Entre los apasionados por la lujuria NO tenemos al típico líder que nos venden desde muchos lugares.
Estamos ante una persona que le gusta el poder, pero que no necesariamente va a liderar a nadie.
El ocho es intensidad pura. Una adicción sin límite al exceso.
En sus sus variantes instintivas nos encontramos la pasión por complicidad, la posesión y la satisfacción.
8 SOCIAL: Complicidad / Pactos de sangre.
8 SEXUAL: Posesión / El demoledor de límites.
8 CONSERVACIÓN: Satisfacción / El incontinente codicioso.
Todo sobre El eneatipo ocho, la lujuria. (ver aquí)
Así como en la mayoría de los eneatipos hay una gran diferencia en alguno de sus subtipos en los ochos, como también ocurre en el nueve y en el cinco esto no es tan evidente. De hecho, muchas veces, no es tan obvio ver qué subtipo es un ocho a no ser que esté en un estado neurótico máximo.
El ocho Social: Complicidad
Pactos de sangre.
Es el que se muestra más hacia afuera de los ochos. Para no ser tan temido, dulcifica un poco su imagen, aunque no deja de ser un lobo con piel de cordero. Aun así, no deja de ser una personalidad antisocial que intenta ser social.
Si ven una injusticia (que no sea provocada por ellos), pueden aparecer en el auxilio, pero su intervención tendrá siempre un punto igualmente injustamente violento. La pasión de la lujuria transmuta ahora en una especie de complicidad. Pero no sería una complicidad dulce y delicada; más bien sería como un pacto de sangre entre hermanos que irán a muerte si algo mal pasa. Una lealtad extrema que de tan intensa se vuelve nociva.
Robin Hood encaja bien con el que se salta las reglas para proteger a los indefensos. La justicia es él y, más allá de sus buenas intenciones, es capaz de poner patas arriba el sistema. «libertad por ley»
En el amor el social sigue con la idea de abandono, de navegar e al negación y pasar a la acción siendo una persona cínica. Pone en juego su parte áspera y espera que a alguien más también le sirva. Reprimen su parte íntima para mostrarse supuestamente poderosos. Así, confunden el amor y pasan al odio en un momento. No es un odio puntual como el de los cuatro sexuales.
Con todo ello, si el ocho social consigue mirar hacia adentro, y salir de esta espiral de odio e intensidad máxima, puede pasar a otra vida. Desde ahí, le será más sencillo emprender su camino de crecimiento personal, pudiendo llegar a ser buenos jefes. Aun así, tendrán un estilo de liderazgo muy protector e irán a muerte con los suyos. Quien se atreva a tocar a alguien de su entorno, será bueno que comience a rezar lo que sepa.
Esta energía a mucha gente le resulta atractiva y, a veces, se juntan el hambre con las ganas de comer; es decir, hay gente que necesita ser, de alguna forma, protegida y para ellos un ocho social, más allá de su centramiento o descentramiento, es alguien que les puede garantizar esta sensación de seguridad.
Tienen tendencia a proteger especialmente a los más débiles.
En este acercamiento, podrá jugar tanto el papel de hermano del alma (complicidad/alianza) como verdugo sin piedad. Quiere liderar y, a la vez, sigue odiando -o ninguneando- a quienes ha de liderar. Le cuesta aclararse y se habitúa a navegar en el caos. Desde ahí, conviven sus ansias antisociales y la atracción que pueda generar. Eso sí, como bien sabemos, la potencia sin un mínimo de control es el camino más directo al abismo.
John Wayne podría ser un buen ocho social.
**Esta descripción son tan sólo ideas básicas. Si quieres acceder al texto completo (mucho más extenso) y al vídeo, puede hacerlo en nuestro curso sobre los SUBTIPOS del eneagrama puedes profundizar mucho más (ver aquí).
El ocho Sexual: Posesión
El demoledor de límites.
Son los ochos más intensos y rebeldes. No una rebeldía, rollo dos, para salirse con la suya. Es una rebeldía confrontativa, de poder, de acción. Se podría decir que tienen un desapego social total.
Son provocadores y harán ostentación de su «cualidad» de salirse de la norma y de ir con todo para satisfacer sus necesidades más mundanas. Podrán sacar pecho también de su anti-intelectualidad y la parte animal entrará en juego desde el primer momento. En un momento dado, esta parte tan instintiva se puede confundir con una emocionalidad real. De hecho, no es que no sientan, sienten y además a tope, pero les puede las ganas de poseer y el instinto de conquista.
Jorge Ilegal, tiene una larga trayectoria de éxitos y también de excesos.
Un hombre muy potente que huele a eneatipo 8 subtipo sexual.
El psicoterapeuta Jordi Santamaría, apunta: «Es la mezcla de la ópera y el heavy metal en uno. Actúa como si se le acabara el mundo continuamente. Es un Apocalipsis lujurioso con patas. El instinto sexual está encendido y quemando a 180 grados. Ya no es consecución, es posesión. No es competitividad, es agresividad en flor. Territorialidad, megaexpresividad, procacidad, una intensidad tan alta que cansa hasta de ver. El mundo deshecho y apaleado que hay debajo debe ir saliendo a flote, hasta ser amado.»
La intensidad violenta de Marlon Brando en la película Un tranvía llamado deseo (1951) podría cuadrar bien con un E8 sexual bastante descentrado.
Pondrán a prueba a su gente cercana y al menor indicio de que alguien no está con ellos a muerte, lo sentirán como una traición. La pasión de la lujuria se transmuta en La posesividad. Son los ochos que en estado de neurosis extrema son muy posesivos y la pueden liar parda en el terreno de pareja. Con todo ello, tienen un problema claro con los límites. Son, inconscientemente, los grandes invasores del eneagrama. Eso sí, ¡ojito con que nadie invada sus propios limites! Si no se centran, pueden ser maltratadores.
La polémica y genial actriz y cantante Najwa Nimri huele bastante a 8 sexual.
Como siempre decimos, en ocho se esconde un antisocial. NO es el líder que cuentan otras visiones del eneagrama «no naranjianas». Najwa, más allá de que lo sea o no (solo ella lo puede saber) tiene la mirada del ocho sexual.
**Esta descripción son tan sólo ideas básicas. Si quieres acceder al texto completo (mucho más extenso) y al vídeo, puede hacerlo en nuestro curso sobre los SUBTIPOS del eneagrama puedes profundizar mucho más (ver aquí).
El ocho conservación: Satisfacción
El incontinente codicioso.
Siempre buscarán la satisfacción de sus deseos y necesidades más primarias. En este caso transmutan la pasión de la lujuria directamente en la satisfacción. Está obsesionado con su deseo y lleva muy mal la frustración de no conseguir lo que quiere.
Como buen instinto conservación, y siguiendo la idea que comentábamos de lujuria-lujo, tienden a la acumulación y al exceso en lo material.
Como no les interesa especialmente encajar en ningún lado y su parte social está olvidada, hacen lo que les viene en gana y pasan de todo. No mantendrán una conversación de ascensor por llenar el silencio. Para ellos está bien hablar poco, siempre y cuando puedan sacar su garras e ir a por su presa. Lo harán pasando de cero a cien en un segundo. Una vez conseguido su objetivo, volverán a su guarida. Su egoísmo es desproporcionado debido a que su instinto de conservación funciona, desde siempre, desde la pura supervivencia.
Para ellos la vida es una jungla y no sobrevive el que mejor se adapta al cambio, sino el que tiene más fuerza.
A diferencia de sus compis de triada los unos, que están obsesionados con cumplir la norma, el ocho conservación ni la conoce. No le interesa lo que se supone que hay que hacer. Él hace lo que siente y lo valida siempre. Suelen tener una extraña concepción del bien o la bondad.
Como vemos, esta exigencia en el otro a que se deje proteger tiene más trampas de las que pudiera parecer. Normalmente, se identifica al siete conservación con la idea de mafia, pero, no podemos olvidarnos, de los ocho conservación para esta identificación.