Este tipo de amor tiene que ver con la figura cultural de lo paterno; con el aprecio y con el respeto.
También, con la autoridad interna que podamos tener introyectada. La admiración no es dionisica ni generosa; es otra cosa y los griegos la llamaban philia.
Los héroes clásicos morían por un ideal. Por un “algo” más grande que ellos que les conectaba con este tipo de amor.
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EL AMOR ADMIRATIVO según la teoría de los TRES AMORES
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1 ¿Qué es el amor ADMIRATIVO?
3.1 AMOR APRECIATIVO
El amor apreciativo es una forma de amor que no busca poseer ni transformar al otro, sino simplemente verlo en su singularidad, y disfrutar de su presencia tal como es.
Estamos en las antípodas de la envidia. Se trata de entender que podemos ver algo bueno en el otro, aunque también veamos toda su mierda. Y este ver algo grande más allá de nosotros, NO nos hace más pequeños. Es decir, en este tipo de amor, la mirada no está contaminada por el juicio o la exigencia. Es una mirada amorosa que legitima. El amor apreciativo reconoce la luz del otro incluso en su sombra, y permite que el otro se vea a través de esa mirada. Es transformador sin necesidad de intervenir, simplemente porque acoge.
Muchas veces hay un fina línea que separa el compararse y estar en la envidia con el quedar presa de la inspiración y enchufarse a la admiración. Es ahí donde nos interesa estar. Reconociendo nuestra valía y maravillándonos con el otro.
Claudio Naranjo hablaba de este tipo de amor como una apertura estética y espiritual hacia la belleza del mundo y del ser humano. Es un amor que no surge de la necesidad, sino de la plenitud.
En contextos terapéuticos o relacionales, este amor se expresa como una presencia no invasiva que valida al otro desde su libertad. No pretende corregir ni salvar. Es un amor que dice: “te veo”, “eres bienvenido tal como eres”. Y en esa aceptación, algo profundo puede empezar a sanar.
3.1.1 Dirigir la mirada
La etimología de la palabra ADMIRACIÓN proviene del latín ‘admiratĭo’(admirado). La partícula ‘ad’ alude a dirigir la vista hacia aquello que causa asombro, por su superioridad, como puede ser una idea, un maestro o una referencia intelectual.
Lo que se admira, se diferencia de lo común, pues es de una categoría más elevada.
Aquello que despierta la admiración varía según cada individuo. La naturaleza puede provocar gran admiración a unos y a otros dejar más indiferentes. La capacidad que tengamos de «dirigir nuestra mirada» hacia personas o cosas admirables también se puede entrenar.
La crítica y la envidia están en las antípodas de esta cualidad de la admiración.
El amor devocional o admirativo, como los otros dos, también tiene sus peligros.
3.1.2 Reconocer la grandeza del otro; pero, no idealizar demasiado.
Ver al otro de verdad, incluye dejarnos atrapar por su brillo. Algo siempre habrá que podamos valorar, reconocer o apreciar. Y para eso, lo primero que tenemos que tener es consideración por alguien. La palabra considerar proviene del latín considerare, que significa “observar detenidamente los astros”. La raízsidera, plural de sidus, hace referencia directa al mundo sideral, a las estrellas. Así, etimológicamente, considerar no es simplemente pensar en alguien o tenerlo en cuenta, sino mirarlo como se mira una estrella en el cielo: con atención, respeto y cierto asombro. Considerar es, en su sentido más profundo, elevar la mirada hacia algo que brilla, que se destaca sin necesidad de imponerse, algo que orienta y despierta reverencia. Esta visión etimológica nos invita a ver el acto de considerar como un gesto de profundidad y conexión, más que de análisis o juicio.
En el contexto del amor admirativo, considerar al otro significa otorgarle un lugar interior sin caer en la comparación ni en la idealización. Es reconocer su valor, su luz, su singularidad. Así como las estrellas no compiten entre sí para brillar, las personas que admiramos desde el corazón no nos amenazan: nos inspiran. Considerar implica detenerse, observar y permitir que el otro nos toque, nos enseñe, incluso nos transforme. No se trata de ponernos por debajo, sino de abrirnos a la posibilidad de que en el otro habita algo que merece ser contemplado.
Ver al otro como una estrella es, entonces, un acto espiritual y psicológico a la vez. Nos aparta de la envidia y nos sitúa en una posición de humildad activa. En esa mirada considerativa, el otro deja de ser un rival y se convierte en una fuente de sentido. Y en esa contemplación sincera, muchas veces también descubrimos nuestra propia luz. Porque al reconocer el brillo ajeno sin temor ni deseo de apropiación, nos acercamos a lo más grande de nosotros mismos.
3.1.3 líneas rojas
Por otro lado, dentro de este amor nos podemor encontrar ciertos peligros o líneas rojas que conviene tener en cuenta.
Según Claudio Naranjo: “El amor-admiración, a su vez, es raíz de excesos comparables cuando el nomos o norma moral amorosa se transforma en legalismo autoritario. Por más que se hable de amor a Dios o a la patria, en realidad se habla en el nombre del amor con la voz de la obligación. Alimentan tal amor obligatorio los movimientos sociales y las ansias individuales de poder. Tan notorias como los excesos sociales del amor-recibir, el amor-dar y el amor- admiración son, naturalmente, las insuficiencias”.
El eneatipo que más claro tiene el amor admirativo es el uno y ello está genial hasta que se obsesionan con sus ganas de salvar al mundo. Más allá de su neurosis, su pasión por la verdad y el bien común les conecta con este amor.
Sin embargo, algunos eneatipos como el ocho, no son capaces de mirar más allá de ellos mismos. Dar un paso en este sentido es como un mundo para ellos.
3.2 AMOR DEL AGRADECIMIENTO Y LA HONRA
Este amor nace del reconocimiento de que no somos autosuficientes. Que hemos recibido vida, cuidados, conocimientos, y que cada encuentro significativo deja una huella. Para Claudio Naranjo, cultivar el agradecimiento es despertar del narcisismo y abrirse a la realidad interdependiente en la que vivimos.
Agradecer no es una obligación moral, sino una vibración del alma que reconoce la abundancia de lo recibido.
Y honrar, en este contexto, es reconocer con humildad lo que nos ha nutrido: nuestros ancestros, nuestros maestros, la naturaleza, el misterio. Este amor se orienta hacia el pasado y hacia lo invisible, hacia aquello que nos sostiene incluso sin darnos cuenta.
NO podemos honrar si no hay primero un aprecio y un agradecimiento. La honra nos sitúa cerca de lo devocional y nos anima a hincar la rodilla para entender que en todo o casi todo, siempre hay alguien que es mucho mejor que nosotros. Y reconocer esta grandeza, sobre todo, para algunos tipos de ego, es algo de lo más sanador.
3.3 AMOR DEVOCIONAL
El amor devocional, para Claudio Naranjo, es la culminación del amor dionisíaco. No porque se aleje del cuerpo o del placer, sino porque los trasciende en una entrega total del ser. Es el amor que no espera nada a cambio, que se ofrece sin reservas, y que vive en el gozo de servir a algo más alto.
No se trata de una devoción ciega o sumisa. Se trata de una rendición lúcida, en la que el ego deja de ocupar el centro. La devoción puede dirigirse a una persona, a una causa, a lo divino… pero en todos los casos, implica abrirse por completo, permitiendo que algo más nos habite y nos guíe.
Este amor está presente en muchas tradiciones místicas. Es una forma de madurez espiritual que puede emerger también en lo cotidiano: en el arte, en la entrega terapéutica, en la contemplación, en la danza. Es el amor que nace cuando el yo desaparece y sólo queda el deseo de unirnos a la fuente.
Devoción, en este contexto, no es alienación, sino integración profunda. Es la confianza absoluta en el misterio. Es cantar, amar, crear, cuidar, sin buscar reconocimiento. Es vivir con el corazón encendido, diciendo sí a la vida con cada gesto.
3.3.1 Mirar hacia arriba
Quizás, algunos lo puedan hacer pero de manera muy selectiva y les conviene ampliar el abanico de personas a quien admirar.
Otros confunden envidia con admiración. Creen que admiran, pero en el fondo están deseando lo del otro y no hay un verdadero amor en la mirada.
Lo admirativo, cuando está en su sitio, no solo tiene que ver con el otro, también tiene que ver con el más allá; con el mundo espiritual. Abrir la puerta al misterio, a lo infinito, en muchos casos es un gran primer paso. La mente racional y cuadriculada es muy limitada y, desde ahí, no podemos quitarnos de en medio. Necesitamos sentirnos atravesar por algo que no conocemos ni entendemos en su totalidad. Así, nos sentiremos pequeños y desde esa pequeñez, curiosamente, nos sentiremos más grandes que nunca al formar parte de un todo inabarcable. Determinados tipos de meditación, ayudan a transitar este camino. También, determinadas músicas son un vehículo excelente para ello.
Claudio Naranjo en los SAT usaba muchos tipos de música clásicas para ello. Entre ellas, el bolero de Ravel.
3.3.2 Amar desde la espiritualidad
Siguiendo con Claudio “no se puede tener devoción sin un credo”. Para acompañar el sentimiento de lo divino hace falta cierta fe. La música nos hace resonar con este amor con lo sagrado y lo sublime. Es una muleta que viene muy bien para entrar en estos terrenos. Por aquí conviene mirarnos con cuidado nuestro narcisismo (aunque no sea muy evidente), y si, cuando nos relacionamos con los demás, les tratamos con cierto desprecio (o no). Conviene auto-observarnos en el día a día, para poder apreciar la belleza en el cada pequeña cosa y, a la vez, poder mirar hacía arriba y conectarnos con nuestro mundo más espiritual. Para ello, tendremos que pararnos y darnos tiempo de mirar hacia dentro. Si no encontramos la divinidad que todos tenemos bien escondida, la supuesta espiritualidad puede ser ficticia.
3.3.3 Buscar el WAU
En cambio, si experimentamos admiración, pensamos: «Qué impresionante lo que logró. Quizás pueda aprender de su enfoque». Nos conecta con la expresión de WUAU.
Este sentimiento nos inspira, fomentando la reflexión sobre nuestras fortalezas y oportunidades de mejora, sin despreciar nuestro propio camino.
Por ejemplo, si observamos que nuestro colega entrega trabajos impecables, podemos envidiar su eficiencia, sintiendo frustración, o admirarla, transformándola en una oportunidad para mejorar nuestra organización. Este cambio de perspectiva convierte la comparación dañina en un impulso de crecimiento.
Reconocer ambas polaridades nos permite explorar nuestros deseos sin que las comparaciones limiten nuestro potencial. Elegir admiración sobre envidia fomenta la conexión con los demás y nos recuerda que el éxito ajeno no resta valor al nuestro. Este equilibrio abre la puerta a un desarrollo más pleno y satisfactorio.
Y nada mejor que ver todo esto muy visualmente que ver la serie de Envidiosa de Netflix.
Este amor devocional que estamos viendo, también nos puede conectar con el mundo espiritual.
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«El amor es confianza en que al caer, unos brazos nos sostienen, es encarnar la paciencia para aceptar al otro y es danzar para acompasarse a los tiempos de los demás en sincronía.El amor es sentir la gratitud de compartir nuestro tiempo con aquellos que nos valoran por lo que somos en realidad. Es un altavoz de nuestro ser más auténtico, magnificado por la falta de juicio.El amor es la calma que nos sosiega de los vaivenes de la vida, ese lugar sagrado al que volver para ser acogidos en nuestra vulnerabilidad más hermosa.El amor es abrir nuestro corazón al cambio, a lo desconocido, a lo nuevo, a lo trasgresor, y a aquello de lo que nunca nos habíamos sentido capaces de hacer.» Musgö

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desarrollamos con detalle estos tres puntos.
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2 Los eneatipos en la TRIADA ADMIRATIVA: 5, 6, 1
Según Claudio Naranjo, seis se sitúa como el más admirativo de los admirativos; aunque ,en nuestra opinión, tendría una sería competencia con el cinco. Los avariciosos de sí mismos, en principio, tienen de segundo amor el erótico. Mientras que el uno complementa la triada con admirativo de primer amor y tendrían de amor menos presente el erótico.
El problema de los seis es que tienen a ver la vida desde su angustia vital y buscan desesperadamente la seguridad. Así, ven las relaciones en forma de jerarquía y, normalmente, necesitan un jefe al que admirar y, desde ahí, vivir en la segunda fila.
Los cinco también tienden a idealizar a unos pocos referentes que encumbran y luego no tienen demasiada mirada para el común de los mortales.
De hecho, a estos tres eneatipos que hacen la triada admirativa, les sienta muy bien conectarse con lo placentero y salir de su habitual rigidez. En los iracundos es donde más se ve su falta de flexibilidad y suelen cuadrar bien con el carácter rígido obsesivo de la bioenergética.

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Como vemos, esta nueva mirada del amor y los enatipos es muy interesante, aunque en algunos puntos a nosotros nos puedan asomar ciertas dudas.
«El amor es la única forma de captar a otro ser humano en el núcleo más íntimo de su personalidad. Nadie puede tomar conciencia de la esencia misma de otro ser humano a menos que lo ame. Gracias a su amor, puede ver los rasgos y características esenciales». Viktor E. Frankl
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3 Descripción de los eneatipos ADMIRATIVOS en el amor.
ENEATIPO 5: El amor aislado / el desamor.
-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:
“Si me ven me abandonarán”.
-Motivación esencial en el amor:
Entregarse generosamente al otro.
-Perturbaciones en el amor (creencia limitante):
En el amor no quieren agobios. Valoran su independencia por encima de todo. Recordamos que la pasión del cinco no es tanto la avaricia en sí misma, como la avaricia de sí mismos. Con ello, se van a su cueva y, aunque en el fondo sí tengan ganas de amar y ser amados, ellos mismo se lo ponen muy difícil. A mayor aislamiento, menos probabilidades de entrar en contacto con otras personas; así que, aunque sólo sea por probabilidades, menos oportunidades de que les pase algo en terrenos amorosos.
Hemos conocido a varios cincos que, aunque sí están comprometidos con su pareja, prefieren tener relaciones a distancia. Tardan mucho en dar el paso de irse a vivir en pareja y cuando lo dan, evidentemente, no siempre les resulta sencillo. Se podría decir que, a diferencia de los sietes -que no quieren comprometerse-, ellos sí que quieren. Quieren pero sólo pueden comprometerse un poco. Es decir, están sólo para una persona, pero al 50%. Necesitan quedarse mucho para ellos y ahí es donde se ve su desapego del otro casi patológico.

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ENEATIPO 6: El amor angustiado / el amor sumiso y paternalista.
-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:
“Si confío en el otro, me traicionará. Tengo miedo al abandono.”
-Motivación esencial en el amor:
Abrir su corazón en canal y sin miedo a las consecuencias.
-Perturbaciones en el amor (creencia limitante):
En el amor suelen ser personas leales y comprometidas. Les cuesta abrirse en canal, pero las ganas las tienen. A diferencia del cinco, no están tan en su cueva; con lo cual, tienen más oportunidades de que les surjan historias. Eso sí, dar el primer paso siempre le va a costar, a no ser que lo vea muy claro o estemos hablando del subtipo contrafóbico. Ponen el foco en las relaciones y se las toman muy en serio; pero, aunque sean muy fieles, en el fondo no hay una entrega auténtica. Así, en el amor, por supuesto, siguen buscando la tan ansiada seguridad. El seis tendrá problemas con la libertad y los límites. Los suyos y los de su pareja. Pueden ser muy exigentes, posesivos y celosos.
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ENEATIPO 1: El amor perfecto / el amor superior.
-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:
“Si no soy perfecto, no me querrán. NO me puedo equivocar”.
-Motivación esencial en el amor:
Amar desde la calma y la fluidez.
Perturbaciones en el amor (creencia limitante):
Los unos, en general, son gente que les cuesta bajar a la emoción y mostrarse en pareja desde la parte más tierna y delicada. Incluso si son chicas es muy probable que se animen a llevar el rol más masculino dentro de la pareja. Como ell@s saben lo que hay que hacer, no se preocupan de consultar a su pareja posibles planes. Se los traen ya organizados para que el otro tan sólo tenga que sumarse a su «maravillosa idea». Si se le cuestiona estos planes, el eneatipo uno ya comienza a sentirse atacado. En la convivencia del día a día, es una persona que genera mucha tensión porque cada cosa ha de estar en su sitio. El sitio que, por lo que sea, él ha decidido. Todo esto, más allá del cansancio que le produce a él mismo, agota a quién intenta convivir con él. Son personas normalmente fieles que no les va una relación sin compromiso. De hecho, suelen ir a tope en pareja; pero, les cuesta salir de la monotonía. En un momento dado, les puede venir muy bien darse algún permiso y no ser tan correctos. Quizás tengan ganas y deseo de «devorar» a su pareja, pero se contienen las ganas por miedo a no hacer lo que moralmente se supone que toca. Es como si vivieran un poco castrados.

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Autores del post:
Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó (Haiki)
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Los tres amores de Claudio Naranjo (y su relación con los eneatipos).
Los Eneatipos y el sexo

“El amor es parte de nuestra esencia, que se encuentra aprisionada por nuestra personalidad o ego, de modo que para recuperar nuestro potencial amoroso debemos liberar a nuestro ser verdadero de los condicionamientos infantiles defensivos que son parte de nuestra personalidad. En un lenguaje alternativo, podemos decir que para llegar al amor necesitamos trascender las limitaciones de nuestro ego y sus emociones destructivas. Pero ¿cómo? Para decirlo en una palabra: a través del autoconocimiento. Pues conocerse es ya un primer paso hacia mirarse desde fuera, que es desidentificarnos de lo que estamos mirando; y ya que el autoconocimiento transforma nuestra relación con nuestras emociones podemos hablar de autoconocimiento transformador.» Claudio Naranjo
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