Cuando hablamos de las pasiones del eneagrama, solemos dar por hecho que nos referimos a la dimensión emocional de cada tipo de ego.
Pero, si lo pensamos bien, ¿la avaricia, por ejemplo, es realmente una emoción?
Por eso, hemos creído interesante hacer un repaso por las emociones más habituales en cada eneatipo… y también por aquellas que ni se asoman.
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1 Qué es la emoción
La emoción no es algo que surja de manera aislada en la mente, sino el resultado de una serie de procesos fisiológicos y químicos que se desencadenan en el cuerpo ante un estímulo. Cuando algo nos afecta, ya sea de forma externa o interna, se activan automáticamente mecanismos neuroquímicos. Neurotransmisores como la dopamina, la oxitocina o las endorfinas participan en estados vinculados al placer, el vínculo o la reducción del dolor, mientras que hormonas como el cortisol o la adrenalina preparan al cuerpo para responder ante amenazas o estrés. Todo esto ocurre antes de que seamos conscientes de lo que sentimos.
El cerebro interpreta esos cambios internos basándose en la información corporal: variaciones en la respiración, la tensión muscular, el ritmo cardíaco o la concentración de determinadas sustancias en sangre. A partir de ahí, y en función de la memoria, el contexto y la cultura, construimos una etiqueta emocional. Así, lo que llamamos miedo, tristeza o alegría no es una emoción que existe como tal, sino una interpretación del estado químico del cuerpo.
La emoción, por tanto, no es una entidad fija o universal. Es el resultado de una lectura interna que el cerebro hace de un desequilibrio biológico. Modelos como el de Plutchik, que identifican emociones básicas con valor evolutivo, pueden convivir con esta visión si se entienden como patrones que el cuerpo activa químicamente. En definitiva, lo que sentimos es el significado que le damos a un cuerpo que ya está hablando en el lenguaje de la química.
Neurociencia y emociones con Nazareth Castellanos
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2 Las EMOCIONES en los eneatipos
TRIADA EMOCIONAL
E2 – El falso generoso seductor
El eneatipo 2 gira en torno al orgullo de ser necesario, pero bajo esa fachada afectuosa habita una intensa ansiedad por no ser querido si no entrega amor. Su curiosidad se dirige a captar las necesidades del otro, buscando vincularse desde la seducción emocional. Cuando no es correspondido, emerge la desesperanza y, en subtipos como el conservación, también la humillación. Cuando activa su flecha al E8 puede conectar con el odio.
Emociones como la tristeza o el desagrado quedan reprimidas, pues su imagen depende de mantenerse siempre cálido, disponible y deseable.
Emoción principal:
Orgullo: Necesidad de sentirse indispensable para el otro. Adulador nato. Deseo encubierto de ser el centro afectivo.
Emociones habituales:
Soberbia: Nace de la necesidad de ser querido dando sin pedir, como si el amor se ganara generando facturas pendientes. Emocionalmente, es una búsqueda desesperada de vínculo, un anhelo de oxitocina que calme el miedo al abandono. Se ofrece afecto para sentirse necesario, pero tras esa calidez hay una ansiedad silenciosa: el deseo de ser visto, tocado, amado sin condiciones.
Curiosidad: Interés dirigido hacia las necesidades emocionales ajenas.
Resentimiento: aparece cuando el E2, tras dar afecto y atención sin medida, no recibe el amor o reconocimiento que esperaba —aunque no lo pida abiertamente. Este afecto «desinteresado» esconde una deuda implícita, y cuando no se paga, surge una mezcla de dolor y enfado reprimido. Es un enojo disfrazado de decepción, que pocas veces se expresa, pero que pesa emocionalmente.
Desesperanza: Sufrimiento profundo al no lograr el amor deseado.
Ansiedad: Miedo a no ser querido si no da amor. Dolor cuando su entrega no es valorada.
Emoción ciega:
Tristeza. Inasumible, porque le conectaría con su vacío afectivo.
E3 – El triunfador impostor
El eneatipo 3 se construye sobre la búsqueda de reconocimiento, buscando validación a través del logro y la admiración. Vive eufórico cuando brilla ante los demás, pero bajo su eficacia se ocultan la ansiedad y la inseguridad de no ser suficiente si no triunfa.
La vergüenza surge si su imagen se desmorona, y la culpa aparece cuando intuye que ha traicionado su autenticidad.
Aunque suele desconectarse de sus emociones, el vacío interior le acompaña. La tristeza es reprimida porque podría ralentizar su impulso productivo. Todo está al servicio de sostener una fachada impecable, aunque sea a costa de sí mismo.
Emoción principal:
Vanidad: Autoimagen construida para ser admirado. Necesita sentirse visto y valorado. Vive pendiente de la mirada ajena, porque sentirse valioso depende del éxito visible. Cada logro activa una descarga de dopamina que calma el miedo a no valer sin hacer. Detrás de la imagen impecable hay una herida: la duda de ser amado por lo que se es, no por lo que se muestra. El éxito sustituye, inconscientemente, al afecto genuino.
Emociones habituales:
Euforia: Alta activación cuando logra reconocimiento, especialmente en el subtipo social.
Ansiedad: Se activa al sentir que puede fracasar o ser visto como falso, muy frecuente en el subtipo conservación.
Frustración aparece cuando el E3 no alcanza los objetivos que lo validan externamente o cuando, pese al esfuerzo, no recibe la admiración esperada.
Vergüenza: Emergente si su máscara cae o fracasa.
Culpa: Surgen grietas cuando traiciona su autenticidad.
Inseguridad: Aunque muy disimulada, es estructural; duda de su valor real más allá de su imagen.
Emoción ciega:
Tristeza. La reprime para mantener eficacia y brillo.
E4 – El dramático carente
El eneatipo 4 vive inmerso en una intensa vida emocional teñida de melancolía, envidia y desesperanza. Siente que le falta algo esencial y que otros poseen lo que él ansía. La vergüenza es una emoción constante (sobre todo en subtipo social), relacionada con una identidad sentida como defectuosa o incompleta. En momentos de dolor, puede volcarse en la autocompasión y recrearse en su propio sufrimiento.
Un E4 medianamente neurótico suele estar atrapado por la emoción de la pena.
El odio, especialmente en el subtipo sexual, aparece como rabia disfrazada de pasión. Aunque busca ser visto en su singularidad, muchas veces se expone sin cautela, dejando al descubierto su herida. La emoción lo define, pero también lo limita.
Su vida es una montaña rusa emocional. Suele habitar la parte baja de esta montaña mientras exige al otro una implicación emocional que casi nadie le puede dar.
Emoción principal:
Tristeza: No es solo un estado emocional pasajero, sino una forma profunda de sufrimiento existencial. Está ligada al sentimiento de carencia, a una nostalgia por algo perdido o inaccesible que se vuelve parte central de la identidad. Esta tristeza se convierte en una constante melancolía, teñida de autoconciencia y deseo de autenticidad, donde el dolor se estetiza y se vuelve casi necesario para sentirse uno mismo.
Emociones habituales:
Envidia: Siente que otros tienen lo que a él le falta.
Melancolía: Fondo emocional teñido de pérdida y carencia.
Vergüenza: Sensación de no ser digno o completo.
Los celos: No se trata tanto de querer lo que el otro tiene, sino del dolor por sentirse distinto, defectuoso o no suficientemente especial. Los celos aparecen cuando sienten que otro recibe un amor o una atención que ellos consideran les corresponde por su intensidad emocional.
Autocompasión: Se regodea en su dolor como identidad.
Odio: Explosión emocional en el subtipo sexual, como rabia amorosa.
Desesperanza: Crisis existencial recurrente por su herida afectiva.
Emoción ciega:
Cautela. Tiende a exponerse emocionalmente sin filtros.
E5 – El observador esquivo
El eneatipo 5 tiende a refugiarse en la mente y a mantener una distancia afectiva, movido por el temor a ser invadido o desbordado.
Desde ahí, en general, se desconecta de su mundo emocional, a veces, por completo.
Vive en un estado constante de cautela y alerta, observando sin implicarse. La desconfianza hacia los demás le lleva a construir muros internos. Su curiosidad es intensa, pero está dirigida más al conocimiento que al vínculo.
La preocupación lo acompaña como forma de anticipación defensiva. Emociones como la repulsión emergen ante el contacto excesivo.
Su indiferencia es una defensa ante el miedo a ser invadido emocional o energéticamente. No es frialdad real, sino una desconexión deliberada del sentir como forma de autoprotección. El retraimiento y el aislamiento crean una distancia emocional que da apariencia de indiferencia, pero en el fondo hay una sensibilidad profunda encapsulada. Esta indiferencia aparente es un modo de preservar su autonomía ante un mundo vivido como demandante o intrusivo.
La euforia le resulta ajena o incómoda, y suele vivir sus emociones de forma contenida, más pensadas que sentidas.
Emoción principal:
Aversión – Rechazo emocional ante la invasión o el exceso de estímulo externo.
Emociones habituales:
Cautela: Siempre en vigilancia emocional frente al mundo.
Temor: Miedo a ser invadido o a perder el control. Duda de su capacidad para estar en el mundo.
Desconfianza: Le falta confianza en un otro que siempre podría invadir su espacio.
Curiosidad: Motor de su distanciamiento afectivo.
Preocupación: Ansiedad cognitiva ante posibles demandas externas.
Repulsión: Reacción ante lo que siente como intrusivo o invasivo.
Emoción ciega:
Euforia. Le resulta incómoda y excesiva.
E6 – El temeroso desconfiado
El eneatipo 6 está marcado por el miedo, que no siempre reconoce, pero que guía su forma de pensar, vincularse y actuar.
Este miedo, que todos tenemos, se podría traducir como una especie de angustia vital que le lleva a imaginar siempre posibles situaciones catastróficas. Desde ahí estará en hiper-vigilancia buscando la anticipación.
La duda lo acompaña constantemente, impidiéndole confiar en sí mismo y en los demás. Vive con ansiedad, en alerta ante posibles amenazas externas. A la que se descuida tendrá el cortisol por las nubes. Desde ahí, buscará culpables y tendrá tendencia a la acusación.
La desconfianza es su escudo, proyectando al exterior lo que teme en su interior. Su emocionalidad está teñida de inquietud, y a menudo oscila entre sumisión y rebeldía. Su ambivalencia suele ser extrema.
En el subtipo social, enmascara el miedo, haciendo siempre lo que se supone que hay que hacer. Mientras que el subtipo sexual, a veces, niega el propio miedo y, a modo de kamikaze, se lanza al peligro. Por último, el subtipo conservación puede caer en la sumisón.
Emociones como el orgullo le resultan ajenas o incluso peligrosas, ya que podría verse como imprudente. Necesita seguridad, pero duda incluso cuando la encuentra.
Emoción principal:
Miedo: Base emocional constante en su forma de estar. Reacciones de alarma ante lo inesperado. Un exceso de adrenalina y cortisol constante.
Emociones habituales:
La angustia vital: Surge de una inseguridad básica frente al mundo y la vida. Es una desconfianza arraigada que genera duda permanente, tanto en los otros como en uno mismo. Esta incertidumbre constante crea un estado de alerta y sospecha, donde el miedo a equivocarse o ser abandonado alimenta una necesidad obsesiva de certezas, normas o figuras de autoridad.
Duda: Dificultad para decidir y confiar, incluso en sí mismo.
Ansiedad: Estado sostenido por la desconfianza en el entorno.
Desconfianza: Núcleo de su estructura relacional y defensiva.
Emoción ciega:
Orgullo. Lo percibe como imprudente o falso.
E7 – El optimista huidizo
El eneatipo 7 se mueve entre el entusiasmo y la evasión, buscando evitar el dolor mediante la dispersión y el placer.
Vive en un estado de euforia y curiosidad constante, siempre tras nuevas experiencias que le permitan no detenerse.
La ansiedad está presente, aunque disfrazada de hiperactividad o buen humor.
La ilusión actúa como motor, y rara vez se permite contactar con la frustración. Buscará el asombro pero de manera neurótica.
Emociones como la tristeza son reprimidas, pues teme quedar atrapado en ellas. Su actitud positiva es más una defensa que una cualidad real, construida para no enfrentarse con el vacío o el sufrimiento interno.
El aburrimiento será siempre una emoción o estado que intentarán evitar nuestros golosos.
Emoción principal:
Euforia: Activación energética que lo mantiene estimulado.
Emociones habituales:
Entusiasmo: Expansividad para escapar del dolor.
Ilusión: Fantasía como escape ante la realidad dolorosa.
Curiosidad: Abierto a nuevas experiencias, siempre buscando.
Ansiedad: Tensión por no querer estar quieto o limitado.
Emoción ciega:
Tristeza. Suprime cualquier contacto con el sufrimiento.
E8 – El desafiante controlador
El eneatipo 8 se construye sobre la furia, la rabia y el control.
Su mundo emocional está dominado por el odio, la hostilidad y el rechazo hacia lo que percibe como débil o amenazante.
La negación de su fragilidad es su combustible, utilizada para imponer su voluntad o defender su territorio.
El desprecio y la venganza aparecen como respuestas ante la traición o la pérdida de poder.
Aunque su apariencia es dura, esto esconde una profunda herida que no quiere sentir. El miedo, su emoción ciega, es negado rotundamente, pues representaría vulnerabilidad, algo que no se permite mostrar ni sentir.
Emoción principal:
Venganza: Deseo de restaurar su poder tras una ofensa.
Emociones habituales:
Odio: Reacción directa ante cualquier sensación de debilidad. Rechazo de un otro que no se somete a su control.
Hostilidad: Defensa activa para protegerse de la vulnerabilidad.
Rabia: Fuerza instintiva que lo mantiene en control.
Rechazo: Cierra el vínculo si percibe traición o fragilidad.
Desprecio: Actitud ante lo que percibe como débil o falso.
Emoción ciega:
Miedo. Lo niega y desprecia como señal de debilidad.
E9 – El olvidado de sí
El eneatipo 9 vive en un aparente estado de tranquilidad, que en realidad encubre su desconexión de sí mismo y su dificultad para enfrentarse al conflicto. Se repliega en la autocompasión, la desolación y el abatimiento, sin hacer ruido, sin molestar. Podría parecer que está instalado en la bonita emoción de la serenidad, pero esto no es muy real, pues en realidad, tiene más que ver con su incapacidad de decir NO que otra cosa.
La timidez colorea su mundo emocional, marcado por el olvido de sus propios deseos.
La humillación, especialmente en contextos relacionales, es tolerada más de lo necesario por miedo a perder la armonía. Esto se asocia a su tendencia caracterial hacia el masoquismo.
La indignación, su emoción ciega, es reprimida sistemáticamente, pues expresar juicio o enfado pondría en riesgo su frágil sensación de paz.
La tristeza está amortiguada, casi anestesiada. No se vive de forma explícita, sino como una desconexión de uno mismo. Es una tristeza por la pérdida del propio ser, pero no reconocida como tal: se transforma en somnolencia psíquica, olvido de las propias necesidades y fusión con el entorno.
Emoción principal:
Tranquilidad: Estado que simula calma, pero es evasión. Evita el conflicto y le cuesta decir no.
Emociones habituales:
Abatimiento: Desánimo por no encontrar su lugar.
Desolación: Fondo emocional si toma conciencia de su vacío.
Humillación: Su tendencia masoquista le lleva a soportar más de lo necesario. Tiene problemas con los límites.
Autocompasión: Repliegue afectivo que lo mantiene inmóvil.
Timidez: Discreción extrema como forma de desaparecer.
Emoción ciega:
Indignación. No se permite juzgar o entrar en conflicto abierto.
E1 – El perfeccionista moralista
El eneatipo 1 está profundamente marcado por la represión de la ira, que se transforma en indignación moral y frustración constante ante la imperfección, tanto propia como ajena.
En el subtipo sexual sí se permite mostrar esta ira con vehemencia.
Su necesidad de hacer lo correcto lo lleva a rechazar todo lo que no se ajusta a sus estándares internos. Vive con una fuerte tensión interna, sintiendo culpa cuando no alcanza sus ideales. El rechazo al error se expresa también como rigidez y exigencia. Emociones expansivas como la euforia le resultan ajenas o incluso sospechosas, pues amenazan su control y su sentido del deber.
Emoción principal:
Ira (reprimida): Energía normalmente reprimida ante el error propio y ajeno.
Emociones habituales:
Indignación: Reacción ética ante la imperfección del mundo.
Frustración: Tensión constante por no cumplir sus propias normas y que el mundo no le haga caso.
Rechazo: Juicio hacia lo que considera incorrecto o impuro.
Emoción ciega:
Euforia. No encaja con su carácter controlado y serio.
Formación AMPLIADA de Eneagrama.
Formación AMPLIADA de Eneagrama.
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La culpa
3 Listado de emociones
1. MIEDO
🔹 Principales:
- Miedo
- Ansiedad
🔸 Secundarias:
- Susto
- Cautela – Alerta
- Inseguridad
- Preocupación
- Temor
- Duda
2. TRISTEZA
🔹 Principal:
- Tristeza
🔸 Secundarias:
- Melancolía
- Nostalgia
- Abatimiento
- Decepción
- Remordimiento
- Arrepentimiento
- Timidez
- Autocompasión
- Desolación
- Desesperanza
3. IRA
🔹 Principal:
- Ira
🔸 Secundarias:
- Indignación
- Rabia
- Hostilidad
- Frustración
- Rechazo
- Resentimiento
- Celos
- Odio
- Venganza
4. ALEGRÍA
🔹 Principal:
- Alegría
🔸 Secundarias:
- Admiración
- Curiosidad
- Esperanza
- Orgullo
- Satisfacción
- Gratitud
- Ilusión
- Euforia
- Ternura
- Tranquilidad
- Vanidad
- Entusiasmo
5. SORPRESA
🔹 Principal:
- Sorpresa
🔸 Secundaria:
- Fascinación
- Asombro
6. AVERSIÓN
🔹 Principal:
- Asco
🔸 Secundarias:
- Aversión
- Repugnancia
- Desagrado
- Desprecio
- Vergüenza
- Culpa
- Compasión
- Envidia
- Repulsión
- Humillación
Enfado, ira y rabia en los eneatipos del eneagrama
«Primera manifestación de nuestro proceso de degradación, las pasiones son el resultado de mantener como adultos demasiadas actitudes que todos tuvimos como bebés lactantes, de quedarnos apegados, ante el mundo, de una postura de agarrar y succionar… La palabra»pasión»es apropiada para referirse a las emociones interiores no sólo porque existen en interdependencia con el dolor (pathos) sino también por su connotación de pasividad…Estamos sujetos a ellas como agentes pasivos. Las tradiciones espirituales suelen estar de acuerdo sobre una potencial desidentificación del dominio de las pasiones, que es posible por intuición de la trascendencia.»
Claudio Naranjo
Autores: Agnieszka y Lorenzo / Haiki
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