LOS TRES AMORES Y LOS TRES CEREBROS DE CLAUDIO NARANJO

Esperamos que esta pequeña recapitulación sea de vuestro interés.

“(…) Me parece que el eros es el amor de nuestro yo animal, que vive a través de nuestro niño interior que busca la felicidad; prefiere el placer al dolor y necesita libertad.

Obviamente, la compasión y las formas más cotidianas de la empatía benevolente constituyen nuestro aspecto materno, que es voluntad de satisfacer las necesidades de un prójimo.

El amor admirativo, en cambio, que valora el respeto al otro, y para quien la veneración se acompaña de un inclinarse, se desarrolla en el niño ante el padre, a quien toma por modelo y sigue, y en relación a quien aprende la adoración de lo divino y la devoción a ideales.”

“(…) Estamos dotados de un cerebro reptiliano, que es el más primitivo y podemos llamar instintivo.

Luego hemos desarrollado esa parte del cerebro llamado “cerebro medio” o sistema límbico, que hemos heredado de los mamíferos, junto a la maternidad y al amor materno; y en el amor materno podemos reconocer la raíz biológica del amor al prójimo pues se trata de una relación en que un individuo percibe al otro y se comporta hacia tal otro como hacia “un otro yo” más que hacia un extraño -y es a este otro que no es propiamente un otro que llamamos un “tu”-. Lo que los santos y las distintas tradiciones espirituales tienen de especial es que han logrado desarrollar esta cualidad del amor materno hasta su límite extremo, haciéndolo universal o incondicional. Por último, hay esa parte del cerebro propiamente humana: el neocortex, íntimamente asociada a la función intelectual, que nos hace homo sapiens”

Extracto de Por una espiritualidad Integral

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Autores del post: Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó (Haiki)

 

 

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