Las heridas de la infancia no son sólo algo que pasó hace muchos años. Es algo que ocurrió en la infancia; pero que, en general, nos afecta en tiempo en real en muchos momentos claves de nuestra vida.
Estas heridas se hicieron en relación y, normalmente, quienes más tienen que ver con ellas son aquellas personas que más nos querían. Amar bien no es una cuestión de tan solo voluntad, amar bien es un arte y requiere cierto entrenamiento. Por ello, nuestr@s niñ@s herid@s ahora necesitan seguir sanando desde el vínculo. Si fuimos heridos en relación, también sanaremos en relación.
Desde esta idea, hay muchas cosas que sí podemos hacer y la menos eficaz es seguir lamentándonos por aquello que fue. Mejor nos ponemos a trabajar con lo que pasó y, a modo de alquimia, vamos transformando nuestra neurosis en esencia. ¿Vamos a ello?