-Si rebobinamos a la infancia, Sandra era una niña muy espontánea e intensa. ¿Cómo se vivía eso en casa?
Recuerdo intensidad en la niñez; pero, no la recuerdo como algo difícil de llevar para mis padres, porque era como esa intensidad en la vida, sobre todo cuando descubría cosas nuevas.
Recuerdo que para mí lo más brutal era cuando me llevaban de viaje a ciudades nuevas con gente nueva, ahí era como pez en el agua.
En casa era más tranquila en realidad, porque estaba más con mi padre y recuerdo hacer cosas con él, acompañarle en cualquier trabajito que tenía que hacer, y a medida que iba creciendo, jugaba más sola.
No recuerdo mucho jugar con mis padres, por ejemplo. Entonces, bueno, esa intensidad la recuerdo más quizás en que yo quería una cosa y la conseguía, era como magia, como una cosa que estaba dentro de mí muy claramente, y después a veces causaba algunos problemillas, pero sobre todo fuera, no tanto en casa, sino fuera con los profes.
-¿Y cómo ha sido esto de querer una cosa y conseguirlo? ¿Era que te complacían tus padres o quizás llegaba de forma mágica?
Pues yo recuerdo como más la vida fuera, pero tampoco era claro.
Cuando eres niño, en realidad, haces y no te cuestionas lo que haces, ¿no?
Entonces, ahora haciendo memoria, pues yo recuerdo eso, que yo conseguía lo que quería, pero porque yo veía algo que deseaba e iba por ello, y convencía a la gente con mi sonrisa. Para mí era algo normal, como que la vida era eso.
Evidentemente, algunas cosas no las conseguía, pero formaba parte del camino mismo. Sobre todo digo que conseguía todo lo que quería, en comparación con el después, que hice como lo contrario.
Como que después llegó un punto en el que unas personas me dijeron que eso estaba mal, un poco que todo lo que había sido hasta entonces, mis amigas, no mis padres de ese momento, me dijeron que ya no querían ser mis amigas, y un poco el mensaje que me llegó que yo entendí fue que todo lo que yo era estaba mal, todo lo que yo había sido hasta entonces de manera espontánea y genuina, sin reflexión, estaba mal, porque todas mis amigas me decían que era mala.
Entonces, yo me lo creí y empecé a cuestionar todo, todo lo que era, y esa cosa espontánea y genuina pues ya empecé a prohibirla en mí, y ahí viví lo que es estar como en el otro lado.
Y ahora con los años he vuelto a esa niña, a dejarme ser, pero claro, con toda la reflexión y con todo el vale.
Yo tengo unas necesidades, el otro también tiene unas necesidades, ¿cómo lo hacemos? Cuando eres niño, quizás no lo tienes tanto. Entonces, bueno, es interesante el camino.
-De hecho, en tu adolescencia también hablas de que hay mucha exigencia, no autoexigencia.
Claro. Pues, igual, con mi voz, empecé a cuestionar si ya no disfrutaba de ella, de mi canto. Ya no era un canto desde la alegría y el compartir, sino desde el sufrimiento, la comparación y la exigencia.
Ahí fue un momento en el que mi personalidad, la realidad de los 12, se hizo presente a los 21 y después a los 24, cuando conocí a la música de base.
Para mí, fue una apertura, un conocimiento de lo que quería decir cantar.
Mi camino cantando estuvo ligado a eso y a mi personalidad.
-Queríamos preguntarte por la orquesta, que entendemos que era un proyecto que te dio mucho espacio y libertad para aportar lo que eres tú.
Quizás había un punto que estaba tuyo y que tenías que lidiar, no esta parte más de exigencia y estar hacia afuera, y esta libertad que estaba en el proyecto en sí.
Claro, para mí, el inicio fue muy mágico con este grupo porque al ser una música que yo no conocía y no tenía referencias en Barcelona, esto me dio la oportunidad de acercarme al canto de esas músicas de una manera que no había hecho nunca, desde el juego, la no expectativa y la no exigencia.
Como ni yo misma esperaba nada de mí, simplemente era un intercambio con los músicos y ellos me dijeran más allá.
Pero de alguna manera, mi energía ya gustaba y eso me permitió descubrir muchas cosas nuevas desde el juego y desde dejarme ser.
Como iba viendo que eso funcionaba, me iba permitiendo más y más.
Al principio, la verdad es que fue muy mágico porque ahí empecé a descubrir, igual que con la personalidad a los 21 años, que esto tiene que cambiar y empecé a ver, ta ta ta, con la voz.
Fue como con el grupo, de decir, ‘Guau, hay otra manera de cantar. Y esta es la manera que yo quiero, no es esa manera de entrega total y de sentirme canal’. Ahí fue la primera vez que me sentí canal, de decir, ‘No, no es que hay algo superior a mí, es que ya no se trata de mí, es que simplemente se me ha dado un don y es como algo no superior a mí que traspasa’.
El inicio fue mágico, pero después, con el tiempo, hicimos un montón de cosas. También el trabajo en grupo se sabe que es complicado y, sobre todo, yo siento que ahora mismo estamos en un momento de la humanidad en el que estamos como cada uno haciendo un trabajo muy personal, muy individual, de ver, ‘Ay, si yo soy responsable de mi vida a todos los niveles, entonces voy a mirarme, voy a mirarme’. Como que el trabajo en grupo se vuelve un poco difícil porque, en general, no sabemos trabajar en grupo de verdad, conservando nuestra individualidad, conservando nuestra voz y llegando a acuerdos consensuados de, ‘Vale, si yo ahora cedo, es porque cedo porque soy consciente de que lo hago por un bien mayor. Ahora, no puedo ceder porque esto es un innegociable para mí’. Yo siento que, al menos yo, esto no lo he tenido claro hasta ahora, que lo voy teniendo cada vez más claro.
Entonces, me fui dando cuenta de eso con el grupo en los «no”, no es cierto. Al menos no en mi caso. Me parece importante tomarse un tiempo después del nacimiento de un hijo para recuperarse física y emocionalmente y adaptarse a la nueva situación.
Además, en mi caso particular, en ese momento no estaba involucrada en ningún proyecto de grabación o presentación, así que no había ninguna presión externa para volver al trabajo tan pronto.
Es importante respetar el proceso de cada madre y no poner expectativas injustas sobre ellas.
Entonces había como una energía todavía muy masculina, no en todo este forma de estar sí, y yo siempre recordaré mucho una frase que me dijo el contrabajista del grupo. Estábamos en un tren y me dijo: ‘yo no conozco ninguna mujer cantante que haya tenido un hijo y haya continuado en el negocio musical como en lo que estaba haciendo antes’, y yo recuerdo como que me cabreé y le dije: ‘pues yo sí, y lo voy a demostrar’. Y en realidad, ni él ni yo teníamos razón porque es lo que dices tú, no hay una energía muy masculina aún en el negocio en general y en lo musical también, de mucha dirección de ‘quiero una cosa, voy a por ella, lo doy todo’, y se olvida un poco la parte esta misteriosa de dejar fluir, de ir viendo.
Para mí, por ejemplo, es muy importante sentirme reconocida a todos los niveles. O sea, que no es solo ‘yo quiero una cosa y lo hago sea como sea’, sino sentir que hay un arropamiento, no un poco.
Entonces, cuando dejé el grupo, sentí que yo estaba dejando una forma de hacer música que en mi caso sentía demasiado masculina para mí en aquel momento. Y yo sabía que me estaba abriendo a algo más femenino.
No tenía ni idea, ahí conecté con un miedo muy profundo a todos los niveles, porque yo sí que hay otra manera, pero no tengo ni idea, y he tardado años en entender esa manera. Pero sí es precisamente eso, ese balance entre lo masculino y lo femenino, que para mí es tan importante ahora mismo.
Sí, la maternidad nos acerca a las mujeres hacia la parte femenina, hacia adentro, a vivir el proceso más, que da igual el resto del mundo. Y hoy, mi bebé no, también hay como una protección.
-Y de ahí, claro, cuéntanos un poco más sobre estos miedos que aparecieron, cómo los has vivido, hacia dónde te llevaron también.
Primero, el miedo a no saber, no como a quedarme en el limbo, en el decir: ‘si yo quiero cantar, pero no de ese modo, ¿de qué modo?’. Para mí, siempre ha sido muy importante el trabajo, mi misión, mostrarme en el mundo. Y de repente, me quedaba sin eso. Había algo dentro de mí que confiaba, no que el camino era perfecto, pero sí que había todos esos pensamientos que tenemos que nos da la sociedad, de también de no haber cerrado quizás como me hubiera gustado esa etapa porque sentí que la alargué más de lo que era. Entonces, la relación no es que fuera mala, pero sí como que no había entendimiento. Para mí, eso fue muy duro porque yo siempre he buscado el entendimiento, el reconocimiento ahí fuera.
Entonces, de repente, yo me quedé como en el mundo donde yo había estado, porque claro, yo pasaba 24 horas con ello.
Todo ese mundo me dejaba de entender y me sentía sola. Y yo tampoco les entendía a ellos, quiero decir, no era que les culpe. Entonces, también está esta sensación de cómo se dice, no de fracaso, pero de impostora, sí, de impostora, no porque claro, la gente me conocía ahí.
En los últimos tiempos, lo pasé bastante mal y recuerdo que ya no iba a los ensayos con la misma ilusión, ya no viajaba con la misma alegría.
Entonces, ya no aportaba esa alegría a mis compañeros y ellos también han sufrido por eso. Era una situación que vivimos todos.
De repente, llegó la nueva cantante que yo conocía y me parecía maravillosa. Era como, «Ay, mira, con tantas ganas, con tanta alegría».
Yo no he podido aportarles eso y en el fondo, simplemente, no puedo aportar. Me voy. No hace falta sufrir por eso, pero por todas las creencias, por todo lo que tenemos dentro, este juzgarnos a nosotros mismos, pues yo me sentí muy mal.
También, miedos de decir, pues no valgo para ser cantante, no valgo para este mundo. No, claro, hay un poco, hay todo esto también. Unos discursos que me llegaron mucho desde fuera fue, «¿cómo te vas ahora que el grupo va también?
Si todo el mundo querría estar donde tú estás. Es como que les estás menospreciando». No estás menospreciando, donde te apuesto la vida, porque hay este discurso de que el éxito es de una manera predeterminada. Si te gusta cantar, pues el éxito significa ser cantante, viajar por todo el mundo y que la gente te reconozca. Entonces, como que ya lo tenía, pues no. Yo ahora mismo me siento más exitosa que nunca. Es una cosa que explico mucho ahora a la gente que me rodea. Que ahora mi música aún no ha salido, no sé qué respuesta va a tener, no tengo ni idea. Pero de verdad, yo ahora me siento más exitosa que nunca por el camino que estoy recorriendo. Porque cada paso que doy, lo siento muy firme y me llena plenamente. P ara mí, eso es el éxito.
Saber que estoy haciendo lo que tengo que hacer, lo que yo sé que tengo que hacer, porque solo lo sé yo, nadie más. Y eso también da miedo darte cuenta de esto. Esta responsabilidad y libertad al mismo tiempo. Bueno, ya os he explicado un poco varios miedos que salieron. Después de esta etapa y ahora hace a luna con otra energía más femenina en este caso, puesta en primer plano.
-¿Cómo vives esta segunda maternidad y qué diferencias hay con la primera?
Pero siempre de hecho, él se tenía que llamar ILuna porque me venía mucho una energía femenina porque yo estaba conectando mucho, no lo que dices tú, con esa energía más de abrirme de sentir para después conectar con la energía masculina, porque en realidad él, bueno, al final todos tenemos las dos energías y los niños se ve mucho que van jugando, bueno, jugando van viviendo con esas dos energías. Pero me ha servido mucho para yo después colocar mucho esa energía masculina. Y ahora mismo estoy en proceso de conexión mucho con esta energía más masculina. Y también, esa energía masculina más distorsionada. Sí que voy viendo mis mecanismos como, como yo me pierdo una vida más consciente más conectada conmigo misma y con los demás y me ha dado herramientas para entenderme mejor a mí misma y a los demás, y para relacionarme de una manera más armónica.
Además, también he explorado otras prácticas como el yoga, la meditación, el reiki y la astrología, que me han ayudado a conectar con diferentes aspectos de mi ser y a encontrar mi camino en la vida.
En resumen, mi proceso de transformación personal ha sido un camino largo y difícil, pero también muy enriquecedor. A través de él, he aprendido a aceptarme y a quererme tal como soy, a entender mis miedos y limitaciones, y a encontrar mi propósito en la vida. Y aunque todavía tengo mucho por aprender y por crecer, estoy muy agradecida por todo lo que he vivido y por todas las personas que han cruzado mi camino y me han ayudado en este proceso.
Al final, el trabajo lo hacemos entre todos, a veces alguien se acerca a la persona del medio y le toca y a veces esa persona reacciona de una manera o de otra.
También se juega mucho con la sabiduría de cada uno de entender que yo no soy ahí ninguna ni nadie que sabe más que nadie, sino que yo por mis características yo proporciono ese espacio porque es mi sensibilidad, pero precisamente para cada uno saque su sabiduría, saque su individualidad, su propia mecánica, etcétera, etcétera.
Eso es lo que estoy haciendo ahora, los retiros sobre todo, y entendemos que los retiros son para las personas que saben cantar y para las personas que no saben cantar, ¿verdad?
-Entonces, ¿qué beneficios pueden conseguir o qué cosas pueden conseguir las personas que no saben cantar a través de tus retiros, aparte que ya has contado que son un montón de cosas, claro?
Ahí lo que se consigue es que la relación que tú tienes con tu voz, con el cantar o con tu voz hablada o con tu voz expresada, se manifiesta con claridad y ahí se manifiesta con claridad qué manera única tienes tú de usar la voz, ¿no?
Entonces, si tú eres una persona que le gusta cantar y no se atreve, pues seguramente ahí descubrirás de qué modo puedes empezar a cantar y a sacar esa necesidad que tú tienes. Hay gente también que le pasa un poco al contrario, que se cree que como le gusta cantar tiene que hacer no sé qué y de repente descubre que es feliz cantándole a sus hijos y no necesita buscar otra cosa o cantar con la guitarra con sus amigos.
O hay gente que simplemente viene porque siente que tiene un bloqueo a la hora de expresarse, entonces con los sonidos o el canto del momento simplemente están desbloqueando, conectando con el cuerpo para decirles ‘si tú puedes’, ¿no?
Y después se sentirán más capaces para hablar otra vez. Para cada persona la experiencia es única, pero tendrá siempre que ver con la expresión de lo que son y, a nivel más concreto musical, pues también la expresión única que son con la música, con su voz, con su canto. Digamos que hay como una vibración que nos lleva a la sanación y puede haber también un estancamiento energético que nos lleva a la enfermedad o algo así. Sí, yo cada vez estoy más segura de esto que acabas de decir.
Quiero decir, cuando lo único que sabemos en la vida es que cambia, y esto lo sabemos porque la vida es un proceso de nacimiento y muerte, es lo único que sabemos que cambia, se transforma.
Cuando nosotros evitamos ese proceso a todos los niveles, estamos prohibiendo la vida, estamos estancados, estamos congelados, no estamos viviendo. Entonces, la vida te lo que hace es te pone situaciones más intensas para que te des cuenta. A diferentes planos, hay gente más física, más mental, entonces hay gente que sufre más mentalmente, más obsesiva. Hay gente que lo manifiesta más rápidamente desde el cuerpo, y es simplemente la vida diciendo: ‘Hey, presencia, que no te estás dando cuenta’. No, yo cada vez estoy más convencida de eso.
Este proyecto es como el resultado de un proceso personal y artístico muy intenso y profundo. Y aunque todavía no puedo contar mucho más sobre el contenido del disco, puedo decir que es un trabajo muy honesto y auténtico que refleja mi experiencia como mujer y como artista.
En resumen, estoy muy emocionada de poder compartir este proyecto con el mundo y espero que llegue a tocar a las personas de alguna manera. Y también espero que este trabajo pueda inspirar a otras personas a seguir explorando y expresando su propia voz y su propia verdad.
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