Muchas veces nos comentan: “mi niño de 6 años es un 5 ¿Cómo puedo ayudarle?”. Lo primero que hacemos, en estas situaciones, es cambiar la pregunta. No sirve de mucho intentar etiquetar a un niño y, de hecho, puede ser peligroso. Es más útil que el papá y la mamá se miren a sí mismos y vean qué rasgos de su carácter le están impidiendo tener la mejor paternidad o maternidad consciente.
Y aquí sí influye lo que el progenitor vivió en su propia niñez.
Por ello, nos parece más sensato analizar los patrones habituales de los diferentes eneatipos cuando se enfrentan al cuidado de sus hij@s que poner el foco en el posible eneatipo del hijo. Si ves que te cuadra este planteamiento, este post es para ti.
Mucho hemos hablado en este blog sobre cómo es la infancia en cada eneatipo (ver aquí) e incluso cómo pudieron ser estas primeras heridas de la niñez (ver aquí); pero hoy toca el turno a vernos como papás y mamás.
La crianza positiva nos pone en situación de amoroso servicio; pero, también nos enfrenta con todos nuestros miedos e inseguridades. Desde ahí, podemos sobrevivir como progenitores o sacar lo mejor de nosotr@s mism@s.
«Dicen que uno ama como lo amaron en la infancia, también que uno, de manera inconsciente, regresa a lo ya conocido para replicarlo, aunque no lo sepamos y repitamos unos patrones y unas inercias que no sabemos que llevamos impresas». Laura Ferrero
1_ LA BUENA VOLUNTAD NO GARANTIZA LA BUENA CRIANZA.
Recordamos que, en gran parte, construimos nuestro carácter sobre los 9 años de edad. Uno de los factores determinantes de esta coraza-personalidad lo marcan las dificultades que tuvimos en el sistema familiar. Entender qué hicimos para que papá y mamá nos quisieran, nos aceptasen y nos hicieran sentir parte del clan (o no) es determinante para entendernos en el actual presente.
Ahora de adultos, todas estas condiciones y limitaciones nos afectan directamente en nuestro papel como progenitores. Nos creemos libres en el presente, pero normalmente, somos esclavos de lo vivido en el pasado. Nuestros Introyectos son más fuertes que nuestros deseos conscientes.
Nuestra personalidad dominante o el eneatipo con el que nos identificamos, más lo que introyectamos de nuestros padres, nos dan las primeras pautas para actuar en la crianza de nuestr@s hij@s. Así que, incluso con la mejor de las voluntades, sin auto-observación y mucho trabajo, lo normal será que tengamos mucho margen de mejora en nuestro estilo de crianza.
Todo esto sin hablar de que, lo ideal es que fuera un esfuerzo de pareja (conjunto y coordinado). Sin embargo, muchas veces, la falta de entendimiento y forma de afrontar la crianza entre los adultos vuelve a sumar una dificultad extra a la hora de dar al niño la mejor crianza posible. Si hay rupturas o desencuentros esto puede ser determinante si no se afrontan con serenidad y mucha conciencia. La falta de comunicación será el peor de los males para ser buenos papás y mamás.
SESIONES de ACOMPAÑAMIENTO INDIVIDUAL
Más allá de nuestro eneatipo, buscar el equilibrio entre no sentirnos culpables por no hacerlo todo bien y, a la vez, no pensar que con poner “amor” ya estará todo bien, es un arte. De esta armonía depende en gran parte que podamos mantenernos enteros y, a la vez, tengamos ese margen de mejora.
Como bien podemos intuir, no va a ser igual de permisivo con sus hij@s una persona que se identifica con el 1 que con el 7.
Tampoco un progenitor 8, de partida, se mostrará igual de cariñoso con sus hij@s que un 2.
O un 9 tenderá a darlo todo (hasta demasiado), mientras un 5 lo normal es que muestre una frialdad importante. La capacidad de entrega depende, en gran medida, del carácter de cada uno.
«Si existiera algo que quisiéramos cambiar en los chicos, en primer lugar deberíamos examinarlo y observar si no es algo que podría ser mejor cambiar en nosotros mismos». Carl Gustav Jung
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2_ LOS ENEATIPOS EN LA CRIANZA
TRIADA EMOCIONAL
Eneatipo 2 _ La crianza invasiva y omnipotente.
-Patrón neurótico de crianza:
Disfrutan mucho de la crianza e intentan estar en conexión total con sus hijos.
Desde ahí, pueden sentirse como un bastión porque protegen a sus hijos.
Esto puede sonar bien, pero tiene la otra cara de la moneda: a la mínima, echarán en cara al hijo todo lo que han hecho por él. De alguna forma, hacen dependientes a sus niños de ellos y, así, aseguran que nunca serán abandonados como papás.
Son progenitores muy volcados en el cuidado. Parece que están fluyendo en la crianza; pero, también, habrá exigencia hacia sus retoños. No aceptarán un no por respuesta y querrán que todo el amor que ellos depositan, les sea devuelto con creces.
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Eneatipo 3 _ La crianza exigente
-Patrón neurótico de crianza:
Tienen la misión de ser muy buenos padres y, si están medianamente centrados, acompañarán a sus hijos en sus actividades y sus sueños. Esto mismo tiene el peligro de meter a sus niños en mil actividades donde poder destacar.
Los suelen tener bastante ocupados dando por hecho que es normal estar siempre sin tiempo para casi nada. Desde ahí, los padres tres pueden estar muy pendientes de si el niño gana o consigue una medalla. Se les olvida que el niño principalmente tiene que disfrutar.
Son progenitores que, a pesar de ser potencialmente muy cariñosos, pueden ser fríos y distantes. Para ellos será muy importante el qué dirán; así que, todos los trapos sucios los guardarán con mucho espero.
Seguramente, pondrán mucho empeño en que siempre vayan correctamente vestidos, saquen buenas notas o digan gracias cuando se supone que toca decirlas.
Su crianza suele ser demasiado controladora.
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Eneatipo 4 _ La crianza insatisfecha y quejosa.
-Patrón neurótico de crianza:
Si están secuestrados por sus propias emociones, pueden estar patas arriba y no poder ver al niño con lo que le pasa.
Nos encontramos con el progenitor sufridor y quejoso. Si la flecha al 1 es muy marcada, todo estará mal y habrá mucha exigencia en la casa. El apego normalmente será excesivo y puede haber una tendencia a la sobreprotección. Serán cariñosos pero muchas veces también invasivos a la hora de dar y recibir afecto.
Les cuesta que no haya drama; así que, cualquier pequeña cosita que le pase a sus niños puede ser una agonía para ellos.
Ante el caos emocional de los padres cuatro se puede desarrollar en el niño un apego ambivalente (el niño, a veces, no sabe qué esperar de su figura de referencia).
Para ellos, será fundamental sentirse en seguridad, tienen una herida grande en el abandono y esto marca su estilo de crianza.
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TRIADA MENTAL
Eneatipo 5 _ El crianza fría y desapegada.
-Patrón neurótico de crianza:
Van a respetar el espacio del niño, lo cual está genial; pero, precisamente, en la dosis está el veneno y se les suele ir la mano quedándose muy lejos de ellos.
En un estado descentrado será el típico papá ausente, si es hombre, y, si es mujer, una mamá muy fría. En cualquier caso, a ambos les costará mucho bajar al nivel del niño. Están muy desconectados de su propio niño interno y esto les dificulta poder entender empáticamente a sus niñ@s.
La comunicación fluida con sus hij@s suele brillar por sus ausencia.
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Eneatipo 6 _ La crianza planificada y controlada.
-Patrón neurótico de crianza:
Tienen un compromiso de partida tremendo con la paternidad, lo cual, obviamente, es estupendo. Pero, estas ganas de ser buenos padres, les llevará a dejar su mundo de lado. Desde ahí, se vuelcan en exceso en la familia y pueden resultar asfixiantes.
Son padres detallistas y disciplinados.
Buscan la seguridad a toda costa y esto distorsiona en el niño la sensación de peligro real.
Una casa comandada por un papá o mamá 6 estará prevista para que cuando llegue el hijo no corra ningún peligro.
La base de esta seguridad es el amor, pero esto no garantiza que sea un buen plan.
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Eneatipo 7 _ La crianza evitativa
-Patrón neurótico de crianza:
Nos encontramos con progenitores que, aunque sea por un rato, estarán dando alegría al sistema familiar. Desde ahí, seducirán a sus hijos para que le sigan el rollo.
Mientras tanto, no tienen facilidad para el día a día de los problemas con los que sus hijos se van a encontrar.
Por ello, intentarán escaparse de estos conflictos, dejando esta tarea, en el caso de ser posible, para su pareja. Desde ahí, se pierden una gran parte de la crianza y les resultará complicado hacer un vínculo verdaderamente fuerte y auténtico con sus hijos.
Tienen tendencia a complacer los caprichos del niño.
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TRIADA VISCERAL
Eneatipo 8 _ La crianza impositiva
-Patrón neurótico de crianza:
Son duros y despegados.
No contactan con las emociones del niño y, en un estado más neurótico de la cuenta, las pueden incluso castigar.
Hay una dificultad de escucha empática.
Si el niño le viene contando que se ha hecho pupa, quizás él en vez de validar su derecho legítimo a queja, le increpa con algo tipo: “no ha sido nada, has de ser fuerte y no quejarte por cualquier cosa”.
Desde ahí, el niño puede generar una coraza similar a la del progenitor y volverse, cuando sea adolescente o adulto, una persona insensible.
Para un progenitor ocho la vulnerabilidad es algo negativo y no permite que sus hijos la muestren.
Son muy posesivos con su familia y lo mismo que la defenderán a muerte, también les condenan a una obediencia ciega al clan.
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Eneatipo 9 _ La crianza sobreadaptada.
-Patrón neurótico de crianza:
Lo dan todo por sus niñ@s. No hay término medio. Se desconectan de sí mismos y se vuelcan en la familia. No hay tiempo para nada más que para sus retoños. Sus necesidades pasan a segundo o tercer plano.
Están al servicio absoluto y, desde ahí, aparece la dificultad en decir no. Son un sí andante y esto les hace naufragar en una confluencia excesiva.
Pueden resultar sobreprotectores, lo que puede provocar falta de autonomía en el niño.
Tienen la virtud de transmitir cierta paz y no exigir que el niño sea otra cosa que lo que ha venido a ser. Esta cualidad también tiene su otra cara de la moneda y, así, entran en la sobreadaptación familiar. Con ello, se salen de su centro y evitan siempre que pueden cualquier conflicto.
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Eneatipo 1 _ La crianza rígida e inflexible.
-Patrón neurótico de crianza:
Son muy responsables y se preparan concienzudamente para la crianza. Esto que suena bien, también puede llevarles a ser demasiado rígidos.
Son personas demasiado rígidas en sus límites con los hijos. Tienen una idea muy clara de lo que está bien o mal y la transmiten al niñ@. Si el niño sigue las pautas, no habrá conflicto. Pero lo normal es que tarde o temprano el niño se pueda revelar y, allí, saltarán chispas en función del propio carácter del niñ@. Si por el contrario, el niño siempre obedece los decretos del progenitor 1, terminará generando una excesiva sumisión.
Dificultad de escucha empática.
Los valores en la casa siempre estarán muy claros pero habrá una excesiva exigencia hacía los niñ@s para que hagan todo bien. Un bien que corresponde al patrón de bien del papá o mamá. La tendencia a la perfección siempre estará revoloteando en el aire, y se esperará que el niño esté siempre haciendo lo máximo que pueda.
En el subtipo conservación, apasionado por la preocupación, también puede aparecer mucha culpa. Su listón de crianza es tan alto que su sensación es de no haber estado a esa altura. Por ello, es importante que trabaje esta culpa en espacio de seguridad y pueda, poco a poco, ir bajando su intensidad.
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Curso de CRIANZA CONSCIENTE y ENEAGRAMA
“Cuanto más sano es el desarrollo de nuestro carácter menos nos apartamos de nuestro núcleo amoroso y menos dificultades encontraremos para el camino, siempre y cuando no olvidemos que el carácter, por muy sano que parezca, mientras permanece anclado y condicionado por el inconsciente oscurece y distorsiona las percepciones de nuestra conciencia sobre nosotros mismos y sobre el mundo, precisamente por los puntos que por no ser conscientes son ciegos.” Juanjo Albert
3_ LA RESPONSABILIDAD DE LA CRIANZA CONSCIENTE
Cuando queremos ser los mejores progenitores del mundo, puede ocurrir una especie de cortocircuito.
Por mucho que nos esforcemos, por mucho que aprendamos, en algún momento la vamos a liar o el niño va a percibir algo de manera diferente a cómo era nuestra intención.
Es decir, la crianza consciente no implica unos hijos sin herida en la infancia. Seguramente esta herida va estar; pero, por lo que sí podemos luchar es porque sea lo menor posible. El objetivo será que creen un carácter lo más flexible posible.
Como papás y mamás tenemos una gran responsabilidad, y, sin embargo, se nos dan muy pocas pautas o enseñanzas para ser unos buenos progenitores.
Por suerte, a día de hoy, lo tenemos más fácil que lo que lo tuvieron generaciones anteriores.
Por un lado, podemos aprender de los errores que se han ido cometiendo de manera sistemática y, por otro, hoy sí tenemos algunas ideas claras que harán que nuestros hijos crezcan de manera más saludable.
Aun así, no hay recetas mágicas y, por ello, conviene mirarnos mucho, pero también adaptarnos a lo que nuestro hij@ realmente necesita. NO lo que creemos que necesita, sino lo que sí necesita.
Esto requiere mucha presencia, constancia y flexibilidad.
Y aquí es donde juega un papel principal el conocimiento del eneagrama y el trabajo que hayamos hecho o podamos hacer en nosotros mismos.
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Poco se habla de lo complejo de las etapas de los primeros meses de la vida en familia cuando llega el /la hij@. Tendemos a idealizar una situación que, com se ve en vídeo, suele ser bien compleja.
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Los hijos no necesitan sentirse especiales ni tienen que ser el todo para los padres. Eso es demasiado. Es frecuente que aquello que a un padre le falta de su pareja, o de sus propios padres, o aquello que le faltó en su familia de origen, o aquel sueño que no pudo cumplir, lo lleve a su hijo. Y que éste, por amor, acepte el reto. Al precio, claro está, de su libertad y de la plena fuerza para seguir su propio camino a su propia manera. Los hijos necesitan sentirse libres para cumplir su cometido en la vida. Y les va mejor cuando tienen el apoyo de sus padres y sus anteriores, y cuando se encuentran en orden con ellos. En cambio, sufren cuando uno de los padres desprecia al otro o ambos se desprecian mutuamente.
JOAN GARRIGA
Autores del post:
Agnieszka Stepien + Lorenzo Barnó (Haiki)
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