amor admirativo

EL AMOR ADMIRATIVO según la teoría de los TRES AMORES de CLAUDIO NARANJO

Este tipo de amor tiene que ver con la figura cultural de lo paterno; con el aprecio y con el respeto.

También, con la autoridad interna que podamos tener introyectada. La admiración no es dionisica ni generosa; es otra cosa y los griegos la llamaban philia.

Los héroes clásicos morían por un ideal. Por un “algo” más grande que ellos que les conectaba con este tipo de amor.

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EL AMOR ADMIRATIVO según la teoría de los TRES AMORES

1 ¿Qué es el amor ADMIRATIVO?

1 Dirigir la mirada

La etimología de la palabra ADMIRACIÓN proviene del latín ‘admiratĭo’(admirado). La partícula ‘ad’ alude a dirigir la vista hacia aquello que causa asombro, por su superioridad, como puede ser una idea, un maestro o una referencia intelectual.

Lo que se admira, se diferencia de lo común, pues es de una categoría más elevada.

Aquello que despierta la admiración varía según cada individuo. La naturaleza puede provocar gran admiración a unos y a otros dejar más indiferentes. La capacidad que tengamos de «dirigir nuestra mirada» hacia personas o cosas admirables también se puede entrenar.

La crítica y la envidia están en las antípodas de esta cualidad de la admiración.

El amor devocional o admirativo, como los otros dos, también tiene sus peligros.

Para comenzar, hay mucha gente que no ve como algo positivo el reconocer la grandeza del otro. Arrodillarnos ante un otro igual a nosotros es demasiado para mucha gente. De hecho, hay demasiadas creencias limitantes que nos lo impiden. La escena de Cristo lavando los pies a sus apóstoles nos podría servir de guía. Cuanto más grandes de verdad seamos, mayor debiera ser nuestra vocación de servicio. Y servir, implica salirnos del habitual juicio sobre el otro y reconocer todos sus dones.

2 Reconocer la grandeza del otro; pero, no idealizar demasiado.

Según Claudio Naranjo: “El amor-admiración, a su vez, es raíz de excesos comparables cuando el nomos o norma moral amorosa se transforma en legalismo autoritario. Por más que se hable de amor a Dios o a la patria, en realidad se habla en el nombre del amor con la voz de la obligación. Alimentan tal amor obligatorio los movimientos sociales y las ansias individuales de poder. Tan notorias como los excesos sociales del amor-recibir, el amor-dar y el amor- admiración son, naturalmente, las insuficiencias”.

El eneatipo que más claro tiene el amor admirativo es el uno y ello está genial hasta que se obsesionan con sus ganas de salvar al mundo. Más allá de su neurosis, su pasión por la verdad y el bien común les conecta con este amor.

Sin embargo, algunos eneatipos como el ocho, no son capaces de mirar más allá de ellos mismos. Dar un paso en este sentido es como un mundo para ellos.

Este tipo de personas y otros eneatipos como el siete no social o el dos necesitan poner más el foco en el sentido de la reverencia. De asumir que hay alguién por encima de ellos. De aprender a ponerse de rodillas, mirar hacia arriba y reconocer la grandeza del otro. 

Aquí los peligros vendrían por el lado de la idealización excesiva. Hay que gente que tiende a encumbrar al otro de manera excesiva. Lo mismo que en el proceso de enamoramiento es común no querer ver al otro al completo y solo se aprecia lo positivo, lo mismo pasa cuando en nuestra vida ha habido demasiados «gurús». A veces, puede ser tan solo una mirada idealizada por ejemplo de papá o de mamá y, con ello, alguien se puede pasar media vida siguiendo los pasos de sus progenitores sin parar a sentir cuál es, realmente, su camino. 

Desde ahí, desde el exceso de amor devocional, es fácil llegar al concepto de secta y de cómo muchas personas se auto-anulan para encumbrar un ídolo con pies de barro. 

 

Muchas veces hay un fina línea que separa el compararse y estar en la envidia con el quedar presa de la inspiración y enchufarse a la admiración. Es ahí donde nos interesa estar. Reconociendo nuestra valía y maravillándonos con el otro.

3 Mirar hacia arriba

Quizás, algunos lo puedan hacer pero de manera muy selectiva y les conviene ampliar el abanico de personas a quien admirar. 

Otros confunden envidia con admiración. Creen que admiran, pero en el fondo están deseando lo del otro y no hay un verdadero amor en la mirada.

Lo admirativo, cuando está en su sitio, no solo tiene que ver con el otro, también tiene que ver con el más allá; con el mundo espiritual. Abrir la puerta al misterio, a lo infinito, en muchos casos es un gran primer paso. La mente racional y cuadriculada es muy limitada y, desde ahí, no podemos quitarnos de en medio. Necesitamos sentirnos atravesar por algo que no conocemos ni entendemos en su totalidad. Así, nos sentiremos pequeños y desde esa pequeñez, curiosamente, nos sentiremos más grandes que nunca al formar parte de un todo inabarcable. Determinados tipos de meditación, ayudan a transitar este camino. También, determinadas músicas son un vehículo excelente para ello.

Claudio Naranjo en los SAT usaba muchos tipos de música clásicas para ello. Entre ellas, el bolero de Ravel. 

 

Siguiendo con Claudio “no se puede tener devoción sin un credo”.

Para acompañar el sentimiento de lo divino hace falta cierta fe.

La música nos hace resonar con este amor con lo sagrado y lo sublime. Es una muleta que viene muy bien para entrar en estos terrenos.

Por aquí conviene mirarnos con cuidado nuestro narcisismo (aunque no sea muy evidente), y si, cuando nos relacionamos con los demás, les tratamos con cierto desprecio (o no).

Conviene auto-observarnos en el día a día, para poder apreciar la belleza en el cada pequeña cosa y, a la vez, poder mirar hacía arriba y conectarnos con nuestro mundo más espiritual. Para ello, tendremos que pararnos y darnos tiempo de mirar hacia dentro. Si no encontramos la divinidad que todos tenemos bien escondida, la supuesta espiritualidad puede ser ficticia.

La tendencia “secreta” de varios eneatipos de jugar a ser igual o más que la autoridad. De no reconocerse, en el papel de alumnos y apreciar lo bueno que hay en los maestros. Y los maestros están por todos lados. Si miramos con mirada humilde, los encontraremos en nuestros hijos, en el tendero de la esquina o incluso en este familiar que siempre hemos despreciado.

En cada persona hay algo de grandeza y muchas veces nos negamos a admitirla. Se necesita cultivar el sentido de lo que el otro sí vale; dejar de poner el foco en lo que es mejorable y reconocer la grandeza. 

De hecho, hay un momento en que, gracias al trabajo personal, podemos pasar de ver maestros incluso en personas que nos complican la vida. Una persona cercana puede ser, por ejemplo, muy controladora o invasiva y podemos comenzar a verla como el maestro que necesitamos para aprender a poner los límites que, por lo que sea, no hemos sabido poner de manera natural. Gracias a este entrenamiento, podemos cambiar la relación con esta persona y lo que es más importante, estar bien preparado para salir al mundo con nuestros límites mucho mejor situados.

«El amor es confianza en que al caer, unos brazos nos sostienen, es encarnar la paciencia para aceptar al otro y es danzar para acompasarse a los tiempos de los demás en sincronía.El amor es sentir la gratitud de compartir nuestro tiempo con aquellos que nos valoran por lo que somos en realidad. Es un altavoz de nuestro ser más auténtico, magnificado por la falta de juicio.El amor es la calma que nos sosiega de los vaivenes de la vida, ese lugar sagrado al que volver para ser acogidos en nuestra vulnerabilidad más hermosa.El amor es abrir nuestro corazón al cambio, a lo desconocido, a lo nuevo, a lo trasgresor, y a aquello de lo que nunca nos habíamos sentido capaces de hacer.» Musgö

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Formación de EneagrAMA en el AMOR

2 Los eneatipos en la TRIADA ADMIRATIVA: 5, 6, 1

Según Claudio Naranjo, seis se sitúa como el más admirativo de los admirativos; aunque ,en nuestra opinión, tendría una sería competencia con el cinco. Los avariciosos de sí mismos, en principio, tienen de segundo amor el erótico. Mientras que el uno complementa la triada con admirativo de primer amor y tendrían de amor menos presente el erótico.

El problema de los seis es que tienen a ver la vida desde su angustia vital y buscan desesperadamente la seguridad. Así, ven las relaciones en forma de jerarquía y, normalmente, necesitan un jefe al que admirar y, desde ahí, vivir en la segunda fila.

Los cinco también tienden a idealizar a unos pocos referentes que encumbran y luego no tienen demasiada mirada para el común de los mortales.

De hecho, a estos tres eneatipos que hacen la triada admirativa, les sienta muy bien conectarse con lo placentero y salir de su habitual rigidez. En los iracundos es donde más se ve su falta de flexibilidad y suelen cuadrar bien con el carácter rígido obsesivo de la bioenergética.

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Como vemos, esta nueva mirada del amor y los enatipos es muy interesante, aunque en algunos puntos a nosotros nos puedan asomar ciertas dudas.

«El amor es la única forma de captar a otro ser humano en el núcleo más íntimo de su personalidad. Nadie puede tomar conciencia de la esencia misma de otro ser humano a menos que lo ame. Gracias a su amor, puede ver los rasgos y características esenciales». Viktor E. Frankl

3 Descripción de los eneatipos ADMIRATIVOS en el amor.

ENEATIPO 5: El amor aislado / el desamor.

-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:

“Si me ven me abandonarán”.

-Motivación esencial en el amor:

Entregarse generosamente al otro.

-Perturbaciones en el amor (creencia limitante):

En el amor no quieren agobios. Valoran su independencia por encima de todo. Recordamos que la pasión del cinco no es tanto la avaricia en sí misma, como la avaricia de sí mismos. Con ello, se van a su cueva y, aunque en el fondo sí tengan ganas de amar y ser amados, ellos mismo se lo ponen muy difícil. A mayor aislamiento,  menos probabilidades de entrar en contacto con otras personas; así que, aunque sólo sea por probabilidades, menos oportunidades de que les pase algo en terrenos amorosos.

Hemos conocido a varios cincos que, aunque sí están comprometidos con su pareja, prefieren tener relaciones a distancia.  Tardan mucho en dar el paso de irse a vivir en pareja y cuando lo dan, evidentemente, no siempre les resulta sencillo. Se podría decir que, a diferencia de los sietes -que no quieren comprometerse-,  ellos sí que quieren. Quieren pero sólo pueden comprometerse un poco. Es decir, están sólo para una persona, pero al 50%. Necesitan quedarse mucho para ellos y ahí es donde se ve su desapego del otro casi patológico.

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ENEATIPO 6: El amor angustiado / el amor sumiso y paternalista.

-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:

“Si confío en el otro, me traicionará. Tengo miedo al abandono.”

-Motivación esencial en el amor:

Abrir su corazón en canal y sin miedo a las consecuencias.

-Perturbaciones en el amor (creencia limitante):

En el amor suelen ser personas leales y comprometidas. Les cuesta abrirse en canal, pero las ganas las tienen. A diferencia del cinco, no están tan en su cueva; con lo cual, tienen más oportunidades de que les surjan historias. Eso sí, dar el primer paso siempre le va a costar, a no ser que lo vea muy claro o estemos hablando del subtipo contrafóbico.  Ponen el foco en las relaciones y se las toman muy en serio; pero, aunque sean muy fieles, en el fondo no hay una entrega auténtica. Así, en el amor, por supuesto, siguen buscando la tan ansiada seguridad. El seis tendrá problemas con la libertad y los límites. Los suyos y los de su pareja. Pueden ser muy exigentes, posesivos y celosos. 

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ENEATIPO 1: El amor perfecto / el amor superior.

-Motivación Egoica (Miedo básico) en el amor:

“Si no soy perfecto, no me querrán. NO me puedo equivocar”.

-Motivación esencial en el amor:

Amar desde la calma y la fluidez.

Perturbaciones en el amor (creencia limitante):

Los unos, en general, son gente que les cuesta bajar a la emoción y mostrarse en pareja desde la parte más tierna y delicada. Incluso si son chicas es muy probable que se animen a llevar el rol más masculino dentro de la pareja. Como ell@s saben lo que hay que hacer, no se preocupan de consultar a su pareja posibles planes. Se los traen ya organizados para que el otro tan sólo tenga que sumarse a su «maravillosa idea». Si se le cuestiona estos planes, el eneatipo uno ya comienza a sentirse atacado. En la convivencia del día a día, es una persona que genera mucha tensión porque cada cosa ha de estar en su sitio. El sitio que, por lo que sea, él ha decidido. Todo esto, más allá del cansancio que le produce a él mismo, agota a quién intenta convivir con él. Son personas normalmente fieles que no les va una relación sin compromiso. De hecho, suelen ir a tope en pareja; pero, les cuesta salir de la monotonía. En un momento dado, les puede venir muy bien darse algún permiso y no ser tan correctos. Quizás tengan ganas y deseo de «devorar» a su pareja, pero se contienen las ganas por miedo a no hacer lo que moralmente se supone que toca. Es como si vivieran un poco castrados. 

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EL AMOR ADMIRATIVO según la teoría de los TRES AMORES

Autores del post:

Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó (Haiki)

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“El amor es parte de nuestra esencia, que se encuentra aprisionada por nuestra personalidad o ego, de modo que para recuperar nuestro potencial amoroso debemos liberar a nuestro ser verdadero de los condicionamientos infantiles defensivos que son parte de nuestra personalidad. En un lenguaje alternativo, podemos decir que para llegar al amor necesitamos trascender las limitaciones de nuestro ego y sus emociones destructivas. Pero ¿cómo? Para decirlo en una palabra: a través del autoconocimiento. Pues conocerse es ya un primer paso hacia mirarse desde fuera, que es desidentificarnos de lo que estamos mirando; y ya que el autoconocimiento transforma nuestra relación con nuestras emociones podemos hablar de autoconocimiento transformador.» Claudio Naranjo

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