Como bien sabéis, una de las claves del pensamiento de Claudio Naranjo, es la trinidad que va desde los tres cerebros, hasta los tres amores, pasando por los tres centros del eneagrama.
En paralelo a este pensamiento, también habla mucho de la importancia de dar el papel que le corresponde al instinto, en contraposición a tanta cabeza (arma arrojadiza de la sociedad patriarcal). Por ello, es bonito ver cómo Claudio une el mundo griego con el oriental, a través de los dioses Shiva y Dionisio, ambos conectados con nuestra parte más animal e instintiva.
Así que, si os interesa el tema, seguro que os ¡gustará la entrada de hoy!
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“(…) cuando Alejandro Magno atravesó Afganistán y llegó a la India con sus tropas, los iniciados en los misterios de Dionisio que viajaban con él se encontraron con los iniciados de Shiva y se saludaron y reconocieron como hermanos, pues les resultaba claro que eran seguidores de un mismo camino. Se trataba de una religión de lo natural, tanto en la naturaleza como en la mente; una religión que reconoce la sacralidad de la vida tal como es y en la que podemos reconocer el sello del espíritu matrístico de épocas anteriores.
“(…) me conformaré con expresar mi convicción de que en su origen el patriarcado fue más un asunto de poder político que uno de evolución de la conciencia, y que si queremos entenderlo en términos de conciencia, debemos verlo como la esencia de aquello que el lenguaje mitológico describe como una caída -pues la arqueología nos dice que con él comenzaron las guerras de la injusticia social-. Es claro, para los especialistas, que la religión patriarcal estuvo al servicio del estado, y me parece igualmente claro que una vez que la opresión de las mujeres se hizo realidad, los valores matrísticos -la vida, la fertilidad y la solidaridad tribal- quedaron subordinados a los de la trascendencia y eclipsado con los ideales guerreros y ascéticos. Así, cuando triunfó la religión del cielo, en su nombre fue prohibida la religión de la tierra y no integradas la valoración de la trascendencia y la inmanencia.”
Extracto de Por una espiritualidad integral
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“(…) Uno visualiza algo y luego se convierte en ello. Uno contempla alguna representación arquetípica –de la vida- y luego la absorbe dentro de su propio ser –uno de convierte en Dionisio, Shiva, uno bodhisattava, o lo que sea-. Este acto de convertirse en uno con el material arquetípico, Fritz lo transformó en el acto de convertirse en uno con su cuerpo, convertirse en uno con su mano, con sus lágrimas, con su voz, y su sí mismo soñado: UNO MISMO”.
Extracto de La dimensión espiritual de la psicoterapia
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“(…) Como Shiva en Oriente, también Dionisio es un dios que baila; y un dios que canta, y el dios del teatro -en suma de la expresividad-. Y el teatro, las tragedias griegas, era un acto religioso en que se representaba indirectamente la tragedia de Dionisio, reiterada en la tragedia de cada uno de los héroes clásicos. Porque el viaje del héroe es siempre el mismo, y muere siempre el héroe en cierto modo “crucificado”, aunque las circunstancias de la tragedia sean diferentes. Edipo por su crimen se ciega a sí mismo, pero también termina bendiciendo al pueblo ateniense que lo acogió. Aunque cada uno de los héroes presenta una tragedia particular, puede intuirse la misma situación tras todas las tragedias, en tanto que todas ellas nos hacen sentir la grandeza humana al estimular nuestra empatía para con el hombre que sufre injustamente. Es un poco cruel eso de que necesitemos de tragedias para que nuestro corazón se abra a los seres extraordinarios que de otro modo rechazaríamos; pero el hecho es que somos así: necesitamos de la crucifixión para poder acercarnos a Cristo.
(…) La embriaguez es apasionamiento, Dionisio es el dios de la pasión y de la expresión, de ahí el teatro. Y el camino dionisíaco es uno de ir con las pasiones que lleva a conocerlas a través de su loca exageración y a dejarlas atrás a través de su expresión indulgente. El camino apolineo es el contrario: el conocimiento en él se obtiene desde la distancia y desde la oposición. El mito nos dice que Apolo era un dios muy violento, que varias veces compitió con su padre Zeus, y que por ello fue castigado. En una de estas ocasiones, fue mandado a ofrecerse como sirviente de un rey en una tierra lejana. Es claro que, siendo excesivamente arrogante, impetuoso y dominante, debía aprender a ser humilde, servicial y controlado.
Y el secreto de la disciplina es el mismo secreto de la conciencia: “ve claro quien ve desde lejos”, como dice Lao Tze. La claridad se asocia a la desidentificación.”
Extracto de Aspecto espiritual de la psicoterapia y el nuevo chamanismo
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Editores del post: Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó (Haiki)
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Buenas tardes, ya me he suscripto, me han llegado emails pero en ninguno está adjunto «en busca del yo real..» Me lo podrian adjuntar? Gracias
Te lo hemos enviado vía correo.
!Ya nos contarás qué tal!!
Hola buen día, toda esta información como su enfoque y detalle me parece muy interesante.. Y me gustsria mucho saber mas del grupo.
Este es mi correo Dess362@hotmail.com
Saludos
Namaste