Tipos de amor en función de nuestra personalidad. El AMOR en los ENEATIPOS.

Cuando se habla de eneagrama y amor, se suele comentar que tal eneatipo es compatible con otro o no. Incluso se afirma que existe un grado de compatibilidad.

En nuestra opinión, esta es la mejor manera de usar el eneagrama de manera frívola e irresponsable.

Sin embargo, ver las tendencias neuróticas de cada eneatipo en el amor y aprender a minimizarlas encontrando nuestras motivaciones amorosas esenciales sí es un buen plan. Si te cuadra este planteamiento, !este post es para ti!!

LOS ENEATIPOS EN EL AMOR.

Miedos,  perturbaciones  y motivaciones esenciales.

Amar con mayúsculas es lo más importante que podemos hacer en esta vida. Por mucho que hayamos logrado o tenido, si no hemos amado de manera saludable, nada habrá valido la pena.

¿Pero no todos amamos igual? Cada eneatipo tiene una forma particular de amar. Cada egotipo tiene sus  miedos,  perturbaciones  y motivaciones esenciales particulares.

Por ello, es importante tener este tema bien claro y así entendernos mejor. 

Los roles y patrones que hemos ido jugando a lo largo de nuestra vida, dicen mucho de cómo somos. O mejor dicho de cómo es nuestra parte más egoica. Es decir, hay personas que siempre buscan, por ejemplo, una pareja a la que cuidar. Desde ahí, si repasan sus relaciones, quizás se encuentren que tienen una tendencia natural hacia parejas un tanto aniñadas. A su vez, otra gente «necesita» parejas que sean más maternalistas o paternalistas y, desde ahí, quizás hayan buscado eneatipos uno o seis social. Esto es lo que ha sido; pero, no es lo que seguramente necesitamos. En el amor egoico se suelen juntar el hambre con las ganas de comer y es ahora el momento de detectarlo y romper estos patrones.

Al final, el amor es un excelente terreno de juego donde ver si estamos en la vida desde la parte más egoica o más esencial.

“El primer paso es tomar conciencia de que el amor es un arte, así como la vida es un arte; si queremos aprender a amar, debemos proceder de la misma manera que debemos proceder si queremos aprender cualquier otro arte, como la música, la pintura, la carpintería o el arte de la medicina o la ingeniería” Erich Fromm

Curso ENEAGRAMA de las RELACIONES / Los eneatipos en el amor. Nivel 3

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TRIADA EMOCIONAL O SENTIMENTAL

ENEATIPO 2: El falso amor generoso / el amor-pasión.

-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:

“Si previamente no he cuidado al otro, no merezco ser cuidado. Tengo miedo a ser rechazado. No soporta no ser amado.”

-Motivación esencial en el amor:

Reconocerse igual al otro y pedir amorosamente sin seducción ni manipulación.

-Perturbaciones en el amor (creencia limitante):

Su necesidad de sentirse el centro del mundo, les lleva a una soledad extrema. Nadie podrá estar a su nivel, por lo que, consciente o inconscientemente, ven al otro como un ser inferior. Y estar en el pedestal tiene un precio muy caro: la búsqueda de una intensidad constante. El resultado es la frustración, pues esto no es factible para nadie.  Recordamos que el eneatipo dos dará mucho a la pareja, pero tiene que haber luego una vuelta, sino consciente o inconscientemente se sentirá la decepción. 

En este sentido, la experta en eneagrama, Melisa Santilli (eneagrama integral) apunta: «(…) Las personas Eneatipo 2 suelen tener una fuerte necesidad de ser amados y de amar. Les motiva sentirse importantes, elegidos y deseados. Cuando un «Eneatipo 2» te ama, lo hace acercándose, con muestras de afecto y empatía, lo hace poniendo atención a los detalles que son importantes para tí y ayudándote en lo que sea necesario. Cuando no están centrados pueden volverse demandantes y dependientes. Es posible que la ayuda y atención que te brindan sea un escape para no conectar con sus verdaderas necesidades. La mejor forma de amarlos es valorarlos por quienes son y no por la ayuda que te puedan brindar. Puedes acompañarlos a que validen y satisfagan sus necesidades personales».

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Así que, en las doses se produce una especie de extraña contradicción, por un lado necesitan al otro (o la otra), pues su pilar básico de funcionamiento es la búsqueda del amor y, a la vez, nunca llega alguien lo suficientemente bueno para ellas.  Según Claudio Naranjo:  “(…) La intensa necesidad de amor de los individuos del eneatipo dos  puede verse a veces oscurecida por su característica de independencia, particularmente en momentos de frustración y de humillación del orgullo. La persona orgullosa raramente se realiza en la vida sin un gran amor. La orientación excesivamente romántica del enatipo II hacia la vida puede entenderse como el resultado de la frustración temprana asociada a una pérdida de apoyo en la experiencia propia del valor personal. Así como la necesidad de confirmar el inflado sentido del valor propio deriva de una motivación erótica, el orgullo bebía en la necesidad de amor (expresada a su vez mediante la intimidad física y emocional), porque de considerarse a sí mismo como especial se satisface mediante el amor del otro. La necesidad de intimidad del eneatipo II le convierte un tipo de persona de sensibilidad delicada y en un plan más sutil, conduce a una intolerancia de límites y, en consecuencia, a la invasión.” (ver aquí) Con todo ello, se ponen en juego desde el deseo y la atracción y tienen la necesidad de que el otro le necesite. Se podría decir que en estado altamente neurótico llegan a utilizar el sexo o la tensión sexual como un mecanismo de dominación. Destaca su tendencia al hedonismo como sustituto, muchas veces, de la imposibilidad de entrar en contacto con el amor real. En este caso, como también ocurre en las otras seductoras del eneagrama, las sietes, pueden llevar la seducción al siguiente nivel: la manipulación. De hecho, las personas doses con un punto de neurosis más alto del habitual pueden resultar un poco maquiavelicas; es decir, toman al otro como un medio para conseguir su recompensa en vez de un fin en sí mismo. Así, el chantaje emocional puede ser más frecuente de lo que nos imaginamos. Muchas veces, este chantaje es lo suficientemente sutil para que casi pase desapercibido. También, conviene puntualizar que en el caso de las chicas, normalmente, en la infancia fueron el ojito derecho de papá. Esto crea una sensación de privilegio y un enganche por ser ella la elegida.

DESCRIPCIÓN COMPLETA DEL ENEATIPO 2 EN EL AMOR EN NUESTRO CURSO DE ENEAGRAMA (NIVEL 3):

LAS RELACIONES Y LOS ENEATIPOS EN EL AMOR (ACCEDER).

«La gente tiene tanta razón. No estoy en paz. Soy fuego, soy vida, soy color, soy esencia, soy placer, soy rebelión, soy instinto, soy piel, soy revolución.Puedo ser cualquier cosa menos tranquila. » Frida Kalho

ENEATIPO 3: El amor del reconocimiento/ el amor narcisista.

-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:

“Si no satisfago las necesidades sentimientales del otro, me querrán lejos. Tengo miedo a fracasar. Mi imagen es importante para que me quieran.”

-Motivación esencial en el amor:

Mostrarse tal cual es, sabiendo que aun así será querido.

-Perturbaciones en el amor (creencia limitante):

En el amor suelen encontrar la crudeza de alguien que no se enamora de lo que realmente son ellos, sino de la imagen que con tanto ahínco han construido. En función del subtipo son más decididos en el contacto o menos. Los tres sociales son más de ir a por lo que quieren y los conservación se quedan esperando. Los tres sexuales lo dan todo en la pareja, para ellos es el centro de su universo. El eneatipo tres necesita sentir que el otro está por ellos Que lo tiene totalmente a sus pies. Para ello, sobre todo en los subtipos conservación y sexual, harán lo que sea para conseguirlo. Y lo que sea pasa por ser excesivamente complaciente, no poner los límites en su sitio y, sobre todo, poner el foco en el otro, en la pareja. Así se olvidan de sí mismos y su mantra pasa a ser: «yo estoy bien, si tu estás bien». Es su forma de tapar su gran vacío interno. Eso sí, el peaje es muy alto: falta de contacto con sus deseos reales y un agotamiento casi crónico por estar a expensas del otro. De hecho, el tres conoce a su pareja al milímetro para, con ello, poder tenerla siempre satisfecha. Es su manera de «asegurar» que nunca le abandonarán. En la cama son personas también muy complacientes; es decir, antepondrán el placer del otro u otra antes que el suyo propio.

Siguiendo esta línea, David Barba, director de editorial La Llave y autor del libro el Eneagrama del mulá Nasurdín, comenta: «(…) Uno de los problemas más frecuentes del vanidoso es du desconexión entres la respuesta amorosa y la sexual: las relaciones íntimas son un asunto turbulento en su vida y es habitual que sienta un gran deseo por un ser al que no ama, mientras ama a otro ser por el que no tiene deseo sexual. Es difícil que una persona de este carácter pueda aunar amor y atracción sexual hacia el mismo ser: suele vivir esta escisión guardando las apariencias, dotándose de un amante y continuando con aparente normalidad con un matrimonio vacío en el que falta un contacto real y profundo. A este vacío cabe añadir que estas personas suelen acudir a terapia sólo cuando sus parejas las abandonan o están a punto de hacerlo y a menudo se traen siempre un mismo estribillo lamentoso: ¿Qué he hecho mal?».

El propio David Barba proponer como estereotipo de chica 3 en el amor a Marilyn Monroe, en Los caballeros las prefieren rubias.

Son personas que necesitan inconscientemente que su pareja amorosa piense que son la bomba y que el encuentro sexual ha sido maravilloso. Si para ello hay que olvidarse de pedir y de contactar con su deseo, pues se olvidan; lo importante es la valoración del otro. 

Los eneatipos tres social suelen ser más desenfrenados y los sexual y conservación más fieles. En cualquier caso, para todos ellos, el tema amoroso juega un papel principal en sus vidas y, a veces, quedan presa del amor romántico. Les gusta dar bola al otro hasta que éste cae a sus pies y cuando ya ven que sus hechizos han funcionado, a veces, pierden el interés por consumar el encuentro.  Para ello, juegan mucho con la seducción. No es una seducción exagerada como la de las doses, sino que suele ser algo más sutil y calculado. Y como bien sabemos, para pasar de la seducción a la manipulación solo hay un paso. Con todo ello, al eneatipo tres le conviene soltar el control en esto del amor y el sexo y comenzar a fluir. Contactar con su parte más instintiva y fiarse de ella. Es fácil decirlo, pero no tanto hacerlo. Así que, si te sientes identificado con todo esto, !toca dar el primer pasito!! El tres tiene cierta facilidad para contactar con el amor admirativo, pero le cuesta entrar en los otros dos amores de los que habla Claudio Naranjo (compasivo y erótico).

DESCRIPCIÓN COMPLETA DEL ENEATIPO EN EL AMOR EN NUESTRO CURSO DE ENEAGRAMA (NIVEL 3):

LAS RELACIONES Y LOS ENEATIPOS EN EL AMOR (ACCEDER).

 

ENEATIPO 4: El amor quejoso / El amor-enfermedad.

-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:

“Si reconozco ser querido, me dejarán de dar amor. No puedo ser uno más para el otro. Tengo que ser especial y sentir intensamente”.

-Motivación esencial en el amor:

Reconocer lo que recibe y amar sin lamentos.

-Perturbaciones en el amor (creencia limitante):

El eneatipo cuatro, como veremos mas adelante, suele tener mucho que ver con el carácter oral de la bioenergética. Eso significa que en la pareja están en demanda constante; esto no es un pedir, sino un necesitar que muestran desde la pena. Hay una oralidad compulsiva que hace que siempre tengan la sensación de que no son atendidas emocionalmente. Desde ahí, muchas veces, sus parejas o posibles parejas se asustan y, ante tanta demanda, desaparecen.

Si ve mucho amor cerca suya, tendrá envidia de sus amigas, hermanos o compañeras de trabajo. Quizás le estén contando que alguien tiene nueva pareja y está requetefeliz y nuestras envidiosas, lejos de alegrarse, pueden entrar en la comparación y, sobre todo, venirse abajo porque siempre son los demás los que tienen el amor de verdad y no ellas.

Continuando esta idea en palabras de Claudio Naranjo: «(…) Se puede decir que la persona envidiosa es adicta al amor. La envidia es un sentimiento carencial, una voracidad del otro, una especie de canibalismo amoroso que se autofrustra por su exceso. Por dos motivos lleva el exceso a la frustración: porque pide más de lo que es razonable esperar, y porque molesta al otro con su acoso. La situación puede compararse a la del bebé que muerde el pecho de la madre en su afán; a su frustración, que lo ha llevado a morder en primer lugar, se suma la producida por una madre dolorida que le pone mala cara o lo aleja. La exigencia excesiva es respuesta a una frustración anterior, naturalmente. Es como si estuviera diciendo: «Dame porque no me has dado lo suficiente, compénsame». Hay en esta exigencia de compensación un matiz de venganza. Para un adulto que no se desconoce completamente, la situación se complica porque se sabe “mordedor», y aquel que tiene una imagen negra de sí mismo -uno que percibe la carga agresiva que hay en su amor- no se siente digno y anticipa el rechazo».

Y cuando pensamos que vamos a ser rechazados, inmediatamente aumentamos las posibilidades de serlo.

También, tienen la falsa creencia de que el otro está con ellas porque no encontró algo mejor. Desde esta posición, se desvaloran y tienen miedo de ser abandonadas. Su fantasía catastrófica es que, en cualquier momento, el otro encontrará alguien mejor que ella y se irá.

Sin embargo, desde su parte neurótica e hiper-romántica, el eneatipo cuatro sueña con un amor de película, un amor con altas dosis dramáticas. Así, se vuelca en sus relaciones para que el amor sea el centro de su vida.  Aun con todo, se produce la paradoja de que, por un lado, busca ese amor loco; pero, por otro, en el fondo, se boicotea para no conseguirlo. Con lo cual, muchas veces, un amor que estaba casi a tiro hecho, se convierte en un  amor imposible. NO hay peor enemigo para las cuatro que ellas mismas.

Pueden tender a la autocomplacencia, cuando no se sienten satisfechas en su parcela más deseada: el amor. Así, pueden olvidar sus fracasos amorosos con adición al sexo o la comida. 

A veces, el eneatipo cuatro, como la gran mayoría, siente miedo.  Ahí se pueden confundir con el seis; pero podemos encontrar, más allá de su emocionalidad extra, un par de trucos para distinguirlos.  El seis está más en el futuro (el siete todavía más); con lo cual, suele entrar en la ansiedad y el cuatro está más en el pasado y, desde ahí, tiene más contacto con una especie de depresión.

Ya en el lejano origen latino de la palabra envidia se asociaba a los celos y, realmente, en la actualidad el eneatipo cuatro es el más celoso del eneagrama. Muchas veces, en lo más profundo, no quiere lo del otro, pero cuando lo ve, de repente se le antoja. Es como cundo un niño pequeño no pone interés en un juguete pero cuando llega el hermanito a jugar, justo en ese instante, le va la vida en querer jugar justo con ese juguete. Y los celos no son sólo en temas de pareja, que también, son celos por todo y, sobre todo, porque «el otro» ha sido elegido y ellos no. 

Se podría decir que están enamorado del propio amor y lo convierten en su gran pasión. Pasión que cuando se vuelve obsesiva les trae más problemas de la cuenta. Nunca tienen suficiente y pueden depender mucho de lo que pasa en estos terrenos amorosos. Siguiendo con Naranjo: «Una dificultad adicional a que la persona que tanto necesita cariño se sienta querida, más allá de su auto invalidación, es la invalidación del otro al sentir: «Si tú me quieres a mí, que soy una porquería, ¿qué clase de persona eres tú? -Si tú te puedes engañar tanto, tu necesidad debe ser tan grande como la mía.- La persona no puede concebirse querida y no se permite la satisfacción aun cuando podría decirse que la ha conseguido, aunque ello es difícil porque es muy característico de este carácter ver lo que falta más que lo que hay. El amor no es suficientemente perfecto, o suficientemente exaltado o suficientemente romántico como para llenar su sensibilidad. Un amor tan susceptible de ser herido o frustrado se contamina de resentimiento, precisamente por la frustración o la necesidad.»

Con todo ello, para el eneatipo cuatro en el amor es un buen plan poner el foco en lo que sí reciben. Aunque sea poquito, valorarlo. Y, por supuesto, hacer el ejercicio de dar las gracias por lo que reciben. Desde ahí, es más sencillo salir de su habitual montaña rusa emocional y su sensación de carencia.

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TRIADA MENTAL O RACIONAL

ENEATIPO 5: El amor aislado / el desamor.

-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:

“Si me ven me abandonarán”.

-Motivación esencial en el amor:

Entregarse generosamente al otro.

-Perturbaciones en el amor (creencia limitante):

En el amor no quieren agobios. Valoran su independencia por encima de todo. Recordamos que la pasión del cinco no es tanto la avaricia en sí misma, como la avaricia de sí mismos. Con ello, se van a su cueva y, aunque en el fondo sí tengan ganas de amar y ser amados, ellos mismo se lo ponen muy difícil. A mayor aislamiento,  menos probabilidades de entrar en contacto con otras personas; así que, aunque sólo sea por probabilidades, menos oportunidades de que les pase algo en terrenos amorosos.

Hemos conocido a varios cincos que, aunque sí están comprometidos con su pareja, prefieren tener relaciones a distancia.  Tardan mucho en dar el paso de irse a vivir en pareja y cuando lo dan, evidentemente, no siempre les resulta sencillo. Se podría decir que, a diferencia de los sietes -que no quieren comprometerse-,  ellos sí que quieren. Quieren pero sólo pueden comprometerse un poco. Es decir, están sólo para una persona, pero al 50%. Necesitan quedarse mucho para ellos y ahí es donde se ve su desapego del otro casi patológico.

Las relaciones suelen ser duraderas y  tranquilas. Eso sí, en terrenos de intimidad suelen estar un poco apagadas.  Son conscientes de sus fragilidad y piensan (no sienten) que si se abren mucho al otro, este otro se llevará lo poco que tienen. 

Si la pareja es de la triada emocional/sentimental o un siete, esta tendencia a no mostrase puede ser un problema grave. 

Por otro lado, si su pareja es un cinco o un seis, este aspecto no tendrá tanto peso; pero, pueden entrar en un bucle de enganche intelectual que, a la larga, puede no ser lo más adecuado.

Cuando ven que la relación comienza a estancarse o hay dificultades, no les es sencillo poner los problemas encima de la mesa. Por eso, muchas veces, de un día para otro, comunican a su pareja que la relación ha llegado a su fin y se van.  La pareja, muchas veces, no había notado nada y se queda con un palmo de narices intentando entender qué ha pasado. Pero, ya no hay vuelta atrás. El cinco huye y no vuelve.

Como bien dice Claudio Naranjo

“(…) Por más que en su tendencia a la autoculpabilización el autista desconozca la medida del amor espontáneo en su psiquis -desde el punto de vista del ideal de lo que debería ser o hacer-, es también cierto que su programación se vuelve contraria a este impulso de unificación con el otro que Platón nos ofrece en «El banquete», como respuesta a lo que pueda ser el amor. El carácter esquizoide es contrario a este impulso de unificación con el otro, en tanto que alberga una verdadera pasión por evitar los vínculos. Si el amor supone un interesarse en el otro, el esquizoide es aquel que no se interesa. No sólo expresa poco su cariño, sino que resulta una persona más fría que las demás, más apática, más indiferente”.

Les cuesta pasar a la acción y a un nivel emocional, a pesar de esta delicadeza, que ya hemos apuntado, son muy fríos. 

DESCRIPCIÓN COMPLETA DEL ENEATIPO EN EL AMOR EN NUESTRO CURSO DE ENEAGRAMA (NIVEL 3):

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ENEATIPO 6: El amor angustiado / el amor sumiso y paternalista.

-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:

“Si confío en el otro, me traicionará. Tengo miedo al abandono.”

-Motivación esencial en el amor:

Abrir su corazón en canal y sin miedo a las consecuencias.

-Perturbaciones en el amor (creencia limitante):

En el amor suelen ser personas leales y comprometidas. Les cuesta abrirse en canal, pero las ganas las tienen. A diferencia del cinco, no están tan en su cueva; con lo cual, tienen más oportunidades de que les surjan historias. Eso sí, dar el primer paso siempre le va a costar, a no ser que lo vea muy claro o estemos hablando del subtipo contrafóbico.  Ponen el foco en las relaciones y se las toman muy en serio; pero, aunque sean muy fieles, en el fondo no hay una entrega auténtica. Así, en el amor, por supuesto, siguen buscando la tan ansiada seguridad. El seis tendrá problemas con la libertad y los límites. Los suyos y los de su pareja. Pueden ser muy exigentes, posesivos y celosos. 

Según el autor del libro «Eneagrama, una brújula para el mapa y viaje interior», Luis Solinho: «(…) El seis se siente amado si se siente perdonado, ya que en el fondo sabe que es un lobo depredador, puesto que el miedo y la agresión siempre van parejos. Se trata de un amor sumiso – paternalista, que teme la la entrega por si es engañado, sometido, humillado y controlado. A la vez es temido, como reacción a su desconfianza, lo que jerarquizas las relaciones del amor. En el caso de la variante fóbica es han personas muy dependiente, que a cambio de su lealtad, deposita la angustia de elegir y la inseguridad en otra persona que encarna el rol paternal. Mientras tanto, el contrafóbico es una persona que asume la autoridad paternalista y se eleva respecto a los demás esperando su subordinación».

De hecho, en ocasiones, no es tan claro que uno esté en la fóbia o contrafóbia y en una misma persona suele haber esta ambivalencia. Los miedosos viven en una angustia vital en el amor y relaciones que les hace estar siempre en guardia por si a acaso. No saben para qué exactamente, pero siempre esperan lo peor y se ponen en los escenarios más catastróficos. Así, pueden estar seguros de que serán a abandonados o traicionados sin que objetivamente haya demasiados indicios para estar tan seguro.

El seis está desconectado de la emoción y le cuesta pararse a sentir. Así que, en esto del amor, el peaje por ser tan mental, suele ser demasiado caro. El susto que tienen en el cuerpo no les deja pasar a sentir desde el corazón. Mientras sus compis de triada, los sietes, tienen dificultad con el compromiso, el seis, si ha vencido su miedo inicial, será un fiel compañero. Eso no significa que no vaya a tener dudas; las dudas va a estar en el aire, incluso en relaciones consolidadas; pero, él no se va a permitir «fallar».

Por contra, podrá alargar demasiado ciertas relaciones que ya llevan tiempo acabadas. En el día a día son muy de poner pruebas para ver si la pareja está tan comprometida con ellos como debieran. Y claro tanta desconfianza encubierta genera el el otro una sensación de agobio. Desde ahí, no es extraño que se produzca aquello de la profecía autocumplida y el otro se canse de tanta paranoia. En lo sexual le puede cortar, en un momento dado, su exceso de corrección y en el amor dionisiaco – erótico le puede faltar un poco de energía. De hecho, es muy fácil que el seis, al igual que muchos treses, esté tan volcado en el trabajo que se olvide de temas más personales como la pareja o el amor. 

Como vamos viendo, el miedo teme ser sometido y esto le lleva a estar en el autocontrol extremo. Busca en el AMOR una excesiva protección. También tiende a ponerse demasiado autoritario o bien busca lo contrario y se pone en exceso obediente.

En palabras de Claudio Naranjo: «(…) Hablar de miedo es hablar de desconfianza, y existe incompatibilidad entre la desconfianza y el amor -porque hablar de desconfianza es hablar de sentirse ante un posible enemigo, y no es fácil amar a los enemigos. Se les teme, y porque el temor, exige estar en guardia se teme la entrega».

Y posteriormente da alguna pincelada sobre los subtipos temerosos en el amor: «(…) Se hace necesario en el caso de los autoritarios-suspicaces que constituyen nuestro EVI diferenciar a aquellos demasiado proclives al culto de los héroes de aquellos que tienden a la grandiosidad y a una visión heroica de sí mismos. En el primer caso, se trata de personas muy dependientes, para quienes la angustia de elegir y la inseguridad con respecto a sus propias capacidades les llevan a una excesiva necesidad de padre. En el segundo, de aquellos que en rivalidad con su propio padre (a veces en un cuerpo de madre) asumen la autoridad y se elevan con respecto a los demás esperando su subordinación. Así como calma la angustia de los primeros el encontrar protectores, tranquiliza a los segundos el sentirse poderosos y obedecidos -como muestra una caricatura de Hitler ante una inmensa asamblea, rodeado por su estado mayor, en un estadio en el que se alza una gran esvástica, abre su discurso diciendo: «Creo poder decir sin temor a equivocarme…» Es de interés saber que Hitler, maltratado por su padre cuando niño, desarrolló la intención de darle un buen padre a su país. Los ejemplos extremos (así como la exageración de la caricatura) nos ayudan a comprender lo más sutil, como es el caso de muchos que van por la vida ofreciéndose como padres a los necesitados de autoridad. Para uno al que le gusta mandar, la obediencia es una declaración de amor; para conseguir hijos obedientes, sin embargo, tendrá que ofrecerse como padre benévolo, como el lobo vestido de oveja de la fábula. Sin embargo, no es más amoroso que el rol de padre el rol de hijo, y la mayoría de los cobardes se pasan la vida, como huerfanitos, buscando la protección de alguien más fuerte».

DESCRIPCIÓN COMPLETA DEL ENEATIPO EN EL AMOR EN NUESTRO CURSO DE ENEAGRAMA (NIVEL 3):

LAS RELACIONES Y LOS ENEATIPOS EN EL AMOR (ACCEDER).

 

ENEATIPO 7: El amor sin compromiso / el amor-placer.

-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:

“Si me entrego y me comprometo, perderé mi libertad y mi felicidad. Tengo miedo a ser herido”.

-Motivación esencial en el amor:

Amar con lo que hay sin pintar de rosa la relación.

-Perturbaciones en el amor (creencia limitante):

La tendencia a buscar siempre algo más les lleva al GOLOSO a  evitar el compromiso; lo de estar atados no es para ellos. Como veremos más adelante, quien memos problemas tendrá con el compromiso de los tres subtipos de sietes, será el siete conservación.  Los menos comprometidos son los Peter pan del eneagrama: el siete sexual.

Como bien sabemos, la gula del siete no es sólo sexual; pero, cuando entramos en terrenos más sexoafectivos, se dispara. La novedad le pierde. Esta gula les puede llevar a obsesionarse con temas como el de la pareja (igualito que l@s doses y treses sexuales) o con ser el centro de atención. En general, tienen facilidad para los temas afectivos –si no entran demasiado en harina- y suelen ir de flor en flor. A los chicos les es bastante cercana la figura del Don Juan.

Claudio Naranjo comenta sobre los golosos: «(…) La persona autoindulgente necesita ante todo un amor indulgente y como aprecia que no se le exija ni se le pongan límites, también ofrece al otro permisividad. Si el amor ideal que busca tanto como ofrece el orgulloso es un amor-pasión, el ideal amoroso del goloso es algo más suave, tranquilo y a salvo de problemas. Un amor agradable que busca el agrado y que podría llamarse un «amor galante«, en asociación con la vida cortesana de la época de Fragonard y la corte de Luis XIV. Toma el amor como un pasatiempo, no como una embriaguez Es fruto hermoso que recoge, que saborea y que deja. Podría decirse que la psicología del EVII tiende a una confusión entre el amor y el placer y, por lo tanto, entre el amor y la no interferencia en el cumplimiento de los deseos»

Los golosos son amables y joviales y, desde ahí, ofrecen un amor sin compromiso y muy ligero. Les gusta lo liviano y no quieren que el otro reclame demasiado. Para él todo tiene que ser cómodo y grato en todo momento. Si la cosa se complica, sale por patas.

Muchas veces, los chicos sietes tienen una visión idealizada de la madre, lo que les lleva a buscar, consciente o inconscientemente, a una mujer imposible durante toda su vida. Lo del complejo de Edipo es un buen tema a resolver para ellos.

Autor: Mattito

En cualquier caso, este eneatipo es demasiado libre como para comprometerse al cien por cien; así que, se las apañan para no entregarse de lleno en sus relaciones. A veces, confunden libertad con libertinaje.

Esto lo podemos aplicar sobre todo en el siete conservación y sexual. Los sietes sociales son los «chicos buenos» del eneagrama y se suele limitar sus impulsos y son mucho más sobrios. De hecho, su tema principal es el sacrificio de su propia gula, muchas veces, también en lo estrictamente sexual.

Los sietes, en general, pueden empezar una relación con muchas ganas y la otra persona pensará que está coladito por sus huesos; pero, cuando la intensidad vaya decayendo, y siempre decae, rápidamente comenzará a ver más flores en otros pastos. Les cuesta quedarse tranquilos con lo que hay. Asumir que las relaciones tienen fases y no siempre se puede estar arriba. Al final, llega un día en que se dan cuenta de todo lo que se han perdido por no saber estar para el otro (debido a su egoísmo endiablado), cuando pasa esta primera fase del enamoramiento. Muchas veces niega el miedo, el miedo en general, y en este caso el miedo a comprometerse.

En el sexo son bastante directos, no son muy de prelimiares (tampoco las chicas).

La seducción y persuasión, consciente o inconsciente, siempre está en sus vidas y les lleva a resultar muy atractivos. Muchas veces, saben de sus bondades y las usan para conseguir lo que quieren; otras muchas, enamoran al personal con su sola presencia. La gente queda prendida de ell@s sin que se esfuercen demasiado para ello (en esto se dan un aire al eneatipo dos). Esta actitud narcisista les lleva a no encontrar nunca el verdadero amor, confundiendo amor con placer; necesitan parar, olvidarse de su afán conquistador y bajar a tierra.

Una canción muy de sietes desenfadados:

DESCRIPCIÓN COMPLETA DEL ENEATIPO EN EL AMOR EN NUESTRO CURSO DE ENEAGRAMA (NIVEL 3):

LAS RELACIONES Y LOS ENEATIPOS EN EL AMOR (ACCEDER).

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TRIADA VISCERAL

ENEATIPO 8: Los excesos del amor / el amor avasallador.

-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:

“Si me ven vulnerable, nadie querrá estar conmigo. Tengo miedo a ser controlado.”

-Motivación esencial en el amor:

Abrir su corazón y mostrarse desde la inocencia.

-Perturbaciones en el amor (creencia limitante):

En el amor van a tope y, como vamos diciendo, la lujuria está muy presente en sus vidas. Eso sí, pueden confundir amor con deseo y deseo con posesión.

En su variante más neurótica, entienden el amor como una posible victoria y se enfrentan a él como si fueran «de caza».

En cualquier caso, para ellos es un tema crucial. Lo que para la mayoría de eneatipos puede ser un tabú sexual, para ellos puede ser el pan nuestro de cada día. Pueden tener tendencia a lo morboso y problemas con la pornografía. En palabras de Claudio Naranjo: «Detrás de la actitud invasora de adelantarse y arrebatar, está su dificultad de recibir. Contribuye a esto la visión cínica que los otros tienen de los E8, además de la represión de la necesidad y del sentimiento de ser malas personas. Pero encubren todo esto con la racionalización de que la maldad no es maldad. Desde un punto de vista convencional, se les consideraría malos, pero ellos no creen en los valores convencionales; así que, adoptan un conjunto de valores distinto: la gente buena es hipócrita, y los malos son los realmente íntegros. Sin embargo, esto es una elaboración superficial, tras la cual existe un bajo concepto de sí mismos, una imagen de ser personas indignas. Por más que se lancen al encuentro de lo que quieren y lo arrebaten, el amor no puede arrebatarse; el amor sólo puede ser recibido. Así, sustituyen lo inefable que no puede arrebatarse por cosas tangibles. Y, aunque puede poseerse a alguien y obligarle a hacer lo que uno quiere, en el fondo eso no satisface, porque uno sabe que está manipulando, dominando. 

Por tanto, de algún modo los E8 están condenados a la insatisfacción, y la pasión de la lujuria está siempre azuzada por esta insatisfacción subyacente. Por mucho que intenten llenarse, no se están dando lo que necesitan. Su relación consigo mismos es sadomasoquista y autocastigadora». También, conviene recordar que el origen etimológico de la palabra lujuria no es sexual. Lujuria viene de lujo y tenía que ver con todo tipo de excesos. Y los ochos, ciertamente, son muy  excesivos. Si va a haber sexo lo habrá a toneladas y follarán como panteras.  La suavidad y los preliminares, en principio, tenderán a saltársela.  Así que, cuando conectan con alguien que está en la misma onda que ellos, las cosas fluirán (por lo menos por un tiempo); pero, cuando no es así, habrá un gran encontronazo y puede pasar cualquier cosa. En estado de neurosis disparada pueden entrar con facilidad en el mundo de las perversiones. Está claro que, cuando la lujuria aparece sin control, puede ser un problema. Pero, podríamos decir que, para algunos eneatipos, en esta sociedad tan castradora que hemos construido, poner un punto de lujuria en sus vidas podría tener su gracia. Si alguien tiene intención de controlar a un ocho, será poco menos que intentar poner puertas al campo. 

DESCRIPCIÓN COMPLETA DEL ENEATIPO EN EL AMOR EN NUESTRO CURSO DE ENEAGRAMA (NIVEL 3):

LAS RELACIONES Y LOS ENEATIPOS EN EL AMOR (ACCEDER).

«Sé gentil. No dejes que el mundo te endurezca. No dejes que el dolor te haga odiar. No dejes que la amargura te robe la dulzura. Siéntete orgulloso de que, aunque el resto del mundo esté en desacuerdo, todavía crees que es un lugar hermoso ”.Kurt Vonnegut

ENEATIPO 9: El amor sin impulso (a medio fuego) / el amor complaciente.

-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:

“Si no me entrego por completo al otro, me humillarán. Tengo miedo a que me perciban como conflictivo.”

Motivación esencial en el amor:

Comenzar con el amor propio antes de pensar en el otro.

Perturbaciones en el amor (creencia limitante):

El eneatipo nueve, el amor, lleva al extremo todo lo que venimos diciendo y le falta un poquito de egoísmo. Ser tan complaciente será siempre un mal negocio. De partida, pone al otro por delante de él y cuando alguien no se quiere primero a sí mismo, el amor que puede ofrecer al otro es un amor cargado de necesidad. Confunden el amor con el apego. Es una forma infantil de poner la felicidad de uno mismo en manos del otro. Este mecanismo de evitación de la confrontación, en el nueve, se ve llevado al extremo; pero cuidado porque, en menor o mayor medida, otros muchos eneatipos como por ejemplo el cuatro también lo hacen. 

Los masoquistas se sacrifican por el otro; por lo tanto, aunque sea desde un punto de vista neurótico, el amor que mejor se les da es el amor compasivo. De tan maternales que pueden ser, terminan resultando invasivos. Con el admirativo no van mal y con el dionisiaco o erótico ni lo huelen. En palabras de Claudio Naranjo: «(…) En los nueves vemos que predomina el amor al prójimo mientras que el amor por sí mismo es sentido como la mas profunda prohibición. El amor a Dios tiende a ser una experiencia menos prominente que el amor humano, aunque una fuerte tendencia religiosa puede llevar a que a veces no lo parezca. La tendencia religiosa de este tipo de personas suele ser resultado de la identificación con los valores de la sociedad y del amor al rito, y puede tratarse de una persona activa y a la vez piadosa, y sin embargo desespiritualizada en cuanto a que su relación con lo divino no entraña una disposición a (o un interés en) la vivencia mística.»

Los nueves son demasiado adaptables y esta es su particular manera de manipular. Es decir, si ellos están tan pendientes del otro, el otro nunca les dejará. Así “controlan” la situación y, además, se pueden vender como una especie de ángeles guardianes de sus parejas. 

En el fondo, hay un miedo atroz a la soledad, una desconfianza permanente en el otro y una inseguridad en uno mismo aplastante. Por todo ello, la codependencia, en el mejor de los casos, es un mal parche en este complicado mundo del amor.

Es una manera de reducir el miedo al abandono y el rechazo; pero, evidentemente, es pan para hoy, hambre para mañana. Sostener una relación así en el tiempo, es la mejor manera de garantizar la autoanulación y alejarnos de la felicidad.

Una de sus ideas locas es “la necesidad del otro siempre es más importante que la propia”.

También usan la deflexión como mecanismo de defensa, que viene a ser la imposibilidad de un contacto real  e intenso con el otro. Es decir, la confluencia de la que hablamos es una fusión desde el ego, no desde la esencia.

Ellos siempre han de poner buena cara a todo lo que ocurre; perdonan infidelidades, olvidan humillaciones y todo ¿para qué? 

Para no contactar con el dolor que realmente sienten. Por lo tanto, son perdones y olvidos mecánicos; no los hacen desde haber integrado lo ocurrido para luego decidir si perdonan y olvidan (o no).

Si están con una pareja, pase lo que pase, lo único que querrán es que la relación continúe. Tienen una resistencia al cambio brutal.

Pueden tener bastante desinterés por lo sexual y les costará la vida ponerse en modo “sensual on”. No son propensos a estar en el placer y dejarse sentir.

Por aquí les vemos, nuevamente, en las antípodas de los doses. Recordamos que mientras el dos va al otro para ver si puede ayudarle o seducirle, el nueve permanece más pasivo, esperando ser reclamado para la ayuda.

Uno de sus mecanismos de defensa es la retroflexión; es decir, antes que alguien les haga daño, ya se lo hacen ellos mismos. Así se convierten en objeto y diana de sus dardos envenenados. En este sentido, jamás harán reproches o reclamaciones a sus parejas. En cambio se comerán sus palabras, produciendo esto un daño emocional interior de gran dimensión.

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ENEATIPO 1: El amor perfecto / el amor superior.

-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:

“Si no soy perfecto, no me querrán. NO me puedo equivocar”.

-Motivación esencial en el amor:

Amar desde la calma y la fluidez.

Perturbaciones en el amor (creencia limitante):

Los unos, en general, son gente que les cuesta bajar a la emoción y mostrarse en pareja desde la parte más tierna y delicada. Incluso si son chicas es muy probable que se animen a llevar el rol más masculino dentro de la pareja. Como ell@s saben lo que hay que hacer, no se preocupan de consultar a su pareja posibles planes. Se los traen ya organizados para que el otro tan sólo tenga que sumarse a su «maravillosa idea». Si se le cuestiona estos planes, el eneatipo uno ya comienza a sentirse atacado. En la convivencia del día a día, es una persona que genera mucha tensión porque cada cosa ha de estar en su sitio. El sitio que, por lo que sea, él ha decidido. Todo esto, más allá del cansancio que le produce a él mismo, agota a quién intenta convivir con él. Son personas normalmente fieles que no les va una relación sin compromiso. De hecho, suelen ir a tope en pareja; pero, les cuesta salir de la monotonía. En un momento dado, les puede venir muy bien darse algún permiso y no ser tan correctos. Quizás tengan ganas y deseo de «devorar» a su pareja, pero se contienen las ganas por miedo a no hacer lo que moralmente se supone que toca. Es como si vivieran un poco castrados. 

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Los unos suelen ser todo buena voluntad en el amor, pero les falta emoción. Necesitan ponerse blanditos y tiernos. Son duros en el amor y se muestras excesivamente exigentes y superiores. Siempre hay un exceso de dominio y control.

Según el Dr Naranjo: «(…) la pasión del EI sería un antiamor. Su carácter manifiesto, sin embargo, no es ese «contra-amor» que describimos como propio de la violencia, el atropello y la explotación del EVIII. Ya hemos visto cómo el EI es un carácter bueno -entendiendo por ello alguien que no odia, sino que más bien profesa amor. En tanto que el EVIII es un «malo» explotador que exige indulgencia o complicidad, el EI se pone ante el otro de dador, de generoso y en virtud de ello se sentirá con los correspondientes derechos.

Aludir a esta perturbación del amor como «amor superior» implica un «amor inferiorizante»: el otro, tan beneficiado en apariencia por sus actos benévolos, se ve privado de calidad moral o estatura espiritual; en cierta medida «vilificado», a la vez que controlado y exigido. La inferiorización del otro se hace a través de la crítica, ya sea la critica explícita y consciente a sus rendimientos, decisiones o actitudes -has hecho esto o aquello mal- o «no apruebo tal aspecto de tu vida», como la crítica menos explícita de un no darse por satisfecho ante manifestaciones del otro que no alcanzan el ideal de excelencia perfeccionista».

El amor más presente en el uno es la admiración. Tienden a lo ideal y que menos presente tienen es el amor dionisiaco. Se niegan el placer. Su férrea moral no les deja estar pendientes de sus deseos. Son los más reprimidos de todos los enatipos y les falta espontaneidad para mostrarse un poco más libres.

A veces, tienen que revisar sus códigos morales para poder contactar con claridad con su parte animal y ponerla en juego.  Normalmente, en la cama son bastante directivos y les gusta que las cosas se hagan como a ell@s les gusta. De esta forma, con tanto control, las cosas suelen ir más o menos bien, pero se pierden la posibilidad de que surja la magia, la sorpresa. El eneatipo uno en el amor pone en marcha su mecanismo de defensa de la insatisfacción. Puede estar en medio de una relación preciosa y siempre habrá algo que sienta mejorable. En vez de centrarse en lo que sí está disfrutando, se obsesiona con lo que ve mejorable.  Estas posibles mejoras pueden ser por su parte o por la del otro. Lo importante para su parte egoica es buscar una supuesta perfección. Con todo ello, genera mucha exigencia en el otro y en él mismo. Así que, lo de que las cosas vayan razonablemente bien no es suficiente para nuestro iracundos perfeccionistas. Aspiran al 10. Un 10 rígido y aséptico que, por otro lado, nunca llega. Y lo que sí llega, lógicamente, es frustración. Por lo tanto, necesitan mirar un poco a los sietes y contagiarse de su espontaneidad. 

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La canción de la gran Rigoberta es perfecta para contrarrestar el puritanismo uno.

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“El amor es parte de nuestra esencia, que se encuentra aprisionada por nuestra personalidad o ego, de modo que para recuperar nuestro potencial amoroso debemos liberar a nuestro ser verdadero de los condicionamientos infantiles defensivos que son parte de nuestra personalidad. En un lenguaje alternativo, podemos decir que para llegar al amor necesitamos trascender las limitaciones de nuestro ego y sus emociones destructivas. Pero ¿cómo? Para decirlo en una palabra: a través del autoconocimiento. Pues conocerse es ya un primer paso hacia mirarse desde fuera, que es desidentificarnos de lo que estamos mirando; y ya que el autoconocimiento transforma nuestra relación con nuestras emociones podemos hablar de autoconocimiento transformador.» Claudio Naranjo

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