PARECIDOS y DIFERENCIAS entre los ENEATIPOS del ENEAGRAMA.

La mayoría de la gente que llega al eneagrama tiene demasiadas ganas de ubicarse en un eneatipo. Esto hace que no se den el tiempo necesario para entender bien la teoría del eneagrama y, en realidad, tampoco a ellos mismos. 

Además, hay muchos rasgos de la forma de ser de cada personaje que se repiten en varios eneatipos. Esto hace que, en muchos casos, sea realmente complicado saber el eneatipo con el que nos podemos identificar y, de hecho, suele haber un momento del proceso en que parece que podemos ser casi todos. 

Sobre todo esto, vale la pena reflexionar. ¿Nos acompañas? 

Partiendo de la base de que hay eneatipos que son diametralmente opuestos y que nadie se podría confundir, por ejemplo un 8 y un 5, hay otros que sí pueden resultar más similares. A veces, el parecido es meramente “formal” y cuando de verdad rascas más allá de la superficie, se ve un fondo muy diferente; pero, en algunos casos, tenemos eneatipos, o mejor dicho, subtipos de eneatipos que se asemejan mucho. 

En este post, no vamos a entrar en todas las relaciones (esto lo hacemos en nuestro Eneagrama de las relaciones), pero sí que podemos dar algunas pinceladas.

Índice:

1 Confusiones habituales entre los eneatipos (por Haiki)
2 Confusiones habituales entre los eneatipos (El libro)
3 Confusiones habituales entre los eneatipos (según Claudio Naranjo)

1 Confusiones habituales entre los eneatipos (por Haiki)

TRIADA EMOCIONAL

¿El Eneatipo 2 puede confundirse con otros eneatipos?

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¿El Eneatipo 3 puede confundirse con otros eneatipos?

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¿El Eneatipo 4 puede confundirse con otros eneatipos?

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MasterClass (Minitaller) de Similitudes y diferencias entre eneatipos

TRIADA MENTAL

¿El Eneatipo 5 puede confundirse con otros eneatipos?

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¿El Eneatipo 6 puede confundirse con otros eneatipos?

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¿El Eneatipo 7 puede confundirse con otros eneatipos?

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TRIADA VISCERAL

¿El Eneatipo 8 puede confundirse con otros eneatipos?

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¿El Eneatipo 9 puede confundirse con otros eneatipos?

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¿El Eneatipo 1 puede confundirse con otros eneatipos?

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Resumiendo mucho:

Cuando  el eneatipo 2 se viene arriba, sobre todo en subtipo sexual y social, puede parecer un ocho. 

El dos tiene la particularidad de poder estar aparentemente tranquilo y muy suave y en un pis pas ponerse como si fuera a estallar de rabia e ira.

De hecho, de dice que el dos está ocheando cuando su orgullo es más palpable de lo habitual.  Por ello, hay gente que se ubica en el ocho y no en el dos. 

Y ochos no hay tantos como se piensa. El ocho ha tenido una infancia, normalmente, desestructurada y sin límites, mientras que el dos, generalmente chica, ha sido el ojito derecho de papá y su infancia fue aparentemente feliz. Por aquí, se quitan muchas dudas.  El subtipo dos conservación, lejos de ochear, lo que hace es cuatrear mucho. Es decir, su tendencia a evitar el conflicto y ser como una niña grande, le hace tener una energía mucho más suave que sus compis de suptipos y podría recordar al eneatipo cuatro. Esconde tanto su orgullo que pareciera no tenerlo y ser tan sólo una niña caprichosa. Su palabra clave, o pasión satélite, el privilegio, es casi tan potente como la pasión principal.

 

Curiosamente, algunos nueves también se pueden llegar a ver en el eneatipo dos, aunque, de partida, tienen un funcionamiento diferente. Sin embargo, los orgullosos ponen la mirada en el otro. El dos lo hace para ver a quien puede ayudar (y tener deudas pendientes) y el nueve busca personas con las que confluir y olvidarse de sí mismos. Esto  lleva al eneatipo dos a situarse en una figura de salvador que no es lo mismo que el servicial nueve, pero puede tener ciertos ecos. 

En este sentido, es importante recordar que, aunque tanto el nueve como el dos parece que están igualmente ayudando, hay una diferencia clave. El dos va invadiendo y viendo quién tiene algún problema para ayudarle, mientras que el nueve es solicitado por otra gente para que ayude y, aunque no quiera (por su dificultad de decir no) termina ayudando. 

2 Confusiones habituales entre los eneatipos (El libro)

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3 Confusiones habituales entre los eneatipos (según Claudio Naranjo)

Estas confusiones son mucho más habituales de lo que nos pensamos. 

Se da por hecho, muchas veces, que el proceso de identificación es rápido; pero, en la mayoría de los casos no es así.
Por ello, os rescatamos las palabras del maestro chileno que ya en la biblia del eneagrama (Caracter y Neurosis) lo dejaba bien claro.

TRIADA EMOCIONAL

Confusiones  Eneatipo 2

II/III:

Aunque ambos comparten la preocupación por la apariencia personal y la sed de atención, el eneatipo II es comparativamente libre y espontaneo, mientras que el eneatipo III es controlado, con miedo de soltarse. Por otro lado, el eneatipo II tiende a invadir; el eneatipo III es más cuidadoso con los límites.

II/VII:

Aunque ambos son seductores y hedonistas, el eneatipo II es un tipo verdaderamente emocional, mientras que en el eneatipo VII la cálida amabilidad se produce en el contexto de una mayor independencia y con un fondo de desimplicación fría.

II/VIII:

Aunque el orgulloso puede ser impulsivo, arrogante y desdeñoso, el eneatipo II es, sin duda, emocional, mientras que el eneatipo VIII es activo. El eneatipo II es predominantemente seductor, y el eneatipo VIII está más orientado hacia el poder y la dominación explícita.

Confusiones  Eneatipo 3

III/II: 

Aunque ambos comparten la preocupación por la apariencia personal y la sed de atención, el eneatipo II es comparativamente libre y espontáneo, mientras que el eneatipo III es controlado, con miedo de soltarse. Por otro lado, el eneatipo II tiende a invadir; el eneatipo III es más cuidadoso con los límites.

III/IV: 

Como ocurre con la distinción entre el II y el III, la diferencia entre el III y el IV implica el contraste entre el hipercontrol y la expresividad emocional. Si el estereotipo del eneatipo III es la muñeca Barbie, el del eneatipo IV es una bailarina. Una distinción aún más determinante es el contraste entre el estado exultante del eneatipo III y el mayor contacto con la tristeza del eneatipo IV, lo cual es a su vez un reflejo de los buenos o malos sentimientos sobre sí mismos, respectivamente. Aunque ambos presentan interferencias en su espontaneidad, en el eneatipo III ello se traduce en formalismo y en el eneatipo IV en afectación. Por otro lado, comparativamente hablando, el eneatipo III es más intelectual y el eneatipo IV es más emocional. 

III/V: 

Es difícil confundir estos dos, pues el eneatipo III es eficiente, mientras que el V, en su desapego de lo mundanal, es ineficaz y poco práctico. Ambos pueden ser considerados narcisistas por cuanto, a veces, el eneatipo V, como el III, busca el ser y el amor mediante la perfecta ejecución; pero su estilo es diferente, ya que el eneatipo III es más social y confrontativo que el esquizoide, mientras que éste último evita la confrontación y el contacto social. 

III/VI: 

En algunos casos, puede resultar difícil distinguir estos dos, pues el eneatipo VI puede mostrar mucha vanidad y el eneatipo III puede tender a la ansiedad. Sin embargo, el contenido de esta ansiedad suele ser diferente: en el eneatipo III, está más relacionada con el desvelamiento de sí mismo y la separación; en el eneatipo VI, con el cometer errores o no saber qué curso de acción tomar. Aunque el eneatipo III puede tener un alto nivel intelectual, su orientación intelectual consiste en la necesidad de un apoyo racional para la acción práctica, mientras que el eneatipo VI, en general, está más interesado en las cuestiones teóricas y metafísicas, más allá de lo práctico. Quizá más determinante que el contraste entre introversión y extroversión en estos tipos sea que el eneatipo VI se guía por su interior, mientras que el eneatipo III se guía por los demás. 

III/VII: 

Estos tipos pueden confundirse, por cuanto el eneatipo VII suele considerarse a sí mismo vanidoso y extrovertido. Lo más frecuente es que la motivación de alcanzar logros sea más fuerte en el eneatipo III, pues en el eneatipo VII está mitigada por una autoindulgente aversión al esfuerzo. Por otra parte, aunque el eneatipo III puede verse a sí mismo como alguien que sabe disfrutar, el eneatipo VII es más exactamente un hedonista, pues su deseo de placer se produce en un contexto de auténtica permisividad y poca preocupación por las convenciones sociales. Aún más decisivo es el contraste que se establece en estos tipos entre disciplina frente a control y, con respecto a los demás, permisividad frente a control. 

III/VIII: 

Estos dos pueden confundirse ocasionalmente, por cuanto el individuo del eneatipo III puede ser consciente de haber desarrollado una competitividad asertiva de tipo vengativo, y ambos pueden ser dominantes y competitivos. La diferencia principal, así como en la distinción entre III y VII, es la impulsividad y rebeldía del eneatipo VIII frente al autocontrol y la conformidad típicos del eneatipo III. 

III/IX: 

Aunque el contraste entre estos dos sea notable en cuanto a la percepción de su motivación de alcanzar logros, ambos pueden ser adictos al trabajo y vivir en la superficie de su ser. Por otro lado, el eneatipo IX puede ser tan falto de emoción como parece ser el eneatipo III, y el eneatipo III puede ser tan afectuoso como lo es, típicamente, el eneatipo IX. Una diferencia entre ellos es que el eneatipo IX es el carácter más orientado hacia la tradición, mientras que el eneatipo III es más orientado hacia los demás. Por otra parte, el carácter del eneatipo IX se produce en un contexto de viscerotonia, mientras que el eneatipo III tiene un marco somatotónico. Aunque ambos son prácticos, el primero es relajado y el último enérgico y directo, en su actitud física tanto como en su disposición

Confusiones  Eneatipo 4

III/IV:

Como ocurre con la distinción entre el II y el III, la diferencia entre el III y el IV implica el contraste entre el hipercontrol y la expresividad emocional. Si el estereotipo del eneatipo III es la muñeca Barbie, el del eneatipo IV es una bailarina. Una distinción aún más determinante es el contraste entre el estado exultante del eneatipo III y el mayor contacto con la tristeza del eneatipo IV, lo cual es a su vez un reflejo de los buenos o malos sentimientos sobre sí mismos, respectivamente. Aunque ambos presentan interferencias en su espontaneidad, en el eneatipo III ello se traduce en formalismo y en el eneatipo IV en afectación. Por otro lado, comparativamente hablando, el eneatipo III es más intelectual y el eneatipo IV es más emocional.

IV/V:

Los eneatipos IV y V, ambos en la parte inferior del eneagrama, comparten la identificación con el perro de abajo; es decir, sentimientos de inferioridad y culpa, así como una tendencia a la sumisión. Si, ante la frustración, el eneatipo IV se hace dependiente de las relaciones, el eneatipo V, en cambio, las abandona; y mientras que la depresión típica del eneatipo IV es, por su trasfondo emocional, de aflicción, llanto y autoacusación, la depresión del eneatipo V es de una sequedad hueca, una desolación en la que la pena parece haber sido enterrada bajo una losa de resignación. En conjunto, podemos decir que el eneatipo IV es intenso, siendo el eneatipo V la menos intensa de las personalidades, después del eneatipo IX.

IV/VI:

Tal vez la diferencia más notable entre estos tipos sea la emocionalidad y la expresividad del eneatipo IV, en contraste con la concentración intelectual y la inhibición del eneatipo VI. No es fácil confundirlos.

IV/VIII:

Aunque estos tipos tienen mucho en común, en el primero hay una mayor intensidad emocional y, en el segundo, una intensidad de la vida activa. Por otro lado, la rabia del primero dura más tiempo, mientras que en el eneatipo VIII se esfuma tras su expresión explosiva. Sin embargo, resulta más importante el contraste entre la impulsividad del VIII, que persigue lo que desea, y la inhibición del eneatipo IV, cuyo fuerte deseo va acompañado de una prohibición a sí mismo y de una condena interna por desear en exceso. En consecuencia, el eneatipo VIII invade y el eneatipo IV se queja o manipula a través del sufrimiento.

IV/IX:

El rasgo común de estos caracteres es que pueden constituir el trasfondo de estados depresivos. Pero incluso en esos casos, el eneatipo IV presenta una depresión de tipo «reclamante», mientras que en el eneatipo IX existe una depresión de pura aflicción y pasividad, en la que no sentimos el elemento dramático ni la necesidad de atención del primero. Aunque ambos han sido calificados de «masoquistas», el eneatipo IV es emocional e hipersensible, y el eneatipo IX práctico y resignado. El eneatipo IV es histriónico; el eneatipo IX flemático.

TRIADA MENTAL

Confusiones  Eneatipo 5

I/V: 

Aunque ambos son controlados y perfeccionistas, difieren en que se identifican más con el sub-yo digno o con el culpable, respectivamente, y en que el eneatipo I es asertivo y directo, mientras que el eneatipo V es tímido e inhibido en su expresión.

III/V: 

Es difícil confundir estos dos, pues el eneatipo III es eficiente, mientras que el V, en su desapego de lo mundanal, es ineficaz y poco práctico. Ambos pueden ser considerados narcisistas por cuanto, a veces, el eneatipo V, como el III, busca el ser y el amor mediante la perfecta ejecución; pero su estilo es diferente, ya que el eneatipo III es más social y confrontativo que el esquizoide, mientras que éste último evita la confrontación y el contacto social.

IV/V: 

Los eneatipos IV y V, ambos en la parte inferior del eneagrama, comparten la identificación con el perro de abajo, es decir, sentimientos de inferioridad y culpa, así como una tendencia a la sumisión. Si, ante la frustración, el eneatipo IV se hace dependiente de las relaciones, el eneatipo V, en cambio, las abandona; y mientras que la depresión típica del eneatipo IV es, por su transfondo emocional, de aflicción, llanto y autoacusación, la depresión del eneatipo V es de una sequedad hueca, una desolación en la que la pena parece haber sido enterrada bajo una losa de resignación. En conjunto, podemos decir que el eneatipo IV es intenso, siendo el eneatipo V la menos intensa de las personalidades, después del eneatipo IX.

V/VI: 

Pueden ser confundidos por los rasgos esquizoides del eneatipo V, así como por los estados de ánimo tristes del subtipo más evitador. Por otro lado, el eneatipo V puede ser, como el eneatipo VI, desconfiado, aunque su desconfianza es más evitadora que incluso la del eneatipo VI evitador o fóbico, que es más dependiente, afectuoso y generoso, tanto por su disponibilidad como por su calidad de buen anfitrión. Comparativamente, el eneatipo VI es más disciplinado y tiene más en cuenta la autoridad externa, ya sea por lo que respecta a la sumisión a lo convencional o a la autoridad real, ya sea por el dominio sobre sus inferiores en la escala jerárquica.

Confusiones  Eneatipo 6

III/VI:

En algunos casos, puede resultar difícil distinguir estos dos, pues el eneatipo VI puede mostrar mucha vanidad y el eneatipo III puede tender a la ansiedad. Sin embargo, el contenido de esta ansiedad suele ser diferente: en el eneatipo III, está más relacionada con el desvelamiento de sí mismo y la separación; en el eneatipo VI, con el cometer errores o no saber qué curso de acción tomar. Aunque el eneatipo III puede tener un alto nivel intelectual, su orientación intelectual consiste en la necesidad de un apoyo racional para la acción práctica, mientras que el eneatipo VI, en general, está más interesado en las cuestiones teóricas y metafísicas, más allá de lo práctico. Quizá más determinante que el contraste entre introversión y extroversión en estos tipos sea que el eneatipo VI se guía por su interior, mientras que el eneatipo III se guía por los demás.

IV/VI:

Tal vez la diferencia más notable entre estos tipos sea la emocionalidad y la expresividad del eneatipo IV, en contraste con la concentración intelectual y la inhibición del eneatipo VI. No es fácil confundirlos.

V/VI:

Pueden ser confundidos por los rasgos esquizoides del eneatipo V, así como por los estados de ánimo tristes del subtipo más evitador. Por otro lado, el eneatipo V puede ser, como el eneatipo VI, desconfiado, aunque su desconfianza es más evitadora que incluso la del eneatipo VI evitador o fóbico, que es más dependiente, afectuoso y generoso, tanto por su disponibilidad como por su calidad de buen anfitrión. Comparativamente, el eneatipo VI es más disciplinado y tiene más en cuenta la autoridad externa, ya sea por lo que respecta a la sumisión a lo convencional o a la autoridad real, ya sea por el dominio sobre sus inferiores en la escala jerárquica.

VI/VII:

Es probable que el eneatipo VII sea más encantador y considerablemente más adaptable que el eneatipo VI. Por otra parte, la experiencia de rabia destaca más en el eneatipo VI. La diferencia más notable es la que existe entre la culpa característica de este último y su ausencia en el primero. Mientras que el eneatipo VI tiene una visión jerárquica de las relaciones, el eneatipo VII aborda a la gente como iguales y se siente poco intimidado por la autoridad. Si el eneatipo VII es, en un sentido amplio del término, un tipo miedoso, no tiende tanto a la ansiedad como el eneatipo VI, y su miedo es sólo un aspecto psicodinámico tras su amabilidad compulsiva.

VI/VIII:

Aquí la distinción es bastante clara, por la falta de asertividad de uno frente a la sobreasertividad del otro y por el miedo manifiesto frente a la ausencia de miedo evidente (salvo en el caso de uno de los subtipos de la cobardía, el carácter contrafóbico, en el que la búsqueda de la fortaleza y la belicosidad pueden hacerle parecer al carácter fálico-narcisista). Una diferencia existente entre ellos es la de una mayor orientación intelectual en el eneatipo VI, en contraste con la orientación antiintelectual más frecuente en el eneatipo VIII, además de la mayor presencia en el primero de la culpa, la preocupación por la autoridad intelectual y una cierta dosis de introversión, frente a una mayor impulsividad e indisciplina en el segundo.

VI/IX:

Aquí, una diferencia es la de la característica de introvertido o de extrovertido. Otra diferencia relacionada con ésta es el predominio de una orientación intelectual o sensomotora, respectivamente. Mientras que el eneatipo VI se orienta hacia la jerarquía, el eneatipo IX rechaza una perspectiva jerárquica. Por otro lado, si el eneatipo VI, junto con el eneatipo V, es el más guiado por su interior, el eneatipo IX es la expresión más pura del seguimiento de la tradición.

I/VI:

La variedad del eneatipo VI predominantemente orientada hacia el deber puede resultar difícil de distinguir del eneatipo I. Una diferencia estriba en la mayor asertividad de éste último; otra, en la mayor dificultad del miedoso para tomar decisiones. Por otro lado, el eneatipo I es más activo.

Confusiones  Eneatipo 7

II/VII: 

Aunque ambos son seductores y hedonistas, el eneatipo II es un tipo verdaderamente emocional, mientras que en el eneatipo VII la cálida amabilidad se produce en el contexto de una mayor independencia y con un fondo de desimplicación fría.

III/VII: 

Estos tipos pueden confundirse, por cuanto el eneatipo VII suele considerarse a sí mismo vanidoso y extrovertido. Lo más frecuente es que la motivación de alcanzar logros sea más fuerte en el eneatipo III, pues en el eneatipo VII está mitigada por una autoindulgente aversión al esfuerzo. Por otra parte, aunque el eneatipo III puede verse a sí mismo como alguien que sabe disfrutar, el eneatipo VII es más exactamente un hedonista, pues su deseo de placer se produce en un contexto de auténtica permisividad y poca preocupación por las convenciones sociales. Aún más decisivo es el contraste que se establece en estos tipos entre disciplina frente a control y, con respecto a los demás, permisividad frente a control.

 VI/VII:

 Es probable que el eneatipo VII sea más encantador y considerablemente más adaptable que el eneatipo VI. Por otra parte, la experiencia de rabia destaca más en el eneatipo VI. La diferencia más notable es la que existe entre la culpa característica de este último y su ausencia en el primero. Mientras que el eneatipo VI tiene una visión jerárquica de las relaciones, el eneatipo VII aborda a la gente como iguales y se siente poco intimidado por la autoridad. Si el eneatipo VII es, en un sentido amplio del término, un tipo miedoso, no tiende tanto a la ansiedad como el eneatipo VI, y su miedo es sólo un aspecto psicodinámico tras su amabilidad compulsiva.

TRIADA ACCIÓN

Confusiones  Eneatipo 8

II/VIII: 

Aunque el orgulloso puede ser impulsivo, arrogante y desdeñoso, el eneatipo II es, sin duda, emocional, mientras que el eneatipo VIII es activo. El eneatipo II es predominantemente seductor, y el eneatipo VIII está más orientado hacia el poder y la dominación explícita.

III/VIII: 

Estos dos pueden confundirse ocasionalmente, por cuanto el individuo del eneatipo III puede ser consciente de haber desarrollado una competitividad asertiva de tipo vengativo, y ambos pueden ser dominantes y competitivos. La diferencia principal, así como en la distinción entre III y VII, es la impulsividad y rebeldía del eneatipo VIII frente al autocontrol y la conformidad típicos del eneatipo III.

IV/VIII: 

Aunque estos tipos tienen mucho en común, en el primero hay una mayor intensidad emocional y, en el segundo, una intensidad de la vida activa. Por otro lado, la rabia del primero dura más tiempo, mientras que en el eneatipo VIII se esfuma tras su expresión explosiva. Sin embargo, resulta más importante el contraste entre la impulsividad del VIII, que persigue lo que desea, y la inhibición del eneatipo IV, cuyo fuerte deseo va acompañado de una prohibición a sí mismo y de una condena interna por desear en exceso. En consecuencia, el eneatipo VIII invade y el eneatipo IV se queja o manipula a través del sufrimiento.

VI/VIII: 

Aquí la distinción es bastante clara, por la falta de asertividad de uno frente a la sobreasertividad del otro y por el miedo manifiesto frente a la ausencia de miedo evidente (salvo en el caso de uno de los subtipos de la cobardía, el carácter contrafóbico, en el que la búsqueda de la fortaleza y la belicosidad pueden hacerle parecer al carácter fálico-narcisista). Una diferencia existente entre ellos es la de una mayor orientación intelectual en el eneatipo VI, en contraste con la orientación antiintelectual más frecuente en el eneatipo VIII, además de la mayor presencia en el primero de la culpa, la preocupación por la autoridad intelectual y una cierta dosis de introversión, frente a una mayor impulsividad e indisciplina en el segundo.

VII/VIII: 

La diferencia entre estos dos caracteres podría expresarse como el contraste entre una mentalidad tierna y una mentalidad ruda. Aunque ambos son impulsivos, el primero es intelectual y el último activo. Por otro lado, el eneatipo VII tiende a ser sumiso, mientras que el eneatipo VIII es dominante.

Confusiones  Eneatipo 9

VII/IX:

Estos dos pueden confundirse, porque los rasgos de pasividad y pereza, a veces presentes en el eneatipo VII, son interpretados como expresión de la pasión dominante del eneatipo IX. Una diferencia es que la intensa fantasía del eneatipo VII contrasta con la falta de interioridad del eneatipo IX. Otra, la’ astucia sagaz y la sutilidad del eneatipo VII, que contrasta con la falta de sutileza y la ingenuidad del síndrome del Sancho Panza. Por otro lado, la autoindulgencia del eneatipo VII contrasta marcadamente con la capacidad del eneatipo IX de posponer sus deseos y sobreadaptarse al medio. Finalmente, mientras que la gula conduce a la complejidad psicológica, la pereza psicológica, por el contrario, conduce a la sobresimplificación.

VI/IX:

Aquí, una diferencia es la de la característica de introvertido o de extrovertido. Otra diferencia relacionada con ésta es el predominio de una orientación intelectual o sensomotora, respectivamente. Mientras que el eneatipo VI se orienta hacia la jerarquía, el eneatipo IX rechaza una perspectiva jerárquica. Por otro lado, si el eneatipo VI, junto con el eneatipo V, es el más guiado por su interior, el eneatipo IX es la expresión más pura del seguimiento de la tradición.

V/IX:

Es posible confundir estos caracteres, porque, a pesar del contraste entre la introversión hipersensible y la extroversión «hiposensible», en ambos podemos hablar de resignación y olvido de sí. La diferencia es la resignación con distanciamiento de la gente (aislamiento) y la resignación con participación (contacto), lo cual implica el contraste entre una forma de ser no generosa y otra abnegada, respectivamente. Lo más característico, sin embargo, es el contraste entre la generosidad del eneatipo IX y lo poco que el eneatipo V está dispuesto a ofrecer su limitada disponibilidad, cooperación y apoyo.

IV/IX:

El rasgo común de estos caracteres es que pueden constituir el trasfondo de estados depresivos. Pero incluso en esos casos, el eneatipo IV presenta una depresión de tipo «reclamante», mientras que en el eneatipo IX existe una depresión de pura aflicción y pasividad, en la que no sentimos el elemento dramático ni la necesidad de atención del primero. Aunque ambos han sido calificados de «masoquistas», el eneatipo IV es emocional e hipersensible, y el eneatipo IX práctico y resignado.

El eneatipo IV es histriónico; el eneatipo IX flemático.

III/IX:

Aunque el contraste entre estos dos sea notable en cuanto a la percepción de su motivación de alcanzar logros, ambos pueden ser adictos al trabajo y vivir en la superficie de su ser. Por otro lado, el eneatipo IX puede ser tan falto de emoción como parece ser el eneatipo III, y el eneatipo III puede ser tan afectuoso como lo es, típicamente, el eneatipo IX. Una diferencia entre ellos es que el eneatipo IX es el carácter más orientado hacia la tradición, mientras que el eneatipo III es más orientado hacia los demás. Por otra parte, el carácter del eneatipo IX se produce en un contexto de viscerotonia, mientras que el eneatipo III tiene un marco somatotónico. Aunque ambos son prácticos, el primero es relajado y el último enérgico y directo, en su actitud física tanto como en su disposición psicológica.

II/IX:

Si bien he visto en ocasiones confundir los eneatipos IX y II por su actitud generosa, ningún carácter podría considerarse menos histriónico ni menos egocéntrico que el eneatipo IX, mientras que en el eneatipo II la resignación o la tendencia a la rutina son mínimas. El eneatipo IX es conscientemente desinteresado, mientras que el eneatipo II es manipulador y egoísta en su dadivosidad. Por otro lado, el eneatipo IX es paciente y el eneatipo II impaciente. El eneatipo IX es realista; el eneatipo II es romántico.

Confusiones  Eneatipo 1

I/III:
Aunque parecidos por su autocontrol y su formalidad, difieren en que el eneatipo I es contenido y serio, mientras que el eneatipo III es expansivo y alegre. Por otro lado, el punto de mira del eneatipo I es la tradición y el del eneatipo III son los otros.

I/V:
Aunque ambos son controlados y perfeccionistas, difieren en que se identifican más con el sub-yo digno o con el culpable, respectivamente, y en que el eneatipo I es asertivo y directo, mientras que el eneatipo V es tímido e inhibido en su expresión.

I/VI:
La variedad del eneatipo VI predominantemente orientada hacia el deber puede resultar difícil de distinguir del eneatipo I. Una diferencia estriba en la mayor asertividad de éste último; otra, en la mayor dificultad del miedoso para tomar decisiones. Por otro lado, el eneatipo I es más activo.

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Todo el texto está extraído del libro Carácter y Neurosis de Claudio Naranjo.

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