Conocer bien las PASIONES de los ENEATIPOS del eneagrama es fundamental para seguir profundizando en las fijaciones y mecanismos de defensa.
Muchas veces la palabra clave de cada eneatipo no es tan intuitiva como nos gustaría y conviene matizar bien qué significa exactamente cada pasión para poder sentar las bases de un conocimiento profundo de esta maravillosa herramienta.
¿Te vienes con nosotros al maravilloso y complejo mundo de las PASIONES del eneagrama?
LAS PASIONES DE LOS ENEATIPOS
1 PASIONES CAPITALES
Normalmente, más allá del eneagrama, usamos el término pasión para algo bueno. Tenemos pasión por la escritura o somos personas apasionadas. Pero, en esto del eneagrama el término pasión tiene que ver con la emoción principal que define cada eneatipo. Es como una adicción que tiene cada eneatipo y que le cuesta evitar. Las pasiones son tendencias emocionales que normalmente nos alejan de nuestro verdadero yo.
Las pasiones del eneagrama, tienen una relación casi directa con los siete pecados capitales de la Iglesia. Pero en el eneagrama tenemos nueve pasiones; así que, ¡o nos sobran eneatipos o nos faltan pecados! Por suerte, ni lo uno ni lo otro. Durante muchos años, la humanidad estuvo bajo el yugo de estos siete pecados capitales y, curiosamente, uno de los que faltaba era el miedo. A la religión no le interesaba que el miedo se entendiera como algo “malo”; bien al contrario, querían que el pueblo estuviera asustado y, desde ahí, cada ciudadano diera la menor guerra posible. Es más, si la gente pensaba que el miedo era una virtud, mejor que mejor: “Seréis temerosos de Dios”. El otro pecado que faltaba era la VANIDAD, que más o menos se venía a considerar un hermano pequeño del orgullo. Los mismos sacerdotes, siempre buscando la atención y estando en el centro de la vida de cada pueblo, habrían sido tomados por estupendos vanidosos. A su vez, contradictoriamente, la misma Iglesia fue estandarte de alguno de los pecados capitales. Por ejemplo, la Santa Inquisición con la ira, pero esto es otro tema.
De los siete pecados capitales el orgullo era considerado el peor. ¿La razón? Se asociaba al atrevimiento de Lucifer de querer ser como Dios. Así, nuevamente, se quería tener a la gente lo más pegada a la humildad y lejos de orgullo. El objetivo era claro: que nadie se animara a ponerse al nivel de la Iglesia y cuestionar lo que ellos decían. Los dogmas de fe por encima de todo.
Como siempre decimos, los doses y los sietes son quienes más complicado tienen entender que su forma de ser, en realidad, es una neurosis más. Que su personaje es igual de potente que el del resto de eneatipos. Tanto los golosos como los orgullosos son extrovertidos, optimistas y de partida, son bien recibidos. Aparentemente, no habría tanto que cambiar. Sin embargo, el propio Claudio Naranjo apunta sobre los sietes: » tenían razón los teólogos al poner a la gula al comienzo de la serie más antigua de los pecados (antes de que se remplazara por el orgullo): pues la actitud golosa redunda en más placer que otras y, por lo tanto, es particularmente tentadora. El obstáculo que la gula puede significar en el camino de maduración se puede entender a la luz de la divertida anécdota de Oscar Wilde que decía «lo único que no puedo resistir es la tentación.» Si bien la gula pertenece a la familia del miedo, su relación con la lujuria es igualmente estrecha, y se hace visible en que las personas predominantemente golosas se parecen a las lujuriosas tanto en su hedonismo como en su rebeldía. En tanto que la lujuria busca intensidad, la gula busca placer (y tal vez más decisivamente aún, el no dolor).»
Aunque todos tenemos guerrillas internas que librar (que pertenecen a diferentes tipos de ego), siempre hay una batalla más crucial. En ella nos la jugamos especialmente y esta guerra sí que es neurálgica de nuestro tipo de ego.
Por cierto, hablando de pecados capitales, ¿te acuerdas de este peliculón: Seven?
Vemos que siete de los eneatipos tienen que ver con cada uno de los siete pecados capitales y a ellos les sumamos la vanidad y el miedo para llegar a los nueve eneatipos. Pero, en muchos casos, la relación termina casi en el nombre; mientras para la Iglesia son pecados de los que arrepentirnos y culpabilizarse, en el eneagrama es tan “sólo” la parte emocional que cada personaje ha usado para sobrevivir.
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2 LA PASIÓN QUE NOS DESCONECTA DE LA ESENCIA
TRIADA EMOCIONAL
En los eneatipos de la triada emocional es esperable que sean movidos por una emoción concreta: el dos por el orgullo, el tres por la vanidad y el cuatro por la envidia (apasionados por el amor). Pero, en el resto de las tríadas, el tema podría ser más dudoso. Sin embargo, aunque nadie sea tan emocional y sentimental como un cuatro, no significa que cada eneatipo no pueda conectar con la emoción. Los cuatro siempre estarán en esta carencia de amor y, por lo tanto, su mundo sentimental ocupará gran parte de su día a día.
Nuestros sentimentales viven obsesionados con la idea de dar y recibir amor y desde ahí están en una montaña rusa constante.
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Eneatipo 2 Orgullo.
El eneatipo dos ha tenido pasión por el orgullo y, por ello, se siente tan maravilloso y aparentemente generoso. Vive en la más absoluta abundancia y está por encima de todos y de todo.
El problema de esta pasión es que les conecta con la omnipotencia y desde ahí no saben pedir. Creen que saben lo que necesita todo el mundo y terminan siendo muy invasivos.
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Eneatipo 4 Envidia
Mientras tanto, el cuatro tiene pasión por la envidia; por lo tanto, está en la más clamorosa carencia. Siempre sufre como el que más para ver si, desde ahí, puede conseguir migajas de atención y cariño.
Es muy importante que el cuatro entienda que la pasión de la envidia es mucho más importante que ser único, sensible o especial. Si alguien no tiene tendencia a compararse por debajo, NO es cuatro.
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Eneatipo 3 Vanidad
El tres está apasionado por la vanidad. Vanidad que no es necesariamente prepotencia o chulería. En el instinto social sí que se ve más claro este sacar pecho; pero en los otros dos subtipos, sobre todo en el conservación, tiene que ver con la necesidad de reconocimiento. Por eso, el tres es especialista en adivinar qué necesita el otro y dárselo. Desde ahí, garantiza el reconocimiento. A diferencia del dos es un dar con esfuerzo, con rigidez. El dos da fluyendo y sin demasiada estrategia, mientras el tres se pone en modo camaleón para satisfacer los deseos del otro.
TRIADA MENTAL
Normalmente el contacto de cada uno de los eneatipos no emocionales con la emoción suele ser dirigido a una sola emoción.
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Eneatipo 5 Avaricia.
Los cinco viven apasionados por avaricia. Avaricia que no tiene que ver con el acumular. Se trata de una avaricia de sí mismos. No se dan al otro y, a la que pueden, levantan un mundo frente al mundo y se aíslan con sus cosas. Sus cosas suelen ser escasas. Lo que protegen es su ser más sensible. Así, se suelen entregar al estudio a saber mucho de cosas muy concretas.
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Eneatipo 6 Miedo
El seis tiene pasión por el miedo. Sin embargo, el miedo es una pasión un tanto confusa para identificar al seis. ¿La razón? Que todos sentimos miedo. Quizás !!algún ocho no!! pero, en mayor o menos medida el miedo está presente en todos los eneatipos. Por eso nos gusta matizar que este miedo será como una angustia vital que les desconecta del aquí y ahora y les proyecta al futuro. Están en la duda constante y necesitan mucho conocimiento para salir al mundo. Así, curiosamente cuando lo hacen, pueden parecer muy seguros.
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Eneatipo 7 Gula
El siete está en contacto con la alegría, pero no le hagas contactar con la vulnerabilidad. Viven apasionados por la pasión de la gula. Siempre estarán del lado del entusiasmo y, a diferencia de los cuatros, no querrán saber nada de temas dolorosos y mucho menos del sufrimiento. Unos son optimistas y otros pesimistas. Para los sietes la vida está para gozarla y buscarán el disfrute constantemente.
Nuestros golosos se meten en mil líos y les cuesta terminar lo que empiezan. Lo dan todo al principio, pero luego se aburren y van a por otras cosas más divertidas.
TRIADA VISCERAL
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Eneatipo 8 Lujuria
Los ochos están apasionados de la pasión de la lujuria, buscarán sin descanso satisfacer sus deseos más primarios en un aquí y ahora constante. Son rastreadores de emociones fuertes y si no las consiguen, se frustraran. Y si las consiguen también, porque todo será poco para ellos.
La lujuria del ocho no es sólo en lo sexual, que también puede serlo. Es una lujuria que tiene que ver con el exceso. Todo le sabe a poco y suele estar en las antípodas de la vulnerabilidad.
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Eneatipo 9 Pereza (de sí mismo)
Si pensamos en el pecado capital de la pereza nos encontramos con personas que no hacen nada. En el eneagrama el eneatipo que se asocia a esta pasión (que no pecado) es el nueve. Pero, aunque su palabra clave es la pereza, se refiere a una pereza de sí mismo. Un vivir narcotizado y un hacer robotizado. Actúa en la inercia de no mirarse y confluir con el otro. Pero no significa que esté parado sin hacer nada.
Su pereza es psicoespiritual y va de la mano de un olvidarse de sí mismo. Desde ahí, suelen ser presa de confluencia y no se enteran de lo que sienten o necesitan.
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Eneatipo 1 Ira
El uno vive con intensidad su pasión por la ira, pero no le hables demasiado del miedo. Contacta con facilidad con el sentimiento de resentimiento, que es una emoción cercana a la ira. Pero… ¿significa esto que los unos son personas iracundas? No, tan sólo es un eneatipo que tiene la ira a flor de piel. Pero puede ser que se la tragan directamente o que la expresan con vehemencia (en función de su subtipo).
La pasión de la ira va de la mano de ver todo en blanco y negro, o estás conmigo o estás contra mí. Al iracundo le hierve la sangre si no le dan la razón.
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«Primera manifestación de nuestro proceso de degradación, las pasiones son el resultado de mantener como adultos demasiadas actitudes que todos tuvimos como bebés lactantes, de quedarnos apegados, ante el mundo, de una postura de agarrar y succionar… La palabra»pasión»es apropiada para referirse a las emociones interiores no sólo porque existen en interdependencia con el dolor (pathos) sino también por su connotación de pasividad…Estamos sujetos a ellas como agentes pasivos. Las tradiciones espirituales suelen estar de acuerdo sobre una potencial desidentificación del dominio de las pasiones, que es posible por intuición de la trascendencia.» Claudio Naranjo
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3 LA FALTA DE MODERACIÓN
Vemos que más allá de que el eneatipo pertenezca a la triada de la emoción o no, cada uno de ellos tiene una pasión dominante y ésta tiene siempre que ver con una emoción. Las pasiones son los motores emocionales de cada eneatipo y, como bien sabemos, más allá de nuestra pasión principal, podemos tener un poquito de otras muchas.
El principal problema de la pasión es su falta de moderación; es decir, tener entusiasmo o querer aislarnos no tiene nada de malo. El problema viene cuando se les va la mano y llevan esta pasión al extremo.
Respecto a nuestras pasiones podemos evolucionar y transformarnos, las pasiones siempre andarán, en menor o mayor medida, revoloteando por nuestras vidas.
No podemos olvidar que la etimología de la palabra pasión tiene que ver con una fuerza que te empuja. En palabras de Claudio Naranjo, son “motivaciones deficitarias”. Es decir, hay un gran margen de mejora y cada vez podemos conseguir que sea menos “deficitarias”; pero, pensar que esta fuerza remitirá por completo y superaremos nuestras pasiones es una visión un tanto ingenua.
También hay que puntualizar que con todo ello no estamos dando ninguna carga negativa al mundo de las emociones. Las emociones no son malas ni buenas en sí mismas. El problema es cuando cada persona se hace sujeto pasivo de una o varias emociones (pasiones) y esto le impide tener una vida más plena.
La pasión de nuestro eneatipo nos hace ir siempre en 5 marcha en un aspecto concreto de nuestra vida. En sí mismo ese “algo” no es malo ni bueno, el único problema es la frecuencia y la intensidad con la que aparece en nuestras vidas. En el momento en que somos capaces de bajar de 5 a 3 marcha, ya cambia todo y nuestra cárcel interna se va desvaneciendo. Ojalá algún día podamos ir en 1 o 2, pero mejor que no sea el objetivo (pues aparecerá la inevitable frustración). La pasión es una enfermedad del alma que nos hace, consciente o inconscientemente, infelices. Esta infelicidad tiene que ver con un sufrimiento interno que no todos ven. De hecho, incluso si estás en el mundillo del crecimiento personal, puedes estar muy apegado a tu personaje. Es lo que solemos llamar: el enamoramiento del personaje (ver aquí).
Autores: Agnieszka y Lorenzo (Haiki)
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❣Abraza la soberbia que hay en ti, porque detrás de ella hay un niño no querido.
❣Abraza la exigencia que hay en ti, porque detrás de ella hay un niño que no ha sentido el Amor.
❣Abraza al “agradador eterno” que hay en ti porque detrás de él hay un niño rechazado.
❣Abraza la ira y el enojo que hay en ti, porque detrás de ella hay un niño abandonado.
❣Abraza al solitario que hay en ti, porque detrás de él hay un niño excluido y discriminado.
❣Abraza la desgana, la apatía, la falta de sentido, porque… detrás de todo esto, está tu niño padeciendo ser quién no es…
❣Abraza el dolor que hay en ti, porque detrás de él hay un niño lastimado.
?Clarissa Pinkola Estés. Mujeres que corren con lobos.
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