proponemos que se callen. Así como el nueve puede probar por un tiempo a decir a todo que no, el siete puede intentar no abrir la boca. Cualquier ejercicio que le saque de la charlatanería y de hacerse los listillos les sentará bien.  Dejar lo racional de lado y no irse por las ramas será su mejor medicina; les va bien bajar de la cabeza e irse a las sensaciones y al instinto. 

Les conviene estar, realmente, en ellos, en su aquí y ahora, para desde ahí, poder estar para el otro. La meditación les ayudará a aminorar su tendencia a proyectarse en el futuro con todo tipo de fantasías. Parar la mente, dejarse en paz y quitarse de en medio y centrarse en algo tan “simple” como respirar puede ser el vehículo perfecto para poder meditar y, desde ahí, encontrar la calma que tanto necesitan.

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Las VIRTUDES de los eneatipos del eneagrama.

Texto redactado por   Haiki

Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó

Los SUBTIPOS del eneatipo 7 / La gula (Social, sexual, conservación).

 

El refranero de los Sietes:

A mal tiempo, buena cara.

Gula y vanidad, crecen con la edad.

Ojos que no ven, corazón que no siente.

Mientras hay vida hay esperanza.

No necesita abuela.

Amor nuevo, olvida primero.

Corazón que no tiene placer, cagaos en él.

Más vale un rato de placer que ciento de pesar.

No hay tal placer como beber y comer.

La vida es breve, hay que disfrutarla tanto como podamos.

Quien parte y reparte se lleva la mejor parte.

Por la boca muere el pez.

Llenando la barriga, la pena se mitiga.

Tener más cara que espalda.

El primer vaso de vino, abre al segundo el camino.

Donde entra mucho vino, los vicios hacen camino.

Hecha la ley, hecha la trampa.

Ser el perejil de todas las salsas.

La alegría es don de Dios y bondad del corazón. (7 social)

(Post completo, aquí)

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¡Que lo disfrutes!!

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2 comentarios en “El eneatipo 7, la gula.”

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