Se trata de una teoría que intenta explicar ciertos patrones de los eneatipos del eneagrama en función de sus necesidades. Por un lado, intentaremos explicar lo que es la teoría básica del tema y, por otro, mostraremos las dudas que nos genera la propia clasificación.
La clasificación se hace en función de su estilo social: Búsqueda de Atención (emociones) / Búsqueda de Seguridad (mentales) / Búsqueda de Autonomía (viscerales). También, hay una segunda clasificación en función de cómo se enfrentan a los problemas y conflictos. También, hablaremos de la forma de resolver los conflictos y, por lo tanto, enfrentarse a la frustración (Grupos armónicos).
Y todo esto es muy interesante; pero, no lo es menos la visión de Claudio Naranjo sobre el tema. Así que, si ves que el tema te gusta !!no dejes de seguir leyendo!!
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En este post nos centraremos en la visión de los grupos hornevianos, pero no tenemos que olvidar que, según la teoría básica del eneagrama, previamente a este clasificación tendríamos la división de los eneatipos según las tríadas básicas: Sentimental, racional y visceral. De hecho, si no controlas mucho del tema, es mejor que te centres primero en la descripción clásica y luego vuelvas a por este post. Si ya llevas un tiempo con el tema, pues esta clasificación «secundaria» te puede aportar bastante.
1 LAS TRIADAS SEGÚN LOS CENTROS DE INTELIGENCIA
El número 3 es clave para entender el eneagrama. Hay tres triadas (emoción, razón, acción); cada triada contiene tres eneatipos y cada eneatipo tiene tres subtipos.
A su vez, los eneatipos se relacionan entre ellos cada tres (ver aquí).
Podríamos decir que el tres da sustento invisible a esta herramienta de mapeo de la personalidad que es el eneagrama. Los eneatipos de una misma triada suelen compartir características comunes como patrones de conducta, falsas creencias, hábitos o necesidades básicas, pero sobre todo les mueve un mismo motor (corazón, cabeza, vísceras).
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2 Las triadas según la teoría de Karen Horney
2.1 LA VISIÓN SEGÚN RISO Y HUDSON de los grupos hornevianos.
Comenzaremos con lo que suele ser la visión más habitual del tema y que se popularizó en el libro de la Sabiduría del eneagrama de Don Richard Riso y Russ Hudson. Como bien sabéis, no es un libro que recomendemos demasiado, pero justo para este tema está bien tenerlo presente.
Partimos de la idea que esta clasificación se hace en función de su estilo social y cómo tratamos de alcanzar nuestras necesidades y deseos. Esta búsqueda de Atención (emociones), de Seguridad (mentales), de Autonomía (viscerales) va variando en función de los eneatipos o que en su día pensó Claudio Naranjo llamarles Los egos en función del eneagrama. Y estos egos o personajes tienen diferentes estrategias para estar en lo social.
Damos unas pinceladas en función de las triadas clásicas del eneagrama:
Si miramos la triada sentimental, vemos que los dos ocupan mucho espacio y van a salvar vidas, mientas los cuatros se muestran más en su mundo. Los treses saben lo que quieren y van a por ello (sobre todo el subtipo social). Los tres buscan la atención; pero de forma diferente.
Ahora en la triada racional, nos encontramos con que el rey de la seguridad es el seis, más que todo porque es lo que no tiene de partida pero se encarga de cultivar. De hecho, nuestros miedosos suelen vender seguridad, pero siempre mirando al grupo y cuál es la jerarquía del mismo. El cinco se queda en su cueva y si tiene que participar, normalmente, lo hará puntualmente y si puede lo hará hablando de un tema que controle. Mientras tanto, el siete estará seduciendo desde lo intelectual y dejándose ver más de la cuenta.
Por último, la triada visceral, que no instintiva, busca la autonomía. La del nueve es un poco ambivalente. Por un lado, en ambientes sociales quiere que no le vean, pero sobre todo el nueve social se esfuerza en pertenecer al grupo. El ocho tiene claras sus necesidades y va a por ellas, caiga quien caiga. Mientras que el uno (no sexual) se muestra con las ganas de que el mundo haga lo que él piensa, pero a la vez intentando ser respetuoso y no hacer «nada mal», o mejor dicho hacer siempre lo correcto.
Ahora vamos a lo que sería la visión directamente desde las nuevas triadas.
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TRIADAS SEGÚN LA FORMA DE SATISFACER LOS PROPIOS DESEOS Y NECESIDADES: LOS GRUPOS HORNEVIANOS:
-Los combativos o asertivos (7-8-3):
Inflan su parte egoica ante las dificultades. Son expansivos.
Van contra los demás para conseguir lo que sueñan.
Ignoran y reprimen sentimientos.
Se sienten importantes y ocupan el centro de las reuniones.
Son activos y directos.
Piden lo que quieren.
Reprimen el centro emocional
-Los sumisos o complacientes (1-2-6):
Buscan ser útiles para el otro.
Fuerte sentido del deber.
Son buenos chicos y, desde ahí, se ponen al servicio.
Han de ganarse lo que quieren.
Son sumisos porque obedecen a un otro o a una escala de valores.
Tratan de seguir reglas o hacer lo correcto; desde ahí, sienten que hacer las cosas mejor que los demás.
Reprimen el centro mental
-Los retraídos (9-5-4):
Ni van a la contra ni se esfuerzan.
Se alejan del otro y de las dificultades.
No pasan a la acción.
Se sumergen en su mundo interno.
Sienten que no encajan en este mundo y por eso se retiran.
Reprimen el centro visceral
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Los eneatipos en el amor. Nivel 3
Los eneatipos en función de su estilo social:
2 Emocional Sumiso
3 Emocional Combativo
4 Emocional Retirado
5 Intelectual Retirado
6 Intelectual Sumiso
7 Intelectual Combativo
8 Visceral Combativo
9 Visceral Retirado
1 Visceral Sumiso
Copiamos del libro La sabiduría del Eneagrama:
Los Siete y los Ocho piensan así naturalmente. Un Siete entra en una habitación y en el subconsciente piensa: «¡Hola a todos, ya he llegado! ¡Ahora se van a animar las cosas!». Un Ocho piensa: «Bueno, he llegado. Ocupaos de mí». Estos tipos se «apoderan» del espacio y esperan que los demás reaccionen a ellos. A los Tres, en cambio, no les resulta fácil ni natural sentirse el centro porque, como hemos visto, dependen de la atención de los demás para sentirse valiosos; harán lo posible por encontrar formas de obtener opiniones positivas de los demás para sentirse el centro, como para decir: «Mirad lo que he conseguido. Miradme y confirmad mi valía».
Un Uno podría entrar en una sala y pensar en su subconsciente: «Esto está muy descuidado y desorganizado. Si yo estuviera a cargo las cosas no estarían tan desordenadas».
Los Dos entran en una habitación y piensan subconscientemente: «¡Pobre gente! Ojalá tuviera tiempo para atenderlos a todos. Parecen tener problemas, necesitan mi ayuda». Al acercarse a los demás desde la posición de «persona afectuosa» que se interesa por y sirve a otros, los Dos se ponen automáticamente en el papel superior de ser «mejor que» los demás.
Los Seis tienen más problemas de sentimientos de inferioridad que los Uno y los Dos, pero consiguen sentirse «mejor que» mediante sus afiliaciones e identificaciones sociales («Soy demócrata, y somos mejores que los republicanos», «Vivo en Nueva York, que es una ciudad mejor que Los Ángeles», «Ningún equipo es mejor que el mío», etcétera).
En una sala llena de gente, los Cuatro estarían a un lado, distantes, y actuarían de un cierto modo «misterioso»; por otra parte, si no les apeteciera estar allí, sencillamente se marcharían, sobre todo dado que tienen poco desarrollado su sentido de obligación social («Esto es demasiado para mí; sencillamente, no estoy en forma para esto en este momento»).
A los Cinco no les importaría quedarse, pero se sentirían igual de felices en casa leyendo un libro o dedicados a alguno de sus intereses. Si se quedaran, probablemente se mantendrían a un lado, observando a todos los demás. Tal vez participarían más si tuvieran un contexto, por ejemplo grabar la reunión, el acto o la fiesta con una videocámara.
Los Nueve podrían disfrutar de la reunión social e incluso participar, pero procurarían mantenerse libres; podrían asentir y sonreirían mientras piensan en una tarde de pesca, o podrían «desconectarse» casi del todo, limitándose a estar con alguien, dejando que la otra persona lleve la mayor parte de la conversación, escuchando en amable silencio o actitud de buen humor.
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Algunas dudas sobre esta visión
En nuestra opinión, la clasificación tiene su interés pero no termina de ser clara en algunos aspectos.
La triada retirada parece bastante clara siempre y cuando no entremos en los subtipos y nos enfrentemos al cuatro sexual.
La triada complaciente genera bastantes dudas. Quizás sería mejor llamarla: » Los considerados».
Si entramos en los subtipos, el sistema se tambalea bastante y no resulta los suficientemente consistente.
Un seis sexual nos puede romper todo el esquema.
El eneatipo dos siendo cierto que suele estar atento a las necesidades el otro, también tiene un orgullo importante y sólo será complaciente si hay un interés claro. Si no lo hay, por ejemplo un dos sexual puede ser lo menos complaciente del mundo.
Lo mismo pasa con el 1 sexual, que más allá de cumplir únicamente su propia norma interna, en estado de erupción no es una persona sumisa que digamos.
Respecto a la triada combativa o asertiva está claro que el 8 cuadra muy bien, pero con el 7 social la cosa ya no está tan clara y mucho menos con un tres conservación.
En fin, tema interesante pero que quizás tenga más fisuras de las que puede parecer en un principio.
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2.2 TRIADAS SEGÚN EL MODO DE REACCIONAR ANTE LOS PROBLEMAS: Los grupos armónicos.
Como vamos viendo, en función del estilo social tenemos una triada; pero, si nos centramos en su forma de resolver los problemas y, en consecuencia, su tendencia a la frustración, nos encontramos una nueva triada.
Esta triada es una de las aportación interesantes de Riso-Hudson en su bestseller, La Sabiduría del eneagrama.
Estamos hablando de una reacción interna de la persona cuando la frustración llega, no de algo puntual que ocurrió alguna vez. Es una implosión que nos hace NO ser lo asertivos que nos gustaría. De hecho, podríamos definir esta triada como diferentes formas de alejarnos de la tan ansiada asertividad y empatía. No se trata tanto de un comportamiento concreto como de un movimiento interno. Algo que nos delata en el día a día.
Aunque cualquier eneatipo puede reaccionar de cualquiera de las tres formas (no somos robots), siempre habrá alguna tendencia predominante. En este sentido, te animamos a que auto-observes, más allá del eneatipo con el que te identificas, cuál es la tuya.
Esta nueva agrupación, nos sugiere cómo reaccionamos ante la decepción o la pérdida, en función también de la triada (ármonica) a la que pertenece nuestro eneatipo.
Tipos 2, 7 y 9 – El Grupo de Perspectiva Positiva – OPTIMISTAS
Ven lo positivo de cada uno para resolver los conflictos.
En realidad, más bien debieran llamarse los Negadores. Son personas que niegan la realidad, sobre todo, cuando ésta bien teñida de problemas. Su nivel a la frustración es mínimo; así que, prefieren engañarse a sí mismos.
Tienen una manifiesta incapacidad ante el dolor; así que, se se convencen de que están bien. De esta forma, se creen sus cuentos y sus excusas.
Desde fuera, parece increíble que no vean los errores (incluidos los suyos); pero, para ellos es todo un trabajo comenzar a enterarse de lo que pasa.
E2: buenas intenciones, ayudando (falsa generosidad), evita percibir sus propias necesidades.
E7: vivir experiencias de disfrute, evita su dolor y vacío, autoindulgencia.
E9: ver las cualidades positivas de los otros, idealiza y confluye, olvido de sí.
Tipos 1, 3 y 5 – El Grupo Competente – EFICACES
Analizan, entienden y aclaran.
Nuestros competentes son demasiado fríos y están un tanto disociados de su propia emoción. Sentimentalmente son distantes y les cuesta ser empáticos. Terminan siendo tan «objetivos» y eficientes que no están disponibles para los suyos.
E1: correcto, mejorar las normas, control de sus sentimientos.
E3: se centra en ser eficiente y sobresalir, cumplir los objetivos, ignora emoción.
E5: experto, se aísla emocionalmente, le cuesta trabajar en el sistema (control autónomo).
Tipos 4, 6 y 8 – El Grupo REACTIVOS
De partida desconfían de la gente.
Tienen una reacción temporal ante lo que ocurre.
Tienden a buscar personas que tengan reacciones similares a las suyas.
No son conscientes de su falta de objetividad y se encierran en su reacción inicial.
Al ser muy contundentes luego tienden e arrepentirse.
E4: busca un salvador, teme el abandono, mantiene el interés de los demás pero limitándoles el acceso.
E6: necesita alguien en quien confiar, teme no tener apoyo, busca ser fiable.
E8: independencia, teme ser controlado, No le gusta la intimidad, querer demasiado, se relaciona manteniendo las distancias.
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Algunas dudas sobre esta visión
En nuestra opinión, la clasificación funciona relativamente bien si no tenemos en cuenta los subtipos. Es decir, por ejemplo un E1 sexual seguramente es mucho más reactivo que un E6 conservación, Un E6 social será mucho más competente y eficaz que un E5 o un E3 social puede ser tan positivo o más como E9.
A partir de aquí hay muchos matices que comentar y que lo hacemos en nuestra formación de eneagrama.
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Extracto del libro de Sabiduría del eneagrama:
Los grupos armónicos son útiles para el trabajo de transformación porque indican cómo se las ingenia cada persona cuando no consigue lo que desea (según la tríada en que está). Así, se pone de manifiesto la forma fundamental como se defiende la personalidad de la pérdida y la decepción. También, hemos descubierto una tercera forma importante de agrupar los nueve tipos, a la que hemos llamado los grupos armónicos.
Por cada tipo primario (los situados en los vértices del triángulo equilátero: Tres, Seis y Nueve) hay dos tipos secundarios que se le parecen mucho de numerosas maneras, y a causa de estas similitudes entre estos tipos se producen repetidamente identificaciones erróneas.
Por ejemplo, los Nueve suelen identificarse de forma errónea como Dos o Siete; los Tres se identifican como Uno o Cinco, mientras que es conocida la manera en que los Seis se identifican mal como Cuatro u Ocho.
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Según Riso Hudson: ESTILO DE REACCIÓN: LOS GRUPOS ARMÓNICOS
» Hemos descubierto una tercera forma importante de agrupar los nueve tipos, a la que hemos llamado los grupos armónicos. Por cada tipo primario (los situados en los vértices del triángulo equilátero: Tres, Seis y Nueve) hay dos tipos secundarios que se le parecen mucho de numerosas maneras, y a causa de estas similitudes entre estos tipos se producen repetidamente identificaciones erróneas. Por ejemplo, los Nueve suelen identificarse de forma errónea como Dos o Siete; los Tres se identifican como Uno o Cinco, mientras que es conocida la manera en que los Seis se identifican mal como Cuatro u Ocho. Según su forma de reaccionar cuando aparecen problemas, las personas podemos ser OPTIMISTAS, EFICACES o REACTIVAS.»
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Ambas visiones expuestas hasta ahora, con sus luces y sus sombras, son interesantes en sí mismas y tienen el valor de darnos pistas que complementan las triadas clásicas.
A su vez, hay que apuntar que estás visión (la más extendida) no cuadra con la mirada de Naranjo. Por ello, os animamos a estudiar los dos sistemas y luego que os quedéis con el que más os aporte.
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2.3 LA VISIÓN DE CLAUDIO NARANJO de los grupos hornevianos.
Naranjo hace una revisión de os grupos hornevianos de manera magistral. En los SATs no solía hablar de ello; pero, es algo que él tiene en mente desde el comienzo. Seguramente desde los primeros años setenta. De hecho, en Caracter y Neurosis no deja de citar a Karen Horney durante todo el libro.
El Dr Naranjo no ve las nuevas triadas como Riso y Hudson aunque la inspiración de Hormey es la misma. Hay varias aportaciones muy relevantes y con una lógica más fina. Cambia el nombre de cada triada y los nuevos son más intuitivos. Además, va analizando quien es el más claro en cada triada y el menos claro. A su vez, va analizando qué pasa en cada subtipo de cada eneatipo respecto a esta nueva clasificación. Obviamente, es un ejercicio un tanto teórico; pero, igualmente, muy curioso y enriquecedor.
En la visión de Naranjo, las tres triadas se organizar siguiendo estos patrones:
Contra _ eneatipos que van a la contra: 8, 3, 1
Lejos _ eneatipos que se aleja: 6, 5, 4
Hacia _ eneatipos más expansivos: 2, 7, 9
Con todo ello, Claudio llega a tres triadas ligeramente diferentes y con un matices de interpretación muy potentes.
Como puedes comprobar buscando en la red, no es sencillo encontrar buen contenido de este tema en general y mucho menos sobre la visión de Naranjo.
Esto te lo contamos en nuestro curso del ENEAGRAMA DE LAS RELACIONES ;-) ver aquí.
Curso ENEAGRAMA de las RELACIONES / Los eneatipos en el amor. Nivel 3
3 SOBRE KAREN HORNEY
Karen Horney fue una psicóloga alemana 1885/1952 que influenció el trabajo de Claudio Naranjo en su origen y, de hecho, es citada profusamente en la biblia del eneagrama: Carácter y neurosis.
Para ella había dos grandes necesidades como las que presionaban en nuestro interior,a las que denominaba ELLOS (deseos instintivos e impulsos) y SUPERYO (creencias con respecto a como debo ser, sentir y actuar para ser aceptado.
También en el fantástico libro de Ensayo sobre la psicología de los eneatipos, el Dr Naranjo dedica un capítulo a reflexionar sobre el tema.
Según la teoría de la neurosis de Horney tenemos tres tipos de personalidad neurótica. En este caso, la descripción se basa en la necesidad de seguridad y cómo ésta se encuadra en diferentes estilos en la infancia.
Más sobre nuestra protagonista, aquí.
1. Complaciente o sumisa
Necesitan: afecto y aprobación.
Origen: sentimientos de desamparo, negligencia y abandono en el desarrollo temprano.
Búsqueda: Buscan la aceptación. Creen que sus problemas podrían ser solucionados por una nueva pareja, por ejemplo.
2. Agresiva o expansiva
Necesitan: expresan su sentido de la identidad dominando y explotando a los otros.
Origen: hostilidad en la relación con los padres.
Búsqueda: ser distantes, ambiciosas y temidas.
3. Aislada y resignada
Necesitan: Aislarse.
Origen: Rechazo y/ abandono parental.
Búsqueda: perfeccionismo, independencia y soledad
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“(…) Mención especial debo hacer de Karen Horney, ya que su forma de terapia fue la que más influyó en mi curación antes de la Gestalt, y fue también la que más influjo ejerció en mi forma de practicar la psicoterapia (también antes de la Gestalt).” Claudio Naranjo
«La ilusión del amor, aunque resultado de un comprensible equivoco entre el auténtico apego y la necesidad neurótica, cumple la indudable función de permitir la conquista del cariño.
(…) Hay que ayudar al neurótico para que se reintegre, para que se dé cuenta de sus verdaderos sentimientos, para que desarrolle su escala de valores y se relacione con los demás, basándose en sus sentimientos y convicciones.» Karen Horney
Autores del post: Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó (Haiki)