Los SUBTIPOS del eneatipo 7 / La gula (Social, sexual, conservación).

Nuestros golosos tienen una subtipo que es un contranúmero muy especial: el siete social.

Mientras el conservación y el sexual se apasionan públicamente por su gula, el contraenatipo social la sacrifica.

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Hay personas que de partida no parecen un siete; pero, cuando vemos los subtipos (sobre el todo el contra siete: el social) terminan encajando perfectamente. En este sentido, conviene remarcar que el siete conservación y el sexual cuadran bastante bien con el prototipo de siete y el social es más niño bueno. Por eso, los sociales tardan en ubicarse en los sietes ya que piensan que una persona tan íntegra como ellos no puede estar en el mismo equipo que una «panda de farsantes y encantadores de serpientes».

Claudio Naranjo en su colección de monografías para cada eneatipo, define el título del tomo de los siete como: GOLOSOS, tramposos, soñadores y charlatanes.

Más o menos, nos encajan bien con sus variantes instintivas.

Como bien sabemos, hay sietes que ochean un poco y que tienen un espíritu un tanto mafioso (7 conservación), digamos que son gente con mucha «tierra». Por aquí, casaría, en su estado más neurótico, la idea de TRAMPOSOS.

Otros son muy bien representados por la imagen de Peter Pan. Son puro aire y auto-indulgencia. Una apología del no compromiso. Estos soñadores, encargan muy bien el concepto de «la planificación«. Se ILUSIONAN por todo, pero terminan poco.

Como contratipo nos encontramos al siete social, que como iremos viendo, no es tan social como nos podríamos imaginar.

De hecho, intentar aplicar las ideas generales de los instintos a los eneatipos está bien -como idea de partida-; pero, si no conocemos bien las particularidades de cada subtipo, nos quedáremos siempre a medias. Esto se ve con más claridad en algunos eneatipos como el siete.

El Dr Naranjo hablaba de ellos como LOS ILUSOS: «se creen buenos o extraordinarios y aspiran a la pureza o santidad». Tienen un buenismo que puede recordar al nueve, tienen unos valores que huelen a uno y, por ultimo, están muy para afuera como puede estar un dos. Además, aunque no son tan seductores como los orgullosos, no se quedan lejos en materia de seducción.

Originalmente Oscar Ichazo para los glotones usó el termino general de «los charlatanes». Así que, aunque en nuestro caso quizás hemos conocido sietes sociales muy parlanchines, y por qué no decirlo un poco pesados, la charlatanería podría ser algo transversal al eneatipo siete en todas sus variantes.

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El Siete Social: Sacrificio de su propia gula

Los siete sociales suelen tener grandes ideales y, a diferencia de sus compañeros de eneatipo, cambia su pasión por la gula por la pasión por el sacrificio. Sueña con un mundo donde no exista dolor y conflicto. De hecho, piensan que pueden escapar a sus propios deseos y ser como una especie de seres angelicales que escapan a las mundanales necesidades del resto de los humanos. La cultura New Age estuvo plagada de sietes sociales, gente muy pura que sólo ve el lado positivo de la vida. Su sacrificio no tiene que ver con las conductas masoquistas de algunos nueves o cuatros. El sacrificio es de su propia gula. Gula que sí siente pero que sacrifica en favor de la imagen idealizada de sí mismo. Y ya de paso, si los demás les ven como unos santos, mejor que mejor.

Gonzalo Morán de Pobre niño pijo apunta: «el 𝟕 𝐒𝐨𝐜𝐢𝐚𝐥 cuya pasión satélite es el «𝗦𝗮𝗰𝗿𝗶𝗳𝗶𝗰𝗶𝗼 ». el cual no es un término que me convenza mucho para este carácter, ya que el sacrificio per se es mucho más aplicable en otros caracteres como el 4 AC o los 9. Me parece más apropiada la palabra «𝗦𝗲𝗿𝘃𝗶𝗰𝗶𝗼», que define mejor la neura de este subtipo, ya que todo está teñido de una 𝗮𝗰𝘁𝗶𝘁𝘂𝗱 𝘀𝗲𝗿𝘃𝗶𝗰𝗶𝗮𝗹 𝗵𝗮𝗰𝗶𝗮 𝗲𝗹 𝗽𝗿ó𝗷𝗶𝗺𝗼 , 𝗹𝗮 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗲𝗱𝗮𝗱 𝗼 𝗲𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗴𝗲𝗻𝗲𝗿𝗮𝗹 motivada en realidad por un interés narcisista de ser visto como alguien ayudador, virtuoso, magnánimo y extraordinario».

Se podría decir que, aunque sea de manera ilusoria, el siete social quiere amar al otro más incluso que así mismo. Aquí estaríamos hablando de un 7S con mucha flecha al 1.

En realidad la bondad no debiera tener límite; pero sí en el siete social, pues su bondad tiene una buena carga de neurosis y de búsqueda de reconocimiento de esta misma bondad. Ser visto como alguien maravilloso es el objetivo.

Muchas veces, cuando hablamos con sietes sociales, nos viene a la mente el refrán: De bueno tonto. Así, dentro de un mismo eneatipo, nos encontramos con este exceso de inocencia del siete social que contrasta con el exceso de picardía del siete conservación.

San Francisco era el ejemplo de verdadero santo que ponía Claudio Naranjo como ejemplo de siete social.

Los sietes sociales sienten que se tienen que entregar a causas mayores con una gran componente de compromiso social. Tienen una tendencia clara a lo espiritual. Muchas veces no parecen sietes, porque se olvidan de las cosas mundanas. Como si lo de este mundo no fuera suficiente para ellos y aspirasen a conectar con algo más grande. 

Algunos sietes, sobre todo chicos, tienen una incontinencia verbal que les hace hablar y hablar, sin llegar a decir nada realmente importante.

Los chicos sietes sociales a veces hablan por los codos.

Aparentemente son los menos sietes de los sietes y se puede decir que son un contrasiete; de hecho, en muchas ocasiones l@s confunden con los cincos. También, curiosamente, terminan siendo los menos sociales de los sietes. Suelen estar en un segundo plano y buscan con ahínco la soledad (aunque sea de manera intermitente). Aun así, su miedo al dolor y al sufrimiento está siempre presente y es precisamente eso lo que les hace embarcarse en cruzadas épicas con tal de no conectar con lo que pasa en el aquí y ahora. Su misión es que nadie se entere que en realidad no es el niño bueno que con tanto ahínco ha creado. Al siete social le cuesta llegar a entender su propia actuación. Incluso cuando alguien ha llegado a identificarse con este eneatipo y subtipo es muy habitual que siga pensando que él, en el fondo, es bueno, alguien santo y puro. Cuesta hacer caer el telón pues la función está muy bien orquestada. A diferencia de sus vecinos, los ochos («los chicos malos»), los sietes sociales son los «chicos buenos» del eneagrama.

Si les miramos con los ojos del carácter de Lowen y Reich, nos encontramos con varias peculiaridades. A diferencia de los subtipos conservación y sexual, no siempre son “rígidos clásicos”. De hecho, por este parecido con algunos cinco, pueden llegar incluso a tener rasgos esquizoides (suelen ser largos y un tanto desgarbados); lo cual, de partida, podría sorprender mucho. Esto, evidentemente, no siempre es así, y sólo es una apreciación sobre un rasgo que vemos que se repite de vez en cuando. 

Con todo ello, al siete social le salva bajar de su nube y comenzar a comportarse como un mortal más. Jamás va a perder esta base de salvar al mundo; pero, si es capaz de comenzar por sí mismo, todo eso que gana. Lo que para el resto de eneatipos es todo un ejemplo a ellos, por el exceso, les sienta fatal. Así, toca quererse a ellos mismos de verdad, comenzar a ser un poco más traviesos y conectar con su necesidad real. A partir de ahí, irán bajando el volumen de su parloteo mental y contactarán con sus emociones.

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El Siete Sexual: Sugestionabilidad (autoindulgencia)

Son los que más gusto tienen por diferentes tipos de gulas aunque, curiosamente, sin ser tan intensos como los conservación. Son los más “ligeros” de los tres sietes y, curiosamente, y a pesar de su apellido, en muchas ocasiones terminan siendo los menos sexuales de los sietes. Son soñadores y con tendencia al encantamiento. No tienen la “dureza” del siete conservación. Se mueven bien en el entusiasmo y la creatividad, evitando la “vulgar la realidad”. De alguna forma, se las apañan para seguir siendo siempre un niño grande que se sale con la suya (siempre hay un lugar más agradable al que ir). De partida, lo del compromiso como que no va con ellos. La figura de Peter Pan encaja como anillo al dedo con este subtipo.

Tampoco suelen caer con facilidad en los excesos, siendo un subtipo que se mueve muy bien en el mundo de la fantasía y las ideas. Es un idealista y su pasión, más allá de la propia gula, es la sugestionabilidad.

Phoebe Buffay (Fibi) en Friends huele a siete sexual.

Respecto al carácter, siguiendo lo aprendido por Reich y Lowen, vendrían a situarse en los rígidos y dentro de estos, en muchos casos, en los rígidos pasivo femeninos. También, algún psicopático podría ser siete sexual.

Con todo ello, el siete sexual, y sus eternas ganas de ser un niño grande (como el dos conserva), funciona desde la sugestionabilidad y la auto-sugestión. Es como un encantador de serpientes que consigue que el mundo caiga rendido a sus pies y, desde ahí, consigue lo que quiere. A su vez, se autoconvence de que si algo ha salido mal, es porque era mejor así. Cualquier problema lo vestirá de oportunidad. Pero, como todo en la vida, si te pasas con algo, también con el optimismo, la bofetada, como revés de la mundanal realidad, está asegurada.

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Aunque de partida pudiéramos pensar en C. TANGANA como un eneatipo 3 social, en la entrevista huele mucho más a 7 sexual. A ver qué os parece.

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Al Eneatipo 7 (chico), muchas veces,  le cuesta salir de las faldas de mamá.

El Siete conservación: Familia

Es el siete con más tendencia a la exageración y a la corrupción, lo que les  puede meter en más de un lío. Son oportunistas y sacarán ventaja de casi todo para conseguir lo que se proponen.

Óscar Ichazo hablaba de ellos como el «Guardián del castillo«.

Si no están muy centrados, pueden ser muy egoístas dentro de todo este entramado (muy al estilo del Padrino). A diferencia de los sietes sexuales, los conservación son los que no están bien con todos, sino que eligen con quien sí quieren estar bien. Son proclives a una lujuria moderada que les acerca al eneatipo ocho. Así, los excesos de todo tipo son lo suyo; desde la comida hasta el sexo y son los más proclives a caer en adiciones.

La estupenda cómica Eva Soriano incidiendo en sus ganas de ser una «disfrutona».
No sólo en esta escena, huele a siete (no social). Seguramente conservación-sexual.

Muchas veces suelen ser bastante grandotes y un tanto aparatosos. Por ello, si los miramos desde el prisma del carácter de Lowen, los podríamos encasillar en los rígidos; muy cerca del rígido fálico narcisista, en principio más propio del ocho y de algunos doses (sociales o sexuales, pero nunca conservación). En cualquier caso, algún psicopático —tanto controlador como seductor— también podría ser siete conservación.

Suelen  camelar al personal, son muy persuasivos; cualquier milonga será bienvenida si con ello consigue lo que quiere.

En sus conversaciones puede haber siempre una doble intención y si pueden venderte algo por el camino lo harán. Hacer negocio es una una de sus pasiones. Es más, son capaces incluso de engañarse a sí mismos con tal de mantener esa fachada encantadora que les permite conseguir lo que quieren cuando quieren.  Se puede decir, que si la ocasión lo requiere, pueden llegar a ser un tanto marrulleros; es decir, pueden ser manipuladores y tramposos.

Con todo ello, y sus ganas de hacer grupo, el siete conservación no quiere disfrutar del banquete solo. Es un siete, y por muy conservación que sea, siempre necesita del grupo, de su clan, para poder dar rienda suelta a su gula. Podríamos decir que es el garante del narcisismo grupal. Un grupete selecto de amigos que disfrutan de la vida y de sus placeres como si no hubiera mañana.

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El «Puto Grison» es uno de los personajes emblemáticos de la Resistencia. En general, con sus intervenciones huele a un siete conservación bastante claro; pero, con esta anécdota, se ve todavía más claro:

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Todo sobre Eneatipo siete, la gula (Ver aquí)

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