Hace muchos años que descubrimos a Gonzalo Morán en su estupendo blog de Pobre niño pijo –todo un referente para quienes nos interesa el mundo del eneagrama–.
Así que, como podéis imaginar, es para nosotros un honor que Gonzalo se haya animado a contestar a nuestras preguntas y compartir, a corazón abierto, parte de su camino en nuestro blog del Haiki.
1_ ¿Qué es para ti la auténtica felicidad?
¡Wow! Autentica Felicidad. Me queda grande el concepto. Yo primero me preguntaría si existe la Felicidad, así a secas. Para eso, uno debería haber llegado a ser feliz “auténticamente” y yo todavía no llegué a experimentar esa sensación (salvo un ratito en un Monasterio Budista en Sri Lanka, hace algunos años, que tuve una sensación de paz y conexión que jamás había sentido).
Después de mucho tiempo de guiarme por una idea errónea de la felicidad -que incluía un buen pasar, un mejor amor y el reconocimiento de la gente- hoy por hoy, después de mucho camino andado -o mejor dicho, ”desandado”- en esto de auto-conocerme, mi idea de la felicidad tiene que ver más que nada con alcanzar la paz, la serenidad y la armonía interior, que siempre me fueron tan esquivas, vencer el desasosiego y la desesperanza, que a veces me asaltan cuando las cosas no salen como yo las planeé; la felicidad también implica sentirme pleno , autentico y libre y sobre todo, conectado, en el sentido de “estar presente”.
Ya no necesito tantos fuegos artificiales. Ahora, trato de encontrar la felicidad en cosas simples y pequeñas: un atardecer frente al mar, compartir momentos de calidad con mis amigos, caminar por la playa, leer un buen libro, dar talleres, disfrutar de hacer el amor sin pensar en mi performance y, sobre todo, escribir, que es algo que me llena y me encanta. En síntesis, cosas simples.
Para mí, la auténtica felicidad bien podría definirse como el Hygge de los daneses.
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1-11 septiembre 2020.
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2_ ¿Cómo ha sido tu camino de crecimiento personal? ¿Cuáles han sido las herramientas que más te han servido y por qué?
Mi camino de crecimiento personal comenzó de muy joven, ya que fui a terapia desde pequeño lo cual despertó en mí un gran interés por las relaciones humanas y por saber quién era yo; siempre estuve buscándome a mí mismo, aunque en lugares equivocados y usando a los demás como espejo. Para mí, la respuesta siempre estaba afuera.
Durante mucho tiempo fui un “yonki” del desarrollo personal, probando todas las técnicas que te puedas imaginar, tratando de encontrar algo que llenara mi vacío interior, al cual yo no quería mirar mucho, pero que sabía que estaba ahí; la angustia de este vacío existencial a su vez me arrastraba -como mecanismo de compensación- a una vida frívola, mundana y superficial (aunque yo me creía muy profundo), donde el dolor y la tristeza se tapaban con adicción al trabajo, mucho sexo y alcohol. Los “males de amor”, sobre todo, me empujaban a un abismo para el cual el único paliativo que encontraba era la desconexión de mí mismo, que me ayudaba a no sentir. Tenía tanto miedo a que lastimaran mi corazón, que durante mucho tiempo fingí no tener uno.
Así, anduve hasta que se cruzaron dos cosas bisagras en mi vida: la primera fue el Counseling y el Enfoque Centrado en la Persona de Carl Rogers. La carrera me “atravesó” literalmente, me enseñó lo que eran la Empatía, la aceptación incondicional y la congruencia, que no sólo deberían ser las tres actitudes básicas de cualquier terapeuta, sino de todo ser humano. Empecé a dejar de mirarme el ombligo (y el ombligo de mis amantes) y a interesarme más por lo que le pasaba a la gente; aprendí a escucharme y a escuchar a los demás y, sobre todo, a preguntarme “¿Qué me pasa con lo que me pasa?” que es la pregunta básica del Counseling.
En síntesis, el Counseling me hizo más humano.
La otra experiencia bisagra en mi camino de desarrollo personal fue el Eneagrama, el cual podría decir que llegó a mi vida “de casualidad”, a través de un mail. Era la primera vez que el Programa SAT se hacía en Argentina (estamos hablando de unos 15 años atrás) y para mí fue un camino de no retorno; desde que conocí el Eneagrama, me mantuve firme en él, y lo uso tanto para mi desarrollo personal así como una herramienta para ayudar a otros.
El proceso SAT fue, realmente, una experiencia poderosa; creo que en esos años atravesé mis demonios internos más profundos (aunque estoy convencido de que uno jamás deja de atravesarlos), quemándome en el fuego de mis miserias.
Además del ECP, el Eneagrama y la psicoterapia individual, otras herramientas importantes que me han servido mucho en mi camino de desarrollo han sido principalmente el Teatro Terapéutico Gestáltico, la Gestalt, las Constelaciones Familiares, la Meditación (con la que todavía me peleo, aunque es muy necesaria), el Movimiento Expresivo (y el baile en sí, para mi bailar es una de las cosas más terapéuticas que existe) y la respiración consciente.
Y por supuesto, escribir, mi terapia favorita.
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3_ Si nos centramos en el eneagrama, ¿cuál dirías que es su mayor potencial? Te animarías a contarnos en qué eneatipo te sitúas y qué es lo que más te identifica con él.
Considero el Eneagrama como una herramienta poderosísima que tiene la fuerza de una bomba nuclear y, por eso, es que me enoja muchísimo ver cómo se lo bastardea; yo siempre hablo en mi Blog del “Eneagrama Azucarado”, para referirme a ese Eneagrama light, bajas calorías, muy New Age, que llama a los Cuatro “Los Románticos” o a los Dos “Los Ayudadores” y que cree que ser 7 es super guay. Si bien no soy un terapeuta SAT, mis raíces son “sateras naranjianas” y estoy orgulloso de ellas. Siempre recuerdo la primera frase que le escuché decir a Claudio en un SAT: “Para llegar al cielo hay que pasar por el infierno”. Es triste ver profesores de Eneagrama -muchos de ellos exitosos y que convocan mucha gente- que ni siquiera han tenido lo que Claudio llama “caída del Ego”. Yo creo que no se puede transmitir el Eneagrama si uno no atravesó el lado oscuro de su alma y se quemó en el fuego abrasador de sus demonios internos. Por eso, soy defensor de la Escuela SAT a muerte, porque enseña un “Eneagrama vivo”.
Respecto a mi carácter, me sitúo en el Eneatipo 3 subtipo Sexual con el Auto-Conservación pisándole los talones. Tengo mucho de ambos pero siempre el tema de gustar, de caer bien, de ser visto como maravilloso, de la seducción histérica y de la búsqueda del amor ideal (que dicho sea de paso, no existe) primó sobre la seguridad material y la asertividad.
El camino de la identificación no fue fácil: primero me (mal) identifiqué como un E7; luego pasé al E2. Totalmente perdido y desesperanzado, fue finalmente gracias a Suzy Stroke y a mis compañeros de camino -muchos de los cuales sí veían mi 3- que pude encontrar mi verdadero ego.
Verme como un E3 fue muy duro. Sobre todo, porque yo me consideraba una persona autentica, honesta y que no me importaba mucho lo que pensaran los demás. Mi personaje estaba tan bien armado y, sobre todo, tan bien actuado, que hasta yo me lo creí. Fue un choque muy fuerte darme cuenta que siempre había vivido pendiente de la mirada ajena, haciendo lo que “se esperaba de mí”, que el reconocimiento de la gente era mi gasolina, que mi foco de referencia eran los demás y que, si el otro no me veía, simplemente no existía. Fue muy duro “conectar con mi desconexión”.
Me cayó la ficha de mi necesidad neurótica de brillar, destacarme, ser el centro, pero tampoco sin que se note mucho, de una manera sibilina; vi mi necesidad de “encandilar” a la gente con mis “maravillosas cualidades” ya desde mi más tierna infancia.
También, esa pasión obsesiva por agradar y caer bien. Y al que no lograba caerle bien, simplemente lo aniquilaba con indiferencia y frialdad. Salieron a flote sentimientos que ni sabía que tenía -o, mejor dicho, que mantenía a raya- como la tristeza, la vergüenza, el desamparo, la envidia, y, sobre todo, mucha furia reprimida.
A su vez, pude darme cuenta de que mi fachada estaba compuesta por una aparente seguridad en mí mismo que ocultaba mucha inseguridad, una apariencia intimidante que disimulaba mucha timidez, fragilidad y vulnerabilidad, un combo de simpatía y carisma que disfrazaba una frialdad defensiva y una orientación al brillo y al logro que silenciaban una frágil autoestima y una endeble valoración de mí mismo. Recuerdo mi frase cuando terminé el primer SAT: “Soy como un Huevo de Pascua barato, lleno de merengue, colores y glaseado por fuera y totalmente hueco y vacío por dentro”.
Aprendí a escuchar mi cuerpo, a bajar los decibeles y ser más tranquilo, a preguntarme qué estoy sintiendo realmente, conectarme con las verdaderas emociones y no con las que “queda bien sentir”, o poner una sonrisa forzada cuando en realidad quiero “matar” a alguien; aprendí a ser más amoroso, más demostrativo, expresando lo malo al igual que lo bueno, lo oscuro al igual que lo luminoso. A no esconderme detrás de mi imagen “inventada” y a ser más auténtico.
Igualmente, con mucho esfuerzo, aprendí que tengo que confiar más en la sabiduría del universo y dejarme fluir; que lo más importante es enfocarse en el proceso y no en el resultado; aprendí a aceptar que las cosas están bien como están, que uno no lo puede controlar y manipular todo, cosa que me cuesta mucho. Y que “si sucede, conviene”… y si no sucede, también está bien; que no le puedo gustar a todo el mundo y que si a alguien que me gusta no le gusto, o no me ama como yo le amo, no es el fin del mundo.
Pero, sobre todo, aprendí que tengo que encontrar y sentir la felicidad dentro de mí, yo que siempre estuve con la mirada puesta en el afuera.
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Acerca de Gonzalo Morán:
Soy Counselor formado en el ECP (Enfoque Centrado en la Persona), Terapeuta, Eneagramista, Grupalista, bloguero y proyecto de escritor, entre otras cosas.
Nacido y criado en Argentina, hace un par de años sentí la necesidad de hacer un Turning Point en mi vida y me vine a España, a comenzar una nueva vida, así que aquí estoy, empezando de cero una vez más y luchando contra los (y las) Dementores que se me cruzan en el camino.
Escribo hace muchos años un Blog de Eneagrama y Cultura Pop , “Pobre Niño Pijo”(www.pobreniniopijo.blogspot.com), que es “mi hijo”, donde hago ,entre otras cosas, análisis de los 27 subtipos del Eneagrama a través de personajes de mis series favoritas (y las de otros, también).
Una cosa puedo decir a mi favor: con mi blog, puse mi vanidad, mi frivolidad y mi superficialidad al servicio del Eneagrama ?
Gonzalo Moran Counseling y Eneagrama
https://www.facebook.com/GonzaloMoranCounseling
Editores de la entrevista: Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó (Haiki)
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* Sobre Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó (Haiki):
Desde hace más de cinco años, nos dedicamos a ayudar a otros compañeros a tener una buena Identidad Digital, aumentar su visibilidad online y, en consecuencia, tener más oportunidades laborales. En el 2009 desembarcamos en la red y, desde entonces, no hemos dejado de formarnos y disfrutar de este maravilloso mundo.
Aunque de profesión original somos arquitectos, nuestro día a día se sustenta en tres pilares: la propia arquitectura, la Identidad Digital (talleres offline + cursos online) y nuestro “mundo Haiki” (Gestalt, Sat, yoga, crianza consciente, artes marciales…).
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