Entrevista con ALMA SERRA #haikicafe Educación Emocional y Espiritualidad

Entrevista con ALMA SERRA #haikicafe Educación Emocional y Espiritualidad

Tenemos la suerte de contar con ALMA SERRA en nuestra sección de Haikicafe.

Como bien sabéis, son más de 20 años desde que hicimos nuestro primer curso de eneagrama (con un franciscano); pero, no fue hasta el 2009 cuando conocimos el SAT y, en consecuencia, las enseñanzas de Claudio Naranjo.

En el proceso del SAT nos llevamos grandes aprendizajes; pero, también, la suerte haber conocido gente fantástica. Entre ellas, nuestra amiga Alma Serra.
Por ello, para nosotros es un honor contar con una persona tan integra, sensible y preparada dentro de nuestras entrevistas.

Hoy tenemos el placer de publicar un haikicafé con Alma Serra:

Alma Serra habla sobre educación emocional y espiritualidad. En la entrevista, Alma comenta acerca  de su crianza, que fue influenciada por su madre, quien era maestra e introdujo a Alma al método de educación Montessori. Alma también habla sobre la importancia de la espiritualidad en la educación emocional e integración, y cómo a menudo es pasada por alto en la psicología y medicina tradicional. También, incide en su propia pasión por la música, que atribuye al trasfondo artístico de su familia. El amor de Alma por la música y el teatro la ayudó durante una adolescencia difícil y ella cree que tienen el poder de transformar y sanar las vidas de las personas. La entrevista también aborda algunos de los trabajos de Alma en educación emocional, incluyendo un taller reciente que organizó, y cómo son recibidas sus enseñanzas por terapeutas y educadores en la región de Andalucía.

Algunos pasajes de la entrevista:

Nos gustaría empezar hablando de tu infancia y la influencia de tus figuras parentales. ¿Puedes contarnos un poco sobre el Alma Serra actual en comparación con la que creció?

Debo mucho a mis padres y me he vuelto más consciente de ello después de experimentar el Fisher Hoffman, que ha sido un antes y un después en mi vida. A pesar de que considero que tuve una crianza preciosa, mi madre es maestra y mi padre es profesor universitario, antes no siempre tenía mucha conciencia educativa. Mis tres hermanas y yo recibimos una educación muy alternativa para aquella época. Mi madre estudió magisterio y, cuando nací, estaba en la facultad. Ella experimentó con el método Montessori conmigo y siempre hacía cosas mientras mi madre estaba en la facultad. Tanto mis recuerdos más inconscientes como los más conscientes y elaborados han sido preciosos y les debo mucho por mi formación no académica, especialmente en la música, la sensibilidad y la mirada creativa.

Mis padres, que son muy creativos y artísticos, me han enseñado mucho. A pesar de que mi padre viene de la rama científica, también es muy artista y artesano. Por otro lado, la música ha sido importante en mi adolescencia junto con el teatro, lo que me llevó a estudiar magisterio musical. La música es una tradición en mi familia: mi tío, que acaba de fallecer, era pianista; mi tía también lo es, al igual que mi prima, que es bailarina. Además, por la rama de mi padre, tengo dos primos que son pintores.

Entonces, en resumen, empecé a tocar el piano a los seis años en el conservatorio y continué hasta los 16 o 17 años, tocando también la flauta travesera y luego el saxofón.

Durante mi adolescencia, tuve problemas de conducta y suspendí algunas materias, pero el teatro y la música me salvaron. En el instituto, un profesor de teatro, ahora muy conocido, me sacó de mi oscuridad personal y me inspiró a ayudar y apoyar diferentes iniciativas. Siempre he sido salesiana por parte de mi madre y aunque no soy muy religiosa, el espíritu salesiano siempre ha estado presente en mi vida.

Con 18 o 19 años, mientras salía con una amiga scout, conocí a un grupo de chicos y chicas que trabajaban en el polígono de las 3000 viviendas en Sevilla y empecé a involucrarme en el movimiento.

Durante 10 años, estuve activamente involucrada en Martínez Montañés y Las Vegas. Además, mi interés por entender el mundo y las personas me llevó a estudiar Antropología, Filosofía y Teología, que en mi opinión, deberían ser asignaturas obligatorias en todas las escuelas.

Mi experiencia estudiando Antropología ha sido muy enriquecedora. Creo que la Antropología es una disciplina muy importante para entender y valorar la diversidad cultural y la complejidad de las sociedades humanas. Además, durante mi investigación de doctorado, tuve la oportunidad de profundizar en mi interés por la ayuda y la cooperación al desarrollo en contextos de crisis humanitarias y conflictos armados.

En definitiva, creo que mi trayectoria personal y académica me ha llevado a valorar la importancia de la empatía y la solidaridad en nuestra vida cotidiana y a nivel global.

Me siento muy agradecida por todas las oportunidades que he tenido y por las personas que he conocido en el camino, y espero poder seguir contribuyendo a hacer de este mundo un lugar más justo y equitativo para todos.

Cuando entré a estudiar Antropología a los 20 años, me di cuenta de que el mundo era tan relativo que lo que yo pensaba que era bueno o estupendo era solo una idea entre millones, y que además, era relativa. Esto me dio una vuelta completa a mi forma de pensar y me hizo darme cuenta de lo poco que sabía sobre la vida y las experiencias de otras personas.

Me resultó asombroso e impactante darme cuenta de que todos somos importantes y que cada perspectiva es única. Antropología cambió mi vida por completo y decidí continuar estudiando hasta obtener mi doctorado. Actualmente estoy investigando sobre movimientos políticos en zonas marginales de Sevilla, algo que empecé a explorar desde mis tempranos 20 años.

Me interesaba mucho entender a la gente, y como decía uno de mis profesores catedráticos, «Antropología es estudiar por qué la gente es tan rara». Me sentí muy identificado con esa frase, y supe que la Antropología era el lugar donde yo debía estar.

Me encantó todo lo que aprendí en mis años de estudio, y realmente disfruté de mi tiempo en la universidad. Sin embargo, también hubo momentos difíciles. La investigación no siempre es fácil, y a menudo me encontré lidiando con desafíos y obstáculos en mi camino. Pero siempre recordé por qué había elegido este camino y seguí adelante.

Ahora, como doctor en Antropología, siento que he alcanzado un gran logro en mi carrera. Pero todavía queda mucho por hacer. Me gustaría seguir investigando y explorando diferentes culturas y formas de vida, y aprender más sobre lo que nos hace a todos únicos e importantes. También espero poder compartir mi conocimiento y experiencia con otros, y tal vez inspirar a alguien a seguir sus propias pasiones y explorar su curiosidad sobre el mundo.

Me fascina y me apasiona.

Fue ahí donde ocurrió un suceso trágico en tu vida que marcó el inicio de tu búsqueda en el campo de la psicología. Tal vez esto fue la semilla de la verdad, sí, totalmente. Yo estaba en mi primer año de antropología y venía de estudiar magisterio en antropología.

Mi nivel de estudios era muy diferente al de mi hermana Nerea, quien estaba estudiando ingeniería forestal en Huelva.

Como ambas éramos educadoras y estábamos involucradas en el ámbito de la educación social y el voluntariado, decidimos ir en busca de un sitio para acampar. El coche en el que íbamos no era como los de ahora, tenía el cinturón de seguridad medio detrás del asiento, lo que ahora sería imposible. Éramos cuatro chicas en total, las dos que íbamos delante llevábamos el cinturón de seguridad, pero las dos que íbamos detrás no. Veníamos de la Sierra de Sevilla, buscando un sitio de campamento para ir en un mes.

Ya habíamos hablado con el camping y todo estaba listo, pero algo sucedió y perdí el control del coche. No recuerdo todo con claridad, pero sí sé que hubo un punto que me faltó. Sabía que había pena y dolor por parte de las víctimas, pero yo no mostraba esa parte de mí, porque mi carácter era un poco más optimista, diferente al de Lowell.

Por supuesto disfruté del trabajo, me metí de lleno y estuve mucho tiempo en todos los grupos de seguimiento de Sevilla. Ya en el uno, cuando empezamos a ver sus tipos de ejes, hice un esfuerzo por compensar para que no se viera mi parte de pena, sino mi parte oral.

Mi enfoque estaba en descubrir los tipos de ejes de las personas, quién tiene el primero y quién tiene el segundo. Todo el viaje no fue tan bonito ni interesante, pero descubrir qué partes de mi personalidad me sirven más en mi trabajo con las personas es lo que me hace seguir adelante. Me enfoco en la parte que me agrada, no en la máscara que me puse y en la que creí.

No tiro la toalla porque es lo que me une a mi trabajo, aparte del apego al vínculo.

Bueno, por supuesto, también están los momentos inmediatos de mucha oscuridad, pero ahí es donde encuentro la fuerza para seguir adelante. Una cosa que veo bastante en las cuatro conservaciones, principalmente chicas, y que no se habla lo suficiente – al menos en lo que se suele haber escrito – es la cantidad de estudios reglados y no reglados de todo tipo que ya tenéis en marcha, y los que imaginariamente creéis que tenéis que tener. Estamos hablando de educación musical, antropología y doctorados.

Es tremendo y continuo. Ahora estoy pensando en qué máster podría hacer mientras continúo con el doctorado, pero es una cruz horrorosa.

Otro campo en el que me expando mucho y tengo muchísimo para compartir es el tema de los libros. Tengo un montón de libros de diferentes temáticas para diferentes públicos. Cuéntanos un poco de tu faceta de autora.

Desde pequeña, desde que tengo uso de razón, siempre me ha gustado escribir. No fui consciente hasta ser mayor, pero desde pequeña tenía claro que para mí era fundamental todo lo que me ha aportado el profesionalismo en mi trabajo con el duelo. La integración es clave. A veces pienso en mi hermana cuando estoy trabajando, no como profesional, y agradezco que estemos aquí vivas, agradecemos mucho a las personas que están aquí con nosotros haciendo el proceso.

Quería añadir que para mí, el proceso de escribir es una forma de procesar mis propias emociones y experiencias, así como de compartir mi conocimiento y reflexiones con los demás. Me encanta poder ayudar a las personas a través de mis escritos y siento que es una forma de contribuir a la sociedad de manera significativa.

Además, como mencioné antes, tengo una gran cantidad de estudios y certificaciones en diferentes áreas, lo que me permite tener una visión amplia y profunda de diferentes temas y disciplinas.

Creo que esto es algo muy valioso en mi trabajo con el duelo y en mi faceta de autora, ya que me permite tener un enfoque interdisciplinario y ofrecer perspectivas diversas y enriquecedoras.

En resumen, mi trabajo con el duelo y mi faceta de autora son dos aspectos muy importantes de mi vida que me permiten crecer y contribuir al mundo de maneras diferentes pero complementarias.

Me siento agradecida por tener estas oportunidades y espero poder seguir aprendiendo y creciendo en ambas áreas en el futuro.

Siempre digo que tengo que agradecer a mi hermana y la admiro. Un día me mandó cosas bonitas que me parecieron geniales. Tengo la suerte de tenerla a mi lado, alguien que aprecia el Curso de Milagros, que reza cuando tengo que hacerlo y que medita, ya que para mí son actividades muy saludables.

Creo que es importante tener una parte espiritual en nuestro proceso de integración personal, dentro de un contexto más espiritual y cognitivo. Esta es la parte en la que estamos conectados con nuestro guía interior. No entiendo la educación, la psicología ni la medicina si ignoramos la dimensión espiritual. De hecho, la física cuántica todavía tiene mucho que estudiar en este ámbito.

La medicina oriental tiene una trayectoria mucho más larga que la nuestra y contempla la importancia de la espiritualidad en la salud. Para mí, esto abre nuevas posibilidades en cuanto a la intervención con el cuerpo.

Sin embargo, sigo manteniendo mi formación en educación general. Me encantaría abordar el tema de la bioenergética y la escuela, para entender mejor a los niños desde su cuerpo. Tengo esta idea presente, aunque todavía no sé si podré llevarla a cabo.

Tengo como proyecto de vida a medio y corto plazo.

Para finalizar, ¿Podrías contarnos un poco más sobre la bioenergética y cómo la aplicáis en vuestro trabajo corporal?

Siempre hablamos de cómo hay una relación entre la vía energética, el carácter y las formas de ser de la infancia sagrada. Cuando leí sobre esto, lo recomendé de inmediato. Recuerdo que Claudio, en uno de nuestros trabajos educativos como docentes, dijo que no deberíamos seguir alimentando el ego de cada eneatipo. Debemos contrastar y ofrecer algo diferente para fomentar la creatividad y no quedarnos estancados en lo creativo. En el colegio de mis hijos, donde Ramón daba clases, había un enorme eneagrama con la casa de Bernarda Alba en la sección de educación infantil. Cada vez que entro en el colegio de mis hijos, lo veo.

Más sobre nuestra protagonista:

Alma es Psicóloga Humanista en Sevilla. Es la fundadora (junto con Sara Gómez y Samuel Chaves) del Centro de Psicología Humanista de Sevilla, del cual es directora.

Además, es Fundadora y presidenta de la Asociación Española de Educación Emocional.

También es experta en el proceso M.A.R., conocido por la contribución que hace a la gestión del duelo e imparte formación en terapia Gestalt y bioenergética.

Por si fuera poco, ha escrito varios libros

También te gustará:

Puedes encontrar a Alma en su web

https://www.almaserra.com/

También la puedes encontrar en Instagram

@almaserra80

En cuanto a sus libros, puedes encontrarlos en este enlace

 

2 comentarios en “Entrevista con ALMA SERRA #haikicafe Educación Emocional y Espiritualidad”

Deja un comentario

Scroll al inicio