Cada eneatipo se relaciona con otros dos de manera directa. Esto significa que por momentos o por situaciones, hay ciertas tendencias de estos otros dos eneatipos que son adaptadas por el eneatipo principal. Por ejemplo un SIETE tendrá tendencia a tomar lo mejor y lo peor de un UNO y también le pasa lo mismo con el CINCO.
Es un tema complejo y que no todos los autores lo ven de la misma forma.
De hecho, durante mucho años, en la mayoría de las explicaciones, había una dirección en las flechas. Pero, en nuestra opinión, tienen más sentido darle una vuelta (literal) al tema. ¿Nos acompañas?
Pero antes de darnos una vuelta por el tema de manera más concreta, es importante recalcar que en varios libros, blogs y libros, veréis que se explica el tema con la idea de integración y desintegración o centramiento y descentramiento. Por ejemplo, Concha Moreno (ver aquí) y Ana Céres en este vídeo.
Otras visiones, con las cuales estamos más de acuerdo, hablan de que cada eneatipo puede tomar lo mejor y lo peor de los dos eneatipos con los que se conectan. En este sentido, podéis ver el vídeo de Isabel Salama (ver aquí) y la conversación entre German Benavides y Uranio Paez, Fundador y director de Chestnut Paes (ver aquí).
Así, podemos ir viendo uno a uno, cada eneatipo en relación con los que se conecta según las líneas del símbolo del eneagrama.
Si vamos con el dos y su conexción con el cuatro y el ocho, tendremos algo así:
LAS FLECHAS DEL ENEATIPO DOS
Los doses pueden cuatrear de lo lindo y entrar en la energía más deprimida del eneatipo ENVIDIOSO. Los orgullosos no siempre están arriba. Viven en una montaña rusa y muchas veces, también ellos se conectan con el sufrimiento y se comparan por los bajines.
A su vez, el dos, sobre todo el sexual y social, se nos puede ir a por la parte más violenta del eneatipo ocho. De esta forma, pasan de ser gente que aparentemente se preocupa mucho por el otro a ser como una especie de tiranos. Además, pueden pasar de 0 a 100 en milisegundo, sobre todo si su estado de neurosis está un poco más alto de lo habitual.
Por contra, el camino de salvación del eneatipo dos pasa por integrar lo mejor del ocho y del cuatro.
Muchas veces, vemos al ocho como un ser tosco y prepotente que lleva el orgullo de los doses a su máxima esencia. Pero, evidentemente, esto no es cierto, o no lo es siempre. Las doses pueden aprender de los ochos mucho de autonomía. En este caso la autonomía de no necesitar estar siempre en la conquista y estar plenamente satisfechas con ellas mismas. A partir de ahí, ya no entran en el amor desde la necesidad.
Por otro lado, de quien pueden aprender mucho es de las cuatros. En principio suele haber un pique entre ambos subtipos. Las doses ven a las cuatro como unas quejicas que están siempre en la envidia. Sin embargo, cuando la dos se baja del pedestal y se muestra también con sus miserias es cuando da un paso de gigante para poder relacionarse con el otro. Además, el antídoto perfecto para el orgullo es la humildad y las cuatro si algo tienen es eso: un saber estar en el mundo sin necesidad de pisar al otro.
Por aquí va el camino de sanación de eneatipo dos. Un eneatipo con un potencial enorme, siempre y cuando abandone su prepotencia inicial y se convierta en uno / una más. Decir adiós al narcisismo no es fácil, pero siempre es un buen plan para eneatipos como el siete, el ocho, el tres y, por supuesto, el dos.
Para ver todas las conexiones ve a nuestro post: