Los SUBTIPOS del eneatipo 1 / La Ira (Social, sexual, conservación).

Si hay un personaje que sea apasiona especialmente por la ira, ese el uno. Un eneatipo con tendencia a la perfección, pero que no expresa siempre la Ira de igual manera.

En este caso, analizaremos cómo esta rabia se manifiesta (o no).

Cada subtipo es un mundo y sobre todo ello va el post de hoy.

Recuerda que, como en cada eneatipo, en función de los subtipos, el eneatipo cambia bastante. En este caso, los sexuales y sociales se muestran más hacia fuera y se les ve venir, mientras que el conservación va hacia dentro y puede no parecer muy exigente y perfeccionista, pero, sin embargo se da una caña tremenda. Aun así, los sociales siguen teniendo un punto de corrección que también les tapa la ira.

Este uno conservación tiene un nivel de auto-represión altísimo. Aparentemente la ira no está por ninguna partes. Eso sí, lo uno conservación bien saben la profesión va por dentro.

El contranúmero, en este caso, sería el uno sexual, pues es quien sí permite mostrar la ira y, de alguna forma, se siente más libre que los otros dos subtipos. Esto puede parecer un poco contraintuitivo pues, de partida, la pasión del uno es la ira. La explicación es que quizás se debiera decir que es una ira que se traga. Está pero no se muestra.

En cualquier caso, todos los subtipos tienen tendencia a sufrir bastante. Incluso, en estados patológicos, tienen cierta tendencia a plantearse situaciones extremas.

En todos los subtipos podemos ver su tendencia a mostrarse virtuosos, mientras en el fondo se saben que no lo son. Extrañamente, hay una hipocresía de fondo en un eneatipo que vende rectitud y honorabilidad. De hecho, conforme el uno va minimizando su neurosis, va mostrándose menos noble y bienintencionado.

Con ello, nos encontramos con un 1 social que curiosamente puede confundirse con un cinco, al 1 sexual que en la foto fija puede parecer un eneatipo ocho y al 1 conservación que sí es capaz de mostrarse más cariñoso y empático que sus compis de triada. Este uno también puede recordarnos al eneatipo seis.

Todo sobre El eneatipo uno, el perfeccionista (ver aquí)

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Como ideas básicas podemos decir:
El 1 Social tiene un punto más elegante, casi aristocrático. Hay un cierto cuidado en la imagen. Quiere estar en el grupo, pero le cuesta formar parte del mismo.
El 1 sexual tiene más energía que el resto. Es más arrogante y engreído de los unos. Tiene una flecha al siete más directa. Es el más contundente de los unos.
El 1 conservación se toma mucho tiempo en ordenar las cosas, su preocupación es hacer todo bien.  Es más el más suave de los unos y tiene más a mano su flecha al cuatro.
 

El uno Social: Inadaptación

Curiosamente tienen una gran dificultad en lo social, pues siempre esperan que las cosas se hagan como ellos piensan que es lo correcto. La pasión de la ira transmuta en una pasión, en palabras de Óscar Ichazo,  por la inadaptabilidad. Cree ser el uno perfecto.  Nunca está satisfecho y pocas veces busca a los demás para pedir ayuda. A diferencia del uno conservación que todavía piensa que tiene que trabajar más para ser más perfecto, el uno social siente que ya es perfecto tal cual es. Si te pueden echar en cara tu equivocación mejor que mejor. Son muy de «yo te lo dije. Ves como yo tenía razón». Desde aquí, muestran su superioridad moral y su fuerza. Fuerza que desde bien niños enmascara su ternura.

Piensan que todo iría mejor si todo el mundo actuase como ellos. Sin duda son los más rígidos de los rígidos, pudiendo tener muy acentuado su mundo obsesivo compulsivo. A diferencia de los treses, a uno social le importa muy poco lo que otros piensen. Su actitud será la opuesta de la camaleónica del eneatipo vanidoso.

Ven el mundo como un lugar a mejorar, lleno de personas incompetentes. Por ello, sienten enojo e incomodidad cuando ven que sus valiosos consejos no son tenidos en cuenta como a ellos les gustaría. Esto les conecta con una tremenda sensación de estar fuera de lugar.

Tienen tendencia a ideas del tipo: «esto se hace así» o «esto tiene que ser como yo digo». Ellos piensan que sólo hay una forma de hacer las cosas.

En algunos casos podrían parecer una especie de Lord Inglés. Suelen tener ese punto de corrección extrema del «carácter aristocrático». Pueden ser, a pesar de  ser muy de acción, también, intelectuales y cultos.

En palabras del polémico terapeuta Antonio Ferrara: «(…) no dejé de ser un niño sensible, muy emotivo, que retenía las emociones reprimiéndolas; no quería mostrarlas, pero por dentro devastaban mi pecho. Me sonrojaba y me avergonzaba incluso por pequeñas cosas. Poco a poco, con el tiempo, aprendí a controlarme, me hice más fuerte, más duro; no quería que descubrieran lo que efectivamente vivía. No quería ser «debilucho, frágil, sensible» y, por lo tanto, escondía mis estados de ánimo, las dificultades, y no pedía. El modo en que ellos me querían me hacía sentir distinto, incapaz, limitado. En el fondo no tenía confianza en que papá y mamá pudieran responder a mis exigencias.»*

Con todo ello, el uno social no se adapta demasiado bien a lo social, pues sus ganas de que todos hagan lo que él quiera le llevan a quedar inadaptado socialmente. Su manifiesta superioridad le hace distante y frío.

Eso sí, cuando su neurosis de serie remite un poco,  tienen una fuerte implicación en favor del bien común.

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El uno Sexual: Vehemencia

Lo dan todo en cada cosa que hacen. Siempre hay un cuidado y esmero excesivo en el detalle. Tienen adicción a la intensidad y transmutan la ira en la pasión por la vehemencia. Sienten la rabia y el enojo. Son personas que cuando miran para atrás ven que hay un hilo conductor de un impulso volcánico brotando de lo más hondo de ellas. Una fuerza que se ha ido expresando y ha dejado más de un cadáver por el camino.

Desde ahí, contactan con facilidad con el dominio y la conquista. Tienen muy claro qué es lo que hay que hacer y lo hacen sin titubeos. Claudio Naranjo hablaba de que los conquistadores españoles podían asociarse a esta energía. En favor de un Dios benévolo y para la gloría de sus reyes,  saqueaban y mataban sin cargo de conciencia. Era lo que había que hacer.

Este dejarse ir por el impulso del eneatipo uno sexual, puede recordar un poco a los ochos.

En el terreno de la pareja terminan siendo muy asfixiantes al exigir muchísimo al otro. Confunden sincericidio con asertividad. A diferencia de los unos conservación, el uno sexual puede pasar de la ira encubierta a la rabia explícita en un pis pas.

Son extremadamente fieles y leales; en este sentido, muy parecidos al seis «deber»o seis social. Marcan los límites con claridad e intentan respetarlos.  Pero, si se descuidan, entrarán en la posesión y en los celos.

Este subtipo es el perfeccionador por excelencia. Tiene una peligrosa tendencia a la idealización. En ellos hay una búsqueda constante de la intensidad.

Se concentran en personas concretas a las que poder mejorar. Están seguros que con sus consejos la otra persona, por fin, comenzará a hacer lo correcto. Pero claro… la vida no es como ellos quieren y terminan viendo que no consiguen hacer de la otra persona alguien perfecto. 

Desde ahí, conectan con el gruñón que llevan dentro.

Chica que huele a E1 sexual:

El uno sexual ha de bajar su intensidad, dar un descanso a su impulso y contactar con una cierta serenidad.

Con todo ello, el uno sexual vomita su enfado contra el mundo. Hay amargura a flor de piel. Le hierve la sangre con su propia violencia y desde hay se convierte en transmisor de Ira.

Señorita Rotenmeyer cuadra bien por con estereotipo de uno sexual. Por suerte, este tipo de profesores y profesoras se va transformando en docentes más respetuosos y cariñosos (ver aquí).

Con todo ello, el uno sexual vomita su enfado contra el mundo. Hay amargura a flor de piel. Le hierve la sangre con su propia violencia y desde hay se convierte en transmisor de Ira.


«Cuando te enojes, vuelve a ti mismo y cuida de tu ira. Y cuando alguien te haga sufrir, regresa a ti mismo y cuida de tu sufrimiento. No digas ni hagas nada, cualquier cosa que digas o hagas en un estado de ira podría estropear más tu relación.
La mayoría no lo hacemos, no queremos volver a nosotros mismos, sino perseguir a esa persona para castigarla. Pero si tu casa se está incendiando, lo más urgente es volver a ella e intentar apagar el fuego y no echar a correr detrás del que crees que la ha incendiado, porque si lo haces, tu casa se quemará mientras te dedicas a atraparle.» Thich Nhat Hanh

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*Extracto del libro 27 personajes en busca del ser de Claudio Naranjo.

El uno conservación: Preocupación

En este caso, estamos ante el uno más perfeccionista e hiperpreocupado. La pasión por el la Ira transmuta en una apego excesivo por el control y el «tengo que /debo de». Lo cual, evidentemente, le hace sufrir mucho. Viven en una angustia casi constante. Su preocupación es que todo esté bien, y lo que para ellos es bien, para cualquier otro eneatipo sería infinitamente muy bien. No tienen una vara de medir estándar. Son muy previsores y les gusta que la situación este bajo su mirada. Vaya… que todo salga al milímetro, justo como él había imaginado. Sin embargo, él no es capaz de ver que todo está bien y está en modo mejora continua. Se pueden sentir sucios o que tienen mucho que mejorar, lo cual les mete un plus de presión extra. Además, tiende a disimular su rabia, preocupación y control; con lo cual, se desgasta haciéndose pasar por lo que no es.

En palabras de Claudio Naranjo: «(…) Se podría decir, en efecto, que en este tipo de persona la preocupación constituye una verdadera pasión. Y no se trata solamente de un comportamiento que se pueda describir como un preocuparse demasiado — o aun que sientan una necesidad de preocuparse— , sino que se preocupan por cosas que están bien, y a veces echan a perder lo que tocan al intentar arreglar lo que no necesita de arreglo. Se puede entender esta necesidad de preocuparse como una exagerada necesidad de previsión y de tenerlo todo bajo control, a su vez motivada por un miedo a que se vea amenazada su supervivencia o conservación.»

Acumula mucha energía para aparentar ser un hombre casi perfecto. Así, suele tener el cuerpo en máxima tensión y no es extraño que somatice. Incluso, en algunos casos, puede parecer un poquito emocional.

Con ello, de la misma forma que muchos eneatipos seis deber (social) se terminan confundiendo con el eneatipo uno, ahora vemos que muchos unos conservación se pueden confundir con el seis. Como no se les ve, a simple vista, la rabia que llevan dentro, parece gente que, simplemente, busca el control y la seguridad.

Como ya adelantábamos en la introducción tienen la «cualidad» de disimular su rabia. Es decir, sienten la ira, pero se creen demasiado buenos para mostrarla tal cual; así que, inconscientemente se la tragan. Desde fuera, parecen seres casi ideales. Es lo que comúnmente se entiende por una persona con «gran fortaleza emocional». Lo cual, evidentemente es un despropósito. En esta sociedad tan patriarcal y cada vez más fría que nos toca vivir, se valora positivamente cuando alguien no se entera de su mundo emocional. No es que tenga control emocional; la realidad es que, este ideal de personaje aséptico emocionalmente no se entera de lo que realmente siente. Además, el eneatipo uno conservación parece bastante coherente y da la sensación de que es alguien muy razonable. También, tienen un aire a los «treses no sociales»; con lo cual, son bastante eficaces y consiguen lo que se proponen. Pudiera parecer, visto así,  que si no sabríamos que emocionalmente están más muertos que vivos, que son un subtipo con poco que cambiar.

Por suerte, el eneagrama nos avisa que este exceso de corrección y necesidad de ser el niño bueno, tiene más peligros que ventajas.

Con todo ello, es el más afable y cercano de todos los unos ya que enmascaran su ira.  Son personas muy currantes y con los pies en la tierra -nada de fuegos de artificio-. Eso sí, a la que se descuidan, se dejan llevar por el excesivo detalle y son excesivamente críticos.

Con todo ello el uno conservación, esconde en las mazmorras la bestia interna que lleva dentro. Para disimular mejor la salvaje ira que siente y no se atreve a mostrar se pone el disfraz de hombre virtuoso y sensato. Tiene un superyo nivel máximo que le hace desconectarse de lo que realmente es.

Para Claudio Naranjo un buen ejemplo de 1 conservación fue Aristóteles. Un filósofo más terrenal que sus predecesores y que tuvo una influencia inmensa en sus discípulos.

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*Extracto del libro 27 personajes en busca del ser de Claudio Naranjo.

Todo sobre El eneatipo uno, el perfeccionista (ver aquí)

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